sábado, 18 de octubre de 2025

No dejemos ganar a los tiranos

Fuente: Blog de Javier Madrazo

16/10/2025

Vivimos tiempos cada día más complejos, en los que las amenazas se imponen a las esperanzas. El pesimismo es hoy un sentimiento generalizado que, con frecuencia, nos invade y son muchas las razones para ello. El temor a una escalada bélica cobra fuerza, la economía apunta a una nueva crisis mundial, el cambio climático está descontrolado, el estado del bienestar, tal y como lo hemos conocido, está amenazado, una parte importante de la ciudadanía ha perdido la confianza en la democracia y el auge de la extrema derecha es una realidad incuestionable, que suma apoyos, especialmente, entre las personas más jóvenes. La incertidumbre ha venido para quedarse y el miedo nos atenaza. Los discursos y mensajes que nos llegan responden, en su mayoría, a voces totalitarias, que aspiran a controlar el mundo. Quieren sustituir el derecho y los organismos internacionales por la única ley de la fuerza.

Resulta obvio concluir que Europa ha perdido fuerza e influencia en un escenario global, en el que Estados Unidos está gobernado por un empresario corrupto, sin ningún respeto al orden constitucional, capaz de someter las instituciones a sus caprichos y tiranía, y una alianza estratégica China-Rusia, que ejerce de contrapeso, pero con ambición de imponer también sus dictados y su fuerza, amparándose en su capacidad militar y en el sometimiento de una población sin derechos y sin libertades. Las tensiones y el clima de confrontación son cada vez más alarmantes y se suceden las provocaciones, sin descartar incluso el uso de las armas; una tercera guerra mundial, impensable hasta ahora, está sobre la mesa como si ésta fuera una opción y somos muchas las personas que ansiamos recuperar argumentos que hablen de diálogo y paz.

En este contexto, que sólo beneficia a la expansión del ideario más ultraliberal y fascista, es imprescindible insistir en valores y principios que históricamente ha defendido y representado la Unión Europea desde su mismo nacimiento . Cohesionar un relato compartido, que transmita confianza y seguridad a la sociedad, y afianzar un liderazgo comprometido con la democracia, los derechos humanos, el estado de bienestar y la convivencia constituyen una prioridad ineludible. A la vista del momento que vivimos, es evidente, que no podemos delegar esta responsabilidad sólo en los partidos políticos y representantes institucionales. La ciudadanía debe reactivar su conciencia crítica y su capacidad de movilización y presión en defensa de las ideas y aspiraciones conquistadas en el pasado y que ahora están siendo cuestionadas cuando no negadas.

Quienes crecimos en los últimos años de la dictadura en España y soñábamos en nuestra juventud con ser parte de una Europa, que imaginábamos democrática y abanderada del progreso, la libertad, la igualdad y la solidaridad con otros pueblos y culturas, tenemos cincuenta años más tarde la obligación moral con las nuevas generaciones de intentar recuperar aquellos ideales y demostrarles que en sus manos está construir un mundo mejor, más humano y habitable. Sólo lo lograremos si nos empeñamos en librarnos de los males que nos atenazan como sociedad: el individualismo, el consumismo compulsivo y la apatía por la que nos hemos dejado llevar en los últimos tiempos. Sobrevivimos en una burbuja de aislamiento, resignación y sálvese quién pueda, que nos convierte en presa fácil para el auge de déspotas y tiranos, todos hombres, qué casualidad, que terminarán por llevarnos al abismo si antes no logramos frenarlos.

Les sobra testosterona y les falta racionalidad y humanidad. Su poder se basa en la imposición de regímenes autocráticos y la persecución, cuando no la aniquilación, de quien piensa distinto. No toleran la disidencia y su voluntad es imponer su hegemonía en el mundo. Se perciben a sí mismos como invencibles y quieren que sepamos que no les temblará el pulso en ningún momento en su ambición por ser los dueños del universo. Europa ni puede ni debe resignarse ante semejantes dictadores, por muchas que sean sus provocaciones. El futuro pasa no por un rearme militar sino por un rearme ético. Europa, y su ciudadanía, han de recuperar las señas de identidad que les hicieron ser un referente moral por los valores y principios de los que nos hemos sentido tan orgullosas y orgullosos. El reto pasa por profundizar en la democracia no por recortarla; no toca limitar derechos sino ampliarlos. La defensa de un medio ambiente sano y sostenible es el camino; reivindicar el feminismo como antídoto ante un machismo creciente que gana adhesiones entre las nuevas generaciones; increíble, pero cierto; reconocer la aportación de la inmigración al empleo, la economía y el enriquecimiento cultural, huyendo de las posiciones más racistas y xenófobas; potenciar los servicios públicos y no cuestionarlos como si fueran un lastre en lugar de una garantía para la igualdad y los cuidados.

Europa ha cometido errores graves y tiene aún grandes grietas y carencias, que debemos denunciar y subsanar. Tenemos que consolidar una Europa alternativa y distinta, que sea un modelo de resistencia frente a la barbarie, la fragmentación y el choque de trenes al que nos quieren conducir Trump, Putin y Xi Jinping. No podemos dejar que ganen los tiranos. Europa, con todos sus fallos, derivas y debates pendientes, está llamada a enarbolar la bandera de aquellos valores compartidos, que tanto nos ha costado construir: la dignidad humana, el estado de derecho y la separación de poderes, el respeto a todas las culturas y a las minorías, y el compromiso con la paz, la convivencia y la tolerancia.

Es imprescindible revitalizar y articular la movilización social en los ámbitos locales e internacionales. En favor de la Democracia, la Paz y el Medio Ambiente. Ante la pasividad, cuando no complicidad, de muchos gobiernos europeos, resulta un motivo de esperanza, tal como se ha visto en la reciente Vuelta Ciclista a España, o con la Flotilla Global Sumud, la creciente indignación popular, frente al genocidio y la masacre perpetrada por el gobierno de Israel, con total impunidad, contra el pueblo palestino. 

Hoy más que nunca es la hora de una ciudadanía consciente y responsable que ejerza el pensamiento crítico. Este será nuestro mejor escudo frente al poder de los autócratas que apuestan por la confrontación y la hostilidad, cuando no la guerra. Nos estamos jugando el futuro y la supervivencia de la humanidad.

 JAVIER MADRAZO LAVÍN

 Bilbao, a 16 de Octubre de 2025

 

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