“Quiero que me oigan decirlo: ¡estoy con ustedes!”, ha animado el Papa a los participantes en el V Encuentro Mundial de los Movimientos Populares
Fuente: Vida Nueva Digital
Por Elena Magariños
23/10/2025
El Papa ha recibido hoy en audiencia a los participantes en el V Encuentro Mundial de los Movimientos Populares. Y, en su discurso, León XIV ha reafirmado el compromiso de la Iglesia con los pobres y los excluidos, retomando el camino iniciado por Francisco.
“Es la primera vez que tengo la alegría de encontrarme con ustedes, continuando el diálogo iniciado por el papa Francisco”, comenzó el Pontífice en el Aula Pablo VI, subrayando la dimensión profética de estos movimientos en un mundo “marcado por problemas de diversa índole”.
El Papa explicó que eligió su nombre inspirado en León XIII y su encíclica Rerum Novarum: “Ciertamente hay ‘cosas nuevas’ en el mundo, pero solemos mirarlas desde el centro, pensando en la inteligencia artificial o la robótica. Hoy quiero mirarlas desde la periferia, con ustedes”.
Asimismo, ha recordado que, hace más de una década, Francisco había definido la bandera de los movimientos con tres palabras: tierra, techo y trabajo. “Reafirmo que la tierra, el techo y el trabajo son derechos sagrados por los que vale la pena luchar. Quiero que me oigan decirlo: ¡estoy con ustedes! ¡Estoy con ustedes!”, ha exclamado León XIV.
Además, el Papa ha contrapuesto las “cosas nuevas” del poder —vehículos autónomos, criptomonedas o moda tecnológica— con las verdaderas “novedades” que nacen desde los márgenes: “Su compromiso no se limita a la protesta, sino que busca soluciones concretas. No gritan por desesperación, sino por deseo: son poetas sociales”. Asimismo, ha pedido una Iglesia que acompañe, sirva y se arriesgue: “La Iglesia debe estar con ustedes: una Iglesia pobre para los pobres, una Iglesia que se inclina, que asume riesgos, valiente, profética y alegre”.
Acompañar la luchas
En su reflexión sobre las “viejas injusticias en el nuevo mundo”, León XIV advirtió sobre el riesgo de que el progreso se convierta en idolatría del beneficio: “Las dinámicas del progreso deben gestionarse desde una ética de la responsabilidad, situando al ser humano y su desarrollo integral en el centro”. Ha denunciado también la “globalización de la impotencia”, pidiendo reemplazarla por “una cultura de la reconciliación y del compromiso”.
El Papa ha alertado de las nuevas formas de exclusión, que ya no se limitan al trabajo o al salario, sino que son “el rostro contemporáneo de la injusticia social”: “La falta de tierra, alimentos, vivienda y trabajo digno coexiste con el acceso a las nuevas tecnologías. Se satisfacen las necesidades sofisticadas, pero se descuidan las fundamentales”.
Asimismo, el pontífice habló también del impacto de las “novedades tecnológicas” sobre los más pobres, desde el extractivismo del litio y el coltán hasta la crisis climática o las migraciones forzadas, denunciando la violencia, la desigualdad y el desprecio institucional: “Cuando se abusa de los migrantes vulnerables, no se ejerce la soberanía, se cometen crímenes de Estado”. Frente a ello, el Papa ha reivindicado el papel de los movimientos como “campeones de la humanidad, testigos de la justicia y poetas de la solidaridad”.
Al final de su discurso, León XIV recordó que los pobres están en el centro del Evangelio y que “la Iglesia debe acompañar las luchas justas por la tierra, el techo y el trabajo”. “Así como la Iglesia acompañó la formación de los sindicatos, hoy debe acompañar a los movimientos populares. Sus semillas de amor, pequeñas como las de mostaza, pueden crecer en un mundo más humano para todos”. “Que Dios les conceda el valor de una profecía evangélica, la perseverancia en la lucha, la esperanza en el corazón y la creatividad poética”, ha finalizado León XIV.

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