viernes, 6 de junio de 2025

El Vaticano y los obispos franceses siguen de cerca una multitudinaria peregrinación tradicionalista de Pentecostés

Celebrará la misa tridentina el obispo auxiliar de Astaná (Kazajistán), Athanasius Schneider, conocido por su oposición al pontificado de Francisco

Fuente:   Vida Nueva Digital

Por    La Croix

05/06/2025

 

Una multitud récord, una vez más. Se espera que cerca de 19.000 personas viajen de París a Chartres para la 43.ª Peregrinación de Notre-Dame de Chrétienté durante el fin de semana de Pentecostés, del 7 al 9 de junio.

La peregrinación, donde se celebra la Misa Tridentina (de espaldas al pueblo, en latín y según los misales vigentes antes del Concilio Vaticano II), es una de las más importantes del mundo tradicionalista europeo y ha sido objeto de atención por parte de las autoridades romanas durante varios años.

Este año, la Misa del Domingo de Pentecostés será celebrada por Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astaná (Kazajistán), conocido en los últimos años por sus posturas opuestas al papa Francisco.

El seguimiento del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, que La Croix reveló el 4 de diciembre de 2024, se centró en dos puntos específicos: la petición -por parte de los organizadores- de celebrar la misa y hacer confesiones solo en la antigua forma del rito, y la ausencia de autorización expresa de Roma para estas celebraciones.

En este contexto, el Dicasterio envió el 8 de abril varios recordatorios sobre las normas que rigen la celebración de las misas preconciliares. Estos recordatorios, en los que el Dicasterio reafirma que “solo el obispo diocesano” tiene autoridad en materia litúrgica en su diócesis, fueron transmitidos a todo el Episcopado francés por Dominique Lebrun, arzobispo de Rouen, y Vincent Jordy, arzobispo de Tours, ambos responsables de la supervisión de las comunidades tradicionalistas.

Por lo tanto, “es de su exclusiva competencia autorizar el uso del ‘Missale Romanum’ de 1962 en su diócesis, siguiendo las instrucciones de la Sede Apostólica”, aclaran los dos arzobispos en esta carta fechada el 6 de mayo.

“Una organización, secular o eclesiástica, puede ciertamente convocar y organizar una peregrinación, pero no tiene autoridad respecto a la liturgia”, agregan. Una referencia directa a las condiciones establecidas por la asociación Notre-Dame de Chrétienté, que exige a los sacerdotes que acompañan a los peregrinos en sus viajes celebrar la misa únicamente según el ‘Vetus ordo’.

“A todos los sacerdotes se les debe ofrecer la posibilidad real de celebrar la Misa según el Misal Romano renovado por decreto del Santo Concilio Ecuménico Vaticano II”, declararon en su carta los dos arzobispos encargados del tema.

 

El papel del obispo de Chartres

La autorización fue otorgada este año por el obispo de Chartres, Philippe Christory, quien declaró que “rechazo rotundamente el derecho que se otorga a prohibir a los sacerdotes que participan en la peregrinación celebrar la Misa y la confesión según la forma actual del rito romano”.

Por su parte, la asociación Notre-Dame de Chrétienté confirmó un diálogo con el obispo de Chartres y la celebración de misas según los antiguos misales. Christory “sabe cuánto impulsan el rito tridentino y la pedagogía tradicional nuestra peregrinación y cuántas gracias recibimos de ella”, explicó por escrito a La Croix Philippe Darantière, presidente de la asociación.

Este rito se seguirá celebrando diariamente durante la peregrinación, en particular la misa de Pentecostés y la misa de clausura en la catedral de Chartres, donde Christory pronunciará la homilía de nuevo este año.

 

Entre la misa y el rugby

Respecto a la posibilidad de reservar espacios para las misas según los misales vigentes, “su solicitud se refiere únicamente a las misas privadas celebradas por sacerdotes en el territorio de la Diócesis de Chartres los lunes”, añade Darantière, precisando que nunca ha recibido ninguna solicitud en este sentido: “No es propio del espíritu de los sacerdotes que nos acompañan cuestionar la orientación litúrgica de la peregrinación; su espíritu es de unidad, no de protesta”.

Aunque esta posibilidad debería afectar solo, según el presidente de Notre-Dame de Chrétienté, a un número muy marginal de sacerdotes, constituye un símbolo de apertura, pues el Vaticano y los obispos franceses reafirman así la excepción concedida al rito tridentino en relación con la liturgia vigente en la Iglesia.

“¿Cree usted que un jugador de rugby que pasa un fin de semana con amigos aficionados al fútbol les obligaría a jugar en su campo aplicando las reglas del rugby? ¿O jugaría al fútbol para estar con los demás?”, se pregunta.

 

El sacramento de la reconciliación

Además de la misa, el sacramento de la reconciliación, administrado durante la peregrinación, está recibiendo no menos atención. “Contrariamente a lo solicitado por la organización de la peregrinación (…), durante la misma, todos los sacerdotes celebrarán el sacramento de la penitencia según el ritual reformado por el Concilio”, indican Jordy y Lebrun en la carta.

Esto concuerda con el ‘motu proprio’ ‘Traditionis custodes’, publicado por el papa Francisco en 2021, y la ‘responsa ad dubia’, dada a conocer poco después, que estipulaba que el uso del ritual (libro litúrgico utilizado para las confesiones) estaba reservado exclusivamente a las parroquias atendidas por comunidades que celebraban el rito tridentino.

“Christory también permite el uso del antiguo ritual para el sacramento de la penitencia en la carta que me envió. Por lo tanto, esta cuestión no se plantea”, dice Darantière.

El presidente de Notre-Dame de Chrétienté ve en estas directivas emitidas por el Episcopado francés “una aplicación nueva y algo inusual de las restricciones contenidas en ‘Traditionis Custodes’, cuando el pontificado ha cambiado”.

Al igual que muchos fieles del rito tridentino, Darantière espera un cambio en la postura del Vaticano sobre la liturgia: “Estamos convencidos, sobre todo, de que la coexistencia de diferentes formas del rito es posible, e incluso necesaria, para fortalecer la unidad de una Iglesia, que necesita estar unida en los tiempos difíciles que atraviesa y que el mundo está experimentando”.


*Artículo original publicado en La Croix, ‘partner’ en francés de Vida Nueva

 

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