BONN - Durante las últimas dos semanas, las mujeres han estado tomando las calles en Irán con un coraje que desafía a la muerte, escribe Claudia Auffenberg. Pero el régimen no puede pensar en otra cosa que en aporrearlas. Para Auffenberg, toda un señal de la situación de la mujer en el mundo.
Fuente: Katholisch.de
Por Claudia Auffenberg
28/09/2022
Era solo un video de teléfono celular tembloroso y, sin embargo, con poder icónico: una mujer vestida de blanco baila alrededor del fuego, se quita el velo y lo arroja, otras mujeres hacen lo mismo. Estas fotos fueron tomadas hace unos días en Irán. Así es como me imagino la escena del libro del Éxodo: Después de ser rescatada, Miriam y todas las mujeres bailan en el Mar Rojo y cantan el cántico de liberación: ¡Cantad un cántico al SEÑOR, / porque él es grande y sublime! / Arrojó al mar al caballo y al jinete.
Durante las últimas dos semanas, las mujeres en Irán han estado saliendo a las calles con un coraje que desafía a la muerte para protestar contra el hecho de ser obligadas a usar un velo. Muchos hombres ahora se han unido a ellas. Lo único que se le ocurre al régimen es aporrear brutalmente las manifestaciones. Desde entonces ha habido más de 50 muertes. ¿Y por qué todo esto? Porque una joven se metió en problemas con la brigada antivicio. Llevaba el pañuelo demasiado suelto, el cabello era visible. Esto es algo terriblemente banal y ridículo y uno se sorprende de que los hombres en el poder no se den cuenta de ello, sino que prefieran atacar obstinadamente. Si no fuera tan horrible, te podrías reír, pero no es un comportamiento para reírse sino para llorar.
Las mujeres no siempre son atacadas de forma tan brutal como en Irán o Afganistán, también lo pueden ser de manera más sutil. Pero parece ser un fenómeno mundial que las mujeres todavía sigan siendo humilladas, oprimidas, marginadas, privadas de sus oportunidades, no tomadas en serio solo porque son mujeres.
¿Sabeis qué me gustaría preguntarles a los hombres con un poder tan brutal?, ¿cuál es vuestro problema?
La autora: Claudia Auffenberg es editora en jefe de la revista de la diócesis de Paderborn Der Dom.
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