jueves, 27 de octubre de 2022

Psicópatas, relativistas, políticos y otros

La alteración cognitiva no los lleva necesariamente a hacer el mal. Pero todos actúan en su propio beneficio

Fuente:   Diario Vasco

MANUEL J. TELLO

26/10/2022


Desgraciadamente, en la enseñanza obligatoria, la asignatura de lengua y literatura también ha perdido contenido. Una de las consecuencias es la utilización de las palabras sin conocer, con suficiente amplitud, su significado. En estos momentos hay una de esas palabras-concepto, psicópata, que está de moda. Esto es debido a que, como cita Francisco Ansón en su último libro ('Signos de los tiempos'), hace unos años se creía que la mayor parte de los psicópatas estaban en la cárcel (psicópatas sin éxito) pero, actualmente, se sabe que una gran mayoría están presentes fuera de la cárcel, en cualquier ámbito. Así los tenemos en el académico, la investigación, el mundo empresarial, artístico... y, una gran mayoría, en el ámbito político. Una parte de todos ellos se podrían denominar psicópatas con éxito.

Entre los resultados de los grandes proyectos de investigación sobre el cerebro (por ejemplo el proyecto 'Brain' de EE UU, con un presupuesto de 6.000 millones de euros), parece ya claro que existen diferencias apreciables, estructurales y biológicas, entre un cerebro normal y el de un psicópata. Algo que es posible detectar con un PET, aparato que utiliza la tomografía por emisión de positrones.

Veamos, recurriendo de nuevo a Francisco Ansón, algunas características del psicópata. Lo primero es aclarar que la gran mayoría de los psicópatas, como muchos creían hace unos años, no son asesinos en serie. Su alteración cognitiva no los lleva, necesariamente, a hacer el mal. Sin embargo, todos, con independencia del ámbito al que pertenezcan, actúan en su propio beneficio. Para conseguirlo, los psicópatas no solo realizan acciones sin tener en cuenta los daños sobre terceros, tienen una tendencia patológica a mentir sin escrúpulos, a romper promesas, a no obedecer leyes y normas morales pues, para ellos, es bueno aquello que les beneficia.

Los psicópatas solo tienen como límite la ley, por ello intentan burlarla y, si tienen poder, cambiarla. Incluso consideran que los límites éticos son una debilidad de los demás y, por tanto, actúan a su favor. Estas y otras características podrían llevarnos a pensar que el psicópata es inconsciente. Sin embargo, es todo lo contrario. Conoce muy bien si sus acciones son delictivas o inmorales, si perjudican a terceros o si arruinan la vida a otros. Está suficientemente demostrado que planea inteligentemente sus acciones para su propio beneficio. En muchos casos el psicópata añade, a sus características propias, el relativismo. Con él, a todas sus características incorpora dos negaciones. La existencia de la verdad, válida para la mayoría de los ciudadanos, y la existencia de convicciones con el fin de no respetarlas. Esto hace que el diálogo se vuelva imposible, sobre todo cuando se juntan Clos tres relativismos (lingüístico, cultural y moral) con el perfil psicopatológico. Algunas veces se oyen voces, de los propios psicópatas o de otros, lo cual es más grave, que asimilan el relativismo con la tolerancia. Hay que tener cuidado, ya que ambos son conceptos completamente diferentes.

El psicópata no es nunca tolerante, pero puede parecerlo. No debemos olvidar que el relativismo junto con la psicopatía conducen a imponer otro término que puso de moda una de las dos ideologías políticas dominantes: 'lo políticamente correcto'. Planteamiento que puede llegar a posiciones coercitivas, incluso sobre lo que es opinable. Un ejemplo extremo lo tenemos cuando desde el poder los psicópatas intentan introducir limitaciones a los medios de comunicación.

Este recordatorio sobre el significado de las palabras nos permitirá, si miramos a nuestro entorno, analizar si tenemos psicópatas en la dirección del país o en otros ámbitos. El ejercicio merece la pena intelectualmente, aunque quizás sea, además de inútil, decepcionante. Sin embargo sugiere la necesidad de un PET para ser político.

 

 

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