sábado, 5 de octubre de 2024

Latina: las unidades de colaboración entre parroquias

Fuente:   SettimanaNews

Por   Mariano Crociata

03/10/2024

 

Una nueva organización pastoral afectará a la diócesis de Latina-Terracina-Sezze-Priverno. Así lo anunció Mons. Mariano Crociata en su  Carta a los ministros ordenados y a todos los fieles  con quienes el pasado 14 de septiembre presentó las «Unidades de colaboración entre parroquias» (UCP), indicando los motivos de la elección y ofreciendo algunas indicaciones para darle forma. La elección, que sigue a una fase de discernimiento, agrupará las 81 parroquias actuales presentes en la diócesis en dieciséis "unidades de colaboración", que "no sustituyen a las parroquias individuales y especialmente a las foranias" en sus responsabilidades canónicas. «Debemos aprender una nueva manera de ser Iglesia: no la manera de prestar servicios religiosos, según la cual hay quienes los prestan y quienes los consumen, sino la manera de quienes se ayudan unos a otros implicándose y prestándose su propia pequeña o gran colaboración de forma ordenada y armoniosa." Por tanto, las UCP deberían "enseñar a vivir y trabajar juntos", un estilo que implica la "voluntad de apertura y acogida, la reducción de barreras, la voluntad de dialogar y superar malentendidos". Retomamos a continuación la carta de Mons. Cruzada.

 

Queridos hermanos y hermanas,

Desde hace unos meses hemos iniciado la reflexión sobre lo que he llamado  Unidades de Colaboración entre parroquias . Ahora, al inicio de la nueva pastoral y después de haber definido la composición territorial de las  Unidades  en las que se distribuyen las parroquias de la Diócesis, siento la necesidad de dejar por escrito algunas  motivaciones e indicaciones  para el lanzamiento de esta nueva modalidad de acción pastoral.

 

Motivaciones

Las motivaciones involucran preocupaciones organizativas y necesidades eclesiales y pastorales. La identidad de la Iglesia, como siempre, debe manifestarse e implementarse de acuerdo con las necesidades específicas de nosotros que vivimos en este tiempo.

La Iglesia está llamada a ser cada vez más ella misma, es decir, comunidad en comunión, cuerpo de Cristo que camina en la historia como pueblo de Dios. En ella se combina la estructura jerárquica con la dignidad propia de cada bautizado. conformidad con el sacerdocio común de todos los fieles que postula y a cuyo servicio se pone el ministerio ordenado.

En este sentido la Iglesia es  un sínodo, una comunidad de creyentes en Cristo llamados a caminar juntos. El redescubrimiento de esta dimensión profunda y constitutiva de la Iglesia nos desafía y nos urge a realizar lo que siempre hemos deseado y buscado: una Iglesia unida en comunión, esforzándose siempre por actuar en armonía, y por tanto en participación, colaboración, corresponsabilidad.

Si nos preocupa cómo afrontar la disminución de asistencia y de personas dedicadas a la vida de la comunidad eclesial, no es intentando reclutar a cualquier precio a alguien como encontraremos respuestas y soluciones. El Señor nos está diciendo que no debemos preocuparnos por los números sino por la calidad de nuestra fe y de nuestra vida eclesial.

Debemos aprender una nueva manera de ser Iglesia: no la manera de prestar servicios religiosos, según la cual hay quienes los brindan y quienes los consumen, sino la manera de quienes se ayudan unos a otros implicándose y prestándose la pequeña o grande colaboración de manera ordenada y armoniosa.

Las  unidades de colaboración entre parroquias  tienen ante todo el objetivo de introducir un nuevo estilo de vivir la parroquia, entendida no como una entidad cerrada en sí misma e impermeable a cualquier otra, sino como un sujeto comunitario que se abre, comunica, ofrece colaboración y acoge el apoyo y la ayuda donde y como sea posible. Quieren enseñar cómo vivir y trabajar juntos, y quieren enseñárselo a todos.

Por eso lo primero que piden no es la búsqueda de sistemas organizativos a los que confiar tareas, encontrar lugares de reconocimiento, reconstruir espacios vitales para defenderse de todo y de todos. Lo primero que se necesita es la voluntad de apertura y de acogida, la reducción de barreras, la voluntad de dialogar y superar malentendidos. Como debe ser al estilo de los discípulos de Jesús, que se distinguen de los demás por cuánto se aman.

 

Instrucciones

Los  instrucciones  surgen de estas motivaciones. En primer lugar,  las UCP  no reemplazan a las parroquias ni a las realidades parroquiales agrupadas (foráneas o unidades pastorales). Lo que el derecho canónico prevé para las parroquias no se ignora ni se distorsiona, sino que se relee y se aplica en el espíritu típico de la naturaleza de comunión de la Iglesia.

Las realidades foráneas ya desempeñan la función de coordinación de las parroquias que forman parte de ellas, sin embargo su actividad, que depende de una iniciativa que viene jerárquicamente desde arriba, realiza ordinariamente tareas de colaboración entre los párrocos. Además, en su mayoría tienen una gran extensión, siendo las primeras ramas de la Diócesis.

Las UCP  tienen un tamaño menor porque quieren posibilitar la colaboración entre parroquias más cercanas (dependiendo, por supuesto, de su ubicación y distribución en el territorio). Su actividad se caracteriza por surgir, por así decirlo, "desde abajo", es decir, del acuerdo de los párrocos y sus colaboradores con el objetivo de ayudarse mutuamente en los distintos sectores de la vida pastoral de la parroquias de forma ocasional o, preferentemente, estable.

Por ello, un paso previo será la elección entre los párrocos de un párroco referente, quien junto con los demás párrocos referentes compartirá con el obispo, o con uno de sus representantes, el camino emprendido o por emprender.

El primer paso consistirá en evaluar, entre los párrocos y posiblemente junto con algunos colaboradores (vicarios, diáconos y fieles laicos), la situación de cada parroquia, para identificar lo que está vigente y lo que falta. De hecho, las UCP no están diseñadas principalmente para promover actividades adicionales a las ordinarias de una parroquia, sino más bien para integrar a las parroquias entre sí en las actividades ordinarias que les corresponden institucionalmente.

Para ello, ya se han informado, a modo de ejemplo, de algunas actividades sobre las que se podría iniciar una verificación y colaboración, sin excluir la posibilidad de que se llame la atención sobre otras áreas. Tales son:

§  Escuela y experiencias de espiritualidad.

§  Pastoral juvenil y vocacional

§  Cáritas

§  familias y parejas

§  Programación de catequesis para niños y adultos

§  Acompañamiento y formación de catequistas, educadores y animadores

§  Actividades de verano para niños, jóvenes y adultos

 

No puede haber un programa único para el desarrollo concreto de la colaboración entre las distintas  UCP ; Cada uno tendrá que tomar sus propias decisiones y encontrar sus propios tiempos. Y no todos podrán hacer las mismas cosas. Por este motivo, será muy útil compartir las diversas experiencias, presentarlas y darlas a conocer, porque en ellas otras parroquias podrán encontrar inspiración para sus propias iniciativas.

 

Corresponsabilidad y conciencia eclesial

No podemos decir con precisión adónde conducirá todo esto. Ciertamente esperamos que en todas las parroquias se reaviven en la medida de lo posible todos los ámbitos de acción pastoral. Desde este punto de vista específico, puede ser útil que, en algunos campos menos dotados de experiencia y personal, se pueda implementar una actividad transversal entre todas las parroquias, mientras que para otros será bueno que cada parroquia continúe por el camino ya seguido.

Pero lo que debe crecer es el entrelazamiento y el encuentro de personas y colaboraciones, que hacen cada vez más viva cada parroquia y ayudan a cada una a ser cada vez más una comunidad de vida, es decir, una comunidad de creyentes que llevan su fe desde los muros de la iglesia al tejido ordinario de la vida diaria.

El objetivo adicional que la UCP  debe perseguir, siempre en un espíritu de comunión entre todos y de colaboración transversal con todos, es permitir a todas las parroquias progresar juntas, unidas y corresponsables, aunque no todas puedan tener un párroco.

Es necesario el crecimiento de la conciencia eclesial y de la colaboración pastoral de los laicos formados en la vida cristiana y posiblemente, para algunos, también en el ministerio, capaces de trabajar juntos, en igualdad de condiciones y en fraternidad, con todos, en la propia parroquia y en otras parroquias de la UCP .

La experiencia que así comience necesitará una verificación progresiva. La primera deberá realizarse aproximadamente después de un año, para que se puedan identificar límites y potencialidades, para un crecimiento cada vez mayor de nuestra Iglesia y de la fe de todos aquellos que se alimentan de la Palabra y de la Eucaristía en comunión y fraternidad con todos.

 

Latina, 14 de septiembre de 2024,  Exaltación de la Santa Cruz

 Mariano Crociata,
obispo de Latina-Terracina-Sezze-Priverno

 

 

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