jueves, 3 de octubre de 2024

Tucho Fernández anima a profundizar en “el perfil de mujeres con autoridad y poder reales en la Iglesia”, y avanzar en el diaconado femenino

Cobo presenta la revisión de la formación sacerdotal en perspectiva sinodal misionera

Fuente:      Religión Digital

Por   Luis Miguel Modino, enviado especial al Sínodo de la Sinodalidad

02/10/2024


Tucho Fernández

La Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal del Sínodo sobre la Sinodalidad ha comenzado repleta de intervenciones, que auguran un arduo trabajo a los 350 miembros del Sínodo, a los que se suman aquellos que forman parte de los diversos equipos de trabajo.

A la del presidente delegado de la primera jornada, el cardenal Carlos Aguiar, del Papa Francisco y del secretario del Sínodo de los Obispos, el cardenal Mario Grech, se ha sumado una larga intervención del relator general, el cardenal Jean-Claude Hollerich, que fue conduciendo los trabajos durante buena parte de la tarde, introduciendo las intervenciones de los relatores de los diez grupos de trabajo creados para abordar diversas cuestiones sobre la vida y misión de la Iglesia.

 

Discernir juntos hacia dónde dirigir la mirada

Hollerich partió de que “la Segunda Sesión no es una repetición, ni siquiera una mera continuación de la Primera, con respecto a la cual estamos llamados a dar un paso adelante”. El cardenal luxemburgués recordó que el objetivo de la Primera Sesión era mirar a los ojos del otro, en cuanto que en esta Segunda Sesión llama “a centrar nuestra mirada, o más bien a discernir juntos hacia dónde dirigirla, indicando posibles trayectorias de crecimiento por las que invitar a caminar a las Iglesias”. En esa perspectiva hizo ver que el Instrumentum laboris para la Segunda Sesión, “es diferente porque nuestra tarea es diferente”. En el de la Primera Sesión abundaban las preguntas, en cuanto ahora se llama “a dar y una clara invitación a centrar toda nuestra atención en una dirección”.

El relator general ha subrayado que “no se trata de un borrador del Documento final”, pues “corresponde a esta Asamblea indicar dónde hay que poner el acento o subrayar”, pero también “debatir sobre lo que hay que profundizar y reformular”. Diferencias entre los Instrumentum laboris que tiene que ver con los distintos métodos de trabajo en cada sesión, insistiendo en “dar más protagonismo a nuestros intercambios”. Un trabajo dividido en cuatro módulos, recordando igualmente los diez Grupos de Estudio establecidos por decisión del Santo Padre en febrero, pidiéndoles que trabajasen “según un método auténticamente sinodal”, y a quienes ha definido como compañeros de camino, interlocutores y como “el primer fruto concreto de nuestro trabajo”.

 

El puesto de la mujer en los espacios de decisión

Hollerich ha explicado brevemente las diversas partes del Instrumentum laboris y sus conexiones con los diez Grupos de Estudio, que han ido presentando a la asamblea el trabajo realizado en los últimos meses. Entre ellos cabe destacar la exposición del llamado Grupo número 5, que abordó “Algunas cuestiones teológicas y canónicas en torno a formas ministeriales específicas”. En su intervención, el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, cardenal Víctor Manuel Fernández, que dio a conocer el trabajo del grupo en el que se profundizó sobre “la cuestión del puesto de la mujer en la Iglesia y de su participación en los procesos decisionales en la guía de la comunidad”, un tema considerado muy urgente, abordando la cuestión del acceso de la mujer al diaconado.

Mostrando que todavía no cabe “una decisión positiva del Magisterio sobre el acceso de las mujeres al diaconado entendido como grado del Sacramento del Orden”, tampoco se niega la oportunidad de continuar el trabajo de profundización. En ese sentido, han analizado en profundidad “el perfil de algunas mujeres que, en la historia antigua y reciente de la Iglesia, han ejercido una autoridad y un poder reales en favor de la misión de la Iglesia”, destacando que “se trataba de un ‘ejercicio’ de poder y autoridad de gran valor y fecundidad para la vitalidad del pueblo de Dios”.

 

Redimensión del diaconado femenino

Desde ahí, Tucho Fernández, enfatizó que “se trata, pues, de completar una reflexión sobre la ampliación de la dimensión ministerial de la Iglesia, a la luz de su dimensión carismática, capaz de sugerir el reconocimiento de carismas o la institución de servicios eclesiales, no inmediatamente vinculados a la potestad sacramental, pero que encuentran sus raíces en los sacramentos del bautismo y de la confirmación”, citando una serie de mujeres de diversos momentos históricos, “que han contribuido de manera significativa a la vida del pueblo de Dios”, y al mismo tiempo “escuchar a aquellas mujeres que hoy ocupan puestos de liderazgo dentro del Pueblo de Dios, así como de las Iglesias a las que pertenecen”.

“A la luz de estos bellísimos testimonios la cuestión del acceso de la mujer al diaconado queda redimensionada, mientras del estudio en profundidad de su multiforme testimonio cristiano puede venir aquella ayuda hoy necesaria para imaginar nuevas formas de ministerialidad en grado de ‘ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia’”, dijo el cardenal argentino, recordando la Evangelii Gaudium.

 

Pensar la identidad sacerdotal a la luz de la sinodalidad

Otro elemento destacado es “la revisión de la Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis en una perspectiva sinodal misionera”, abordada por el llamado grupo número 4, que fue presentado por el arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo, y que sin duda es una piedra de toque para una Iglesia sinodal, dada la dificultad de parte del clero para vivir la sinodalidad. Del trabajo del grupo ha destacado “la oportunidad de reflexionar juntos en nuestra diversidad sobre la identidad sacerdotal, y aprender a pensarla y contemplarla desde la luz de la sinodalidad”.

Con diversos elementos han ido elaborando un pequeño mosaico, afirmó Cobo, surgiendo “algunas consideraciones generales y algunas propuestas creativas, que esperamos puedan preparar el camino del diálogo en la asamblea”. La primera valoración es que “la Ratio Fundamentalis está en proceso de recepción, necesita pistas claras y concretas para agilizar su desarrollo”, proponiendo como metodología, “elaborar un preámbulo que contenga las orientaciones de esta Asamblea Sinodal sobre el ministerio ordenado en una Iglesia sinodal y misionera, y pistas que ayuden a la implantación de la Ratio y a su seguimiento en cada lugar”.

El horizonte es “seguir ahondando en la identidad del ministerio ordenado en perspectiva sinodal misionera”, afirmando que bajo cada propuesta se escuchan “rutas comunes que suenan en el fondo al hablar de la formación en los seminarios”. Entre ellas, “el cimiento del discipulado misionero como eje de la formación, la necesidad de proponer y acompañar en la identidad a la misión y en la fidelidad a ella, la relación como manera de definir los diversos ministerios en la Iglesia y en el mismo ministerio ordenado, y la clave de la comunidad y el Pueblo de Dios como sujeto de la formación de los presbíteros”.

 

 

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