jueves, 12 de octubre de 2023

Párroco de Gaza: Ya son dos las llamadas del Papa, siempre está en contacto con nosotros

Gabriel Romanelli ha recibido dos llamadas del Pontífice desde el comienzo de la guerra para interesarse por lo que ocurre en la Franja, azotada por las incursiones israelíes tras los atentados terroristas de Hamás. No hay muertos ni heridos en la comunidad cristiana, que acoge a 150 familias desplazadas

Fuente:     El Confidencial

Por   Redacción Confidencial

11/10/2023


El régimen de Daniel Ortega ha incrementado la represión contra la Iglesia. En la imagen, policías asedian la iglesia San Miguel en Masaya, en septiembre de 2022. Foto: Tomada de redes

Al menos nueve personas ligadas a la Iglesia católica en el norte de Nicaragua permanecen bajo “ciudad por cárcel”, tras ser citadas por la Policía orteguista. Los feligreses están siendo investigados y para salir de sus respectivos municipios deben informar a la Policía, confirmaron diversas fuentes consultadas por CONFIDENCIAL. 

“Esta gente que han citado les han dicho que los tienen vigilados, que los están observando y que tengan mucho cuidado con lo que hacen, sin decirles una acusación formal o un delito formal como tal”, confirmó “Carlos”, una fuente cercana a la Iglesia.

En Jinotega las citas policiales iniciaron a mediados de septiembre, mientras que en Jalapa ocurrieron después que el régimen orteguista ejecutó una nueva escalada represiva contra la Iglesia católica, secuestrando seis sacerdotes en los primeros diez días de octubre. 

Los sacerdotes Julio Ricardo Norori, Iván Centeno, Álvaro Toledo, Yesner Pineda, pertenecientes a la Diócesis de Estelí; el padre Cristobal Gadea, de la Diócesis de Jinotega y el cura Ramón Angulo de la Diócesis de Bluefields, fueron detenidos por la Policía orteguista sin que hasta ahora se conozca su paradero y motivos. 

Esta ola de detenciones también implicó mayor vigilancia policial en torno a los templos de Ocotal, Jalapa, Madriz, Estelí y Jinotega. Asimismo, la intimidación contra los feligreses se ha agudizado. Después del arresto del padre Toledo, responsable de la parroquia Nuestra Señora de La Asunción en Ocotal, Salvador Paguaga y María Asunción Salgado, administradores de la página de Facebook del templo, fueron sacados de sus casas y apresados, indicó “María”, una fuente de la Iglesia. 

La Policía también detuvo a dos personas en Jalapa, después del secuestro del padre Centeno. Los afectados pertenecían a la feligresía organizada en la parroquia Inmaculada Concepción de María. Les indicaron que deben presentarse a firmar a la oficina policial una vez por semana y les impusieron “ciudad por cárcel”. Lo mismo ocurrió con los jinoteganos citados en septiembre, con la salvedad, que el periodo de presentación no es semanal, sino de 15 a 20 días, sostuvo “Carlos”.

Para él, lo que busca el régimen es intimidar a la feligresía católica para que se aleje de la Iglesia, una situación que podría lograr debido al incremento de la represión.

 

"Echan preso a un sacerdote y nadie alza la voz"

La diócesis de Estelí está integrada por 43 parroquias, que están bajo asedio policial. Algunos templos permanecen vigilados día y noche, mientras que otros durante unas horas. Esto provoca mucho temor y zozobra en la feligresía católica que teme que sus párrocos sean los siguientes en ser capturados por el régimen orteguista. 

Dentro de los grupos católicos existe desconfianza porque reconocen que hay infiltrados, fanáticos orteguistas, responsables de vigilar las eucaristías. Ese trabajo también está a cargo de paramilitares que asisten a misas como cualquier feligrés, pero cuyo único objetivo es evaluar la reflexión de los sacerdotes a partir del evangelio.  

El padre “Juan” fue asediado por meses, mientras estuvo al frente de una iglesia en el suroriente de Nicaragua. Desde el exilio recuerda que el asedio policial era directo. Los oficiales se colocaban en frente de la parroquia para intimidar y recordarle que lo estaban controlando. Y en más de una ocasión, los policías ingresaron a sus misas para grabarlo abiertamente. 

“Ellos también mandan a los sapos- fanáticos orteguistas-, se sientan con devoción, hombres y mujeres y están grabando desde su celular porque los mismos laicos los miran, y saben que están grabando al sacerdote en las homilías. Constantemente la Policía te rodea la casa cural porque sabe que ahí está el sacerdote. Eso hace mantener una situación de zozobra en el ambiente clerical porque los sacerdotes se sienten asediados, perseguidos, acosados y simplemente por ser la Iglesia”, denuncia.

Y continúa: “estamos solos y de repente echan preso a un sacerdote y nadie alza la voz por ese sacerdote. Los obispos mantienen su silencio y uno se siente solo. Me pasó esto -un apresamiento- ¿quién va a dar la cara por mí? Nadie”, se cuestiona el cura “Juan”. 

Con esta nueva embestida contra la Iglesia, asegura el sacerdote, el objetivo del régimen orteguista no es desaparecer a la Iglesia católica, sino callarla. Por esa razón quiere “erradicar” a todo aquel sacerdote que se mantiene firme en su convicción vocacional, que implica denunciar “todos aquellos actos que atentan contra la dignidad de los hijos de Dios”, expresó. 

 

Diócesis de Matagalpa y Estelí, las más atacadas en el norte 

La diócesis de Matagalpa y la diócesis de Estelí, ambas dirigidas por el obispo Rolando Álvarez, preso político del régimen orteguista y recluido en una celda de máxima seguridad, han sido las más atacadas por la dictadura en los últimos cinco años de la crisis sociopolítica. La primera registra 144 hostilidades y la segunda 52, sumando un total de 196 agresiones, sistematizadas en la IV entrega de la investigación Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?

Estos ataques se han intensificado en estas últimas semanas, confirmaron fuentes afines a la Iglesia. Seis sacerdotes de la diócesis de Estelí están apresados, mientras otros 16 religiosos de la diócesis de Matagalpa fueron obligados a salir del país; algunos de ellos se exiliaron por amenazas de cárcel. 

La ausencia de curas ha golpeado a las parroquias de Nueva Segovia, Madriz y Estelí, provocando que en algunas se modificaran los horarios de misa, priorizando los domingos. También los laicos y religiosas se han encargado de realizar la celebración de la palabra, sin eucaristía. Y aunque la diócesis de Jinotega, en el norte del país, es una de las menos atacadas frontalmente, no escapa a la vigilancia de policías y paramilitares.

 

 

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