Fuente: El Diario Vasco
JOAQUÍN Mª NEBREDA
DOCTOR EN DERECHO
Dos recientes artículos con referencias al Concierto Económico me invitan a hacer algunas precisiones, que no correcciones. El origen del Concierto está en Cánovas del Castillo (1878), que arrastró a negociar a los comisionados vascos, liberales, foralistas y liberal-foralistas, quienes llevaron las negociaciones hasta el quinto Concierto (1927). El nacionalismo no se interesó por la materia hasta el primer Concierto posconstitucional (1976-1981), a los olores del interés y de un Estado débil.
El Concierto era un régimen transitorio de integración de las provincias vascas en el régimen tributario general de España («(...) faltaba que cuantas manifestaciones tributarias se consignasen en los Presupuestos Generales del Estado (...) afectasen de igual modo a los naturales de aquel país (las provincias vascas) que al resto de españoles»). Al revisarse el tercer Concierto por el ministro de Hacienda Gamazo, en 1893, ya era patente que el Concierto había superado su razón transitoria y había mutado en privilegio, y lo hizo saber: «Anunció (...) su intención de proceder a su revisión, por entender que estas provincias se hallaban notablemente favorecidas por las cuotas que satisfacían al Estado (...) había advertido el mismo desequilibrio en la presión fiscal a favor de las provincias vascongadas y que nosotros hemos calculado en un 38%». Gamazo no consiguió su propósito, pero descubrió el pastel.
En la revisión del quinto Concierto (1925-1927), el ministro de Hacienda, Calvo Sotelo, expresó idéntico pesar ampliando la vigencia del Concierto hasta los 25 años (¡!). Tomo de Jaime I. del Burgo estas frases sobre el asunto: «(...) los datos que a mí me facilitaron los órganos técnicos del ministerio, al acusar una gran desigualdad entre el sacrificio tributario del País Vasco y del resto de España (...)» y «(...) de sus conversaciones dedujo (Calvo Sotelo) que la fórmula del Concierto económico no podía extenderse al resto de las provincias porque sería: a) la muerte del Concierto en las que ahora lo disfrutan a título de excepción; b) alternativamente, el caos de la economía nacional». En 1925 el Concierto seguía siendo un privilegio injusto, que a nadie más podía beneficiar sin originar el caos de la nación.
Gamazo y Calvo Sotelo pesaban mucho menos que los liberal-foralistas en la Corte. Se sabía, al menos desde 1893 y en 1925 se ratifica, que el Concierto era un privilegio que perjudicaba al resto de la nación. Y llega la revisión del Concierto de Álava y Navarra en 1976, en plena Transición, y ya no había liberal-foralistas, era el PNV quien pesaba en la Corte y naturalmente el privilegio continuaría. Me remito a mi libro 'Historia traicionada. Nación española y refutación del nacionalismo vasco', en el que detallo, entre otros aspectos, el proceso histórico del Concierto y sus antecedentes.
Reseño a algunos de los diversos autores que han denunciado la evidencia del privilegio y todos coinciden en que la causa del mal es el inadecuado cálculo del Cupo (opaco e insuficiente) y el ajuste a consumo del IVA. El Concierto no es malo 'per se', pero es rampa deslizante hacia lo que se denuncia. Su excepcionalidad lo hace extemporáneo.
Así, Ruíz Soroa (19-07-2008): «(...) esa falta de contribución a la solidaridad garantiza a Euskadi una sobrefinanciación equivalente al 4% del PIB vasco»; (30-11-2017): «(...) las instituciones vascas disfrutan hoy de más del doble de financiación pública por habitante que la media de las comunidades de régimen común. Y además el importe de esa sobrefinanciación no cesa de crecer: 165% (2002), 177% (2007), 235% (2009). Y crecerá más con el nuevo minicupo». Ángel de la Fuente ('¿Está bien calculado el cupo?' CSIC, 2009) afirma que el desajuste está en la valoración de cargas estales no asumidas por la autonomía y en el desajuste del IVA, lo que supuso, en el quinquenio 2002-2006, «(...) rebajar la contribución en 2.800 millones en 2002 y en 4.500 millones en 2007». Por lo que se refiere a la Ley del Cupo de 2017-2021, Ángel de la Fuente (20 y 23-11-2017) «(...) considera que las diputaciones vascas deberían pagar mucho más al Estado. Sólo siguiendo los propios cálculos del Gobierno, más del doble (...)», aunque prefiere no dar cifras. Mikel Buesa (Cupo vasco, de fuero a privilegio, 25-11-2017): «Varios estudios han cuantificado el tamaño del privilegio financiero que ha supuesto este sistema para la Administración vasca, llegándose a la cifra de alrededor de 3.500 millones de euros al año durante los últimos tres lustros (...)».
El País Vasco no es que no aporte a la solidaridad interterritorial, que no aporta, es que, de hecho, es receptor de la solidaridad (involuntaria) del resto de España y en cuantías muy relevantes. No me creo que los vascos (nacionalistas o no) adecuadamente informados quieran saberse financiados por otras regiones mucho más pobres. ¿Dónde estaría su orgullo, si no fuera como digo? No es tiempo de debatir, sino de auditar.
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