martes, 7 de septiembre de 2021

Las exenciones religiosas añaden problemas legales a los inminentes mandatos de vacunación obligatoria

Fuente:   Latimes

Por Mark KreidlerKaiser | Health News 

05/09/2021

 


Profesores y otras personas se manifiestan contra el mandato de vacunación COVID-19 en agosto en Nueva York. (Associated Press)

 

En el norte de California, el pastor de una megaiglesia reparte formularios de exención religiosa a los fieles. Un senador del estado de Nuevo México “le ayudará a articular una exención religiosa” retomando la información falsa sobre las células fetales abortadas en las vacunas. Y un evangelista de Texas ofrece cartas de exención a cualquier persona por una “donación” sugerida a partir de 25 dólares.

Ante la inminente imposición de la vacunación en el lugar de trabajo, los opositores están recurriendo a un recurso probado para evitar la vacuna contra el COVID-19: la afirmación de que la vacunación interfiere con las creencias religiosas.

Ninguna de las religiones más extendidas se opone a la vacunación. Incluso la Iglesia de la Ciencia Cristiana, cuyos adeptos se basan más en la oración que en la medicina, no impone una política oficial. Aconseja “respetar a las autoridades de salud pública y obedecer a conciencia las leyes del país, incluidas las que exigen la vacunación”.

Y si una persona alega que sus creencias religiosas privadas prohíben la vacunación, es poco probable que esa defensa se sostenga en los tribunales si se le cuestiona, dicen los expertos legales. Aunque algunos miembros del clero se han unido a los antivacunas, no tienen ninguna justificación obvia en los textos religiosos para sus posiciones. Muchos parecen dispuestos a atender a la gente que rechaza la vacunación por otra razón.

Sin embargo, la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo concede un amplio margen de maniobra a lo que constituye una creencia religiosa sincera. Como resultado, algunos expertos predicen que la mayoría de los empleadores y administradores no querrán desafiar tales objeciones de sus empleados.

“Tengo la sensación de que no mucha gente va a querer entablar demandas legales en este tema”, dijo el Dr. John Swartzberg, experto en enfermedades infecciosas y profesor de la UC Berkeley.

La aprobación total de la vacuna de Pfizer-BioNTech por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) el 23 de agosto podría llevar el asunto a un punto crítico. Muchas agencias gubernamentales, proveedores de atención sanitaria, universidades y el ejército habían estado esperando la medida antes de aplicar los mandatos.

California, que suprimió las exenciones no médicas para la vacunación infantil en 2015, ha liderado la imposición de la vacuna COVID.

La orden del gobernador demócrata Gavin Newsom del 26 de julio para que los empleados estatales y los trabajadores de la salud se vacunen completamente o se sometan a pruebas semanales fue la primera de su tipo, al igual que una declaración similar del 11 de agosto para todos los maestros y el personal de las escuelas públicas y privadas.

El sistema universitario estatal de California, con 23 campus, se unió a la Universidad de California para exigir la vacunación de todos los estudiantes y el personal, así mismo empresas como Google, Facebook y Twitter han anunciado la obligatoriedad de la prueba de vacunación de los empleados que regresen a sus oficinas.

La UC está exigiendo una prueba de vacunación a todos los empleados y estudiantes de sus 10 campus, una decisión que afecta potencialmente a medio millón de personas. Pero, al igual que muchas otras empresas, da cabida a quienes deseen solicitar una exención “por motivos médicos, de discapacidad o religiosos”, añadiendo que la ley lo permite.

No hay datos que indiquen que un gran número de estudiantes o miembros del personal busquen tal exención -pero tampoco ninguna conversación anterior sobre la vacunación había sido tan abiertamente politizada como la que rodea al COVID-19-.

“Este país va a los mandatos. Simplemente es así. Se han intentado todas las demás alternativas”, dijo la Dra. Mónica Gandhi, experta en enfermedades infecciosas de la Universidad de California en San Francisco. “Esa frase, ‘exención religiosa’, es muy grande. Pero va a ser bastante difícil en el clima actual -en una crisis sanitaria masiva, con una vacuna en vigor que funciona- dejar de lado esas afirmaciones religiosas”.

De hecho, mientras que las iglesias antivacunas emergentes han ofrecido durante mucho tiempo a los padres reacios formas de eximir a sus hijos de las vacunas, en estos días las iglesias, las empresas religiosas basadas en Internet y otros parecen estar ofreciendo exenciones de vacunación COVID al por mayor.

El Dr. Gregg Schmedes, senador estatal republicano de Nuevo México, utilizó una publicación en Facebook el 19 de agosto para dirigir a los trabajadores sanitarios a un sitio que afirma que las vacunas COVID-19 contienen ADN fetal. Lo cierto es que una de las vacunas distribuidas en EE.UU, la de Johnson & Johnson, se fabrica utilizando un cultivo celular que se originó en parte en células de la retina de un feto abortado en 1985.

Sin embargo, el Vaticano ha considerado “moralmente aceptable” vacunarse contra el COVID-19. De hecho, el Papa Francisco la declaró “una opción moral porque se trata de salvaguardar tu vida pero también la de los demás”.

En un número creciente de diócesis -Los Ángeles, Chicago, Filadelfia y Nueva York, entre otras- los obispos han dado instrucciones a los sacerdotes y diáconos para que no firmen ninguna carta que otorgue el imprimátur de la iglesia a una solicitud de exención religiosa.

Schmedes no respondió a las preguntas formuladas por Kaiser Health News por correo electrónico.

Mientras tanto, en la ciudad de Rocklin, en el área de Sacramento, una iglesia que desafió abiertamente las órdenes de cierre de COVID-19 de Newsom el año pasado ha repartido cientos de cartas de exención.

Greg Fairrington, pastor de la Iglesia Cristiana Destiny, dijo a los asistentes a un servicio religioso: “Nadie debería poder imponer que tienes que aplicarte una vacuna o pierdes tu trabajo. Eso no es correcto, aquí en Estados Unidos”.

Las directrices de la EEOC sugieren que los empleadores hagan un “ajuste razonable” a quienes tengan una objeción religiosa sincera a una norma del lugar de trabajo. Eso podría significar trasladar a un empleado no vacunado a una parte aislada de la oficina, por ejemplo a un lugar que quede frente a una pared o a algún espacio que implique menos contacto interpersonal. Pero el empleador no está obligado a hacer nada que suponga una dificultad o un costo excesivo.

En cuanto a la objeción en sí, el consejo de la comisión es confuso. Los empleadores “deben suponer normalmente que la solicitud de adaptación religiosa de un empleado se basa en una creencia religiosa sincera”, dice la EEOC. Los empresarios tienen derecho a pedir documentación que lo justifique, pero las creencias religiosas de los empleados no tienen por qué ajustarse a ninguna fe específica u organizada.

La distinción entre religión e ideología se está difuminando entre quienes buscan exenciones. En Turlock, California, una maestra de preescolar recibió una carta de exención de su párroco, que ofreció los documentos a quienes consideraban que vacunarse era “moralmente comprometedor”.

Cuestionada por Kaiser Health News a través de un mensaje directo por qué buscaba la exención, la mujer dijo que no se sentía cómoda siendo vacunada por “el contenido de la vacuna”, y luego añadió: "¡Personalmente estoy por encima del COVID-19 y del control que el gobierno está tratando de implementar en nosotros!” Al igual que otros solicitantes de exenciones, incluso aquellos que han publicado en grupos antivacunas de Facebook, temía que otras personas supieran que solicitaba una exención.

Una técnica quirúrgica que trabaja en Dignity Health, que ha ordenado a sus empleados que se vacunen completamente antes del 1 de noviembre, dijo que estaba esperando una respuesta del departamento de recursos humanos de la empresa sobre su solicitud de exención religiosa. Explicó abiertamente sus razones para solicitarla haciendo referencia a dos pasajes de la Biblia y enumerando los ingredientes de las vacunas que, según ella, son “perjudiciales para el cuerpo humano”. Pero no quería que nadie supiera que había solicitado la exención religiosa.

El derecho de un estado a exigir la vacunación es una ley consolidada desde una sentencia del Tribunal Supremo de 1905 que confirmó la vacunación obligatoria contra la viruela en Massachusetts. Los expertos jurídicos afirman que ese derecho se ha defendido en repetidas ocasiones, incluso en una decisión del Tribunal Supremo de 1990, según la cual las acciones con motivación religiosa no están aisladas de las leyes, a menos que una ley señale a la religión para un tratamiento desfavorable.

En agosto, la jueza del Tribunal Supremo Amy Coney Barrett rechazó, sin comentarios, una impugnación de la norma de la Universidad de Indiana que obliga a vacunar a todos los estudiantes, personal y profesores.

“Según la ley actual, está claro que no se requiere ninguna exención religiosa”, comentó Erwin Chemerinsky, decano de la facultad de derecho de la UC Berkeley, a Kaiser Health News. “Está claro que eso no impide que la gente busque una”.

Este artículo fue producido por Kaiser Health News, uno de los tres principales programas operativos de la Kaiser Family Foundation.

 

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Identifícate con tu e-mail para poder moderar los comentarios.
Eskerrik asko.