miércoles, 3 de enero de 2024

Cuatro obispos catalanes tendrán más de 75 años este año y les hace falta un relevo

Fuente    elpuntavui.cat

Por   MIREIA ROURERA

BARCELONA

03/01/2024


El arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella, en diciembre pasado en un acto con sor Lucía Caram M.ROURERA.

El 24 de julio de este año el obispo de La Seu d'Urgell y copríncipe de Andorra, Joan-Enric Vives, cumplirá 75 años, la edad en que la normativa obliga a todos los obispos a presentar su renuncia. Hoy, sin embargo, ya hay tres obispos catalanes más que tienen más de 75 años y, por lo tanto, el papa debe buscarlos sustituto lo antes posible. Son Joan Josep Omella, arzobispo de Barcelona y cardenal, que nació en 1946 y que en el mes de abril cumplirá 78 años, Agustí Cortès, obispo de Sant Feliu de Llobregat, que en el mes de octubre cumplirá 77 años, y Salvador Gimenez, de Lleida, que en el mes de mayo cumplirá 76. Esto añadido a que desde hace más de un año en Girona no hay obispo agranda el problema que tiene el Vaticano con la curia en Cataluña. El obispo Francesc Pardo murió en marzo de 2022 pero desde que había cumplido 75 años, en junio de un año antes, la diócesis estaba pendiente del nombramiento.

Uno de los obispos más difíciles de sustituir es Joan-Enric Vives, porque con el cargo de obispo de La Seu d'Urgell ha sido jefe de estado de Andorra (junto con el presidente de la República de Francia), un cargo que han codiciado no pocos (entre otros el rey Juan Carlos). El Vaticano, pues, y también los estados español y francés mirarán con lupa este nombramiento. Pero se prevé que el papa no tarde mucho en sustituir a Vives, con quien no ha tenido nunca una buena relación y que no querrá alargar su estancia en el cargo.

También será de primordial importancia quien se elija para sustituir a Omella, que se prevé que se jubile una vez deje su cargo al frente de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Aunque está próximo al papa, su negativa a atajar democráticamente los dos informes sobre la pederastia en el seno de la Iglesia al Estado (incluso ha negado el informe Cremades, que encargó la propia CEE) se supone que tendrá un gran peso a la hora de que Francisco lo tenga que relevar y se prevé que no le alargará más su mandato. El papa y el nuncio del Vaticano en el Estado tendrán trabajo en encontrar un sustituto para Barcelona después de una etapa Omella que nunca ha gustado a la Iglesia catalanista y nacionalista, porque es un obispo al que le reprochan que no haya hecho nada por frenar el retroceso de la lengua propia en las misas –él mismo prioriza el castellano por delante del catalán en sus misas– y que durante el “proces” no tuvo ninguna palabra de consuelo –ni visita alguna– para los presos políticos, algunos de ellos creyentes.

El Vaticano tiene este año la misión, pues, de encontrar cinco obispos para Cataluña. El primero de todo el de Girona, que hace meses y meses que parece que vaya a ser nombrado, pero este nombramiento no acaba de llegar nunca.

En octubre pasado, cuando una delegación de católicos catalanes estuvo en Roma con motivo de los 800 años de la creación de la cofradía de la Virgen de Montserrat, el papa dijo personalmente a unos fieles gerundenses que el nombramiento para su diócesis era cosa de poco tiempo. Pero han pasado las semanas y todavía nada.

Una vez nombrado el obispo de Girona el papa tendrá que poner hilo a la aguja con los sustitutos de los obispos de Sant Feliu, Agustí Cortès, que, además, hace años que está enfermo y debería ser relevado, y el de Lleida, Salvador Giménez. El relevo del cardenal Omella será el último de todos porque es el más complicado, dada la importancia de la diócesis.

Del resto de obispos de Cataluña, los mayores son el de Terrassa, Salvador Cristau, que este año hará 74, Romà Casanova, de Vic, que hará 68, y Francesc Conesa, el de Solsona, que sustituyó a Xavier Novell, que hará 63. El arzobispo de Tarragona, por su parte, el gerundense Joan Planellas, hará 69.

El resto de obispos catalanes son jóvenes: Sergi Gordo, obispo de Tortosa, es de 1967, por lo tanto este año hará 57, y los dos obispos auxiliares de Barcelona, Javier Vilanova y David Abadías, son de 1973 y este año cumplirán 51 años.

 

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