domingo, 11 de diciembre de 2022

Oriol Tuñí: en el momento de su Hora

Fuente:   Catalunya cristiana

Por   Jaume Flaquer sj,

Universidad Loyola - Granada

10/12/2022


Foto: Agustí Codinach

El referente indiscutible de los estudios sobre san Juan de nuestro país desde el post-Concilio nos acaba de dejar. Su enseñanza en la Facultad de Teología de Cataluña y en el Instituto de Teología Fundamental de Sant Cugat ha marcado generaciones de sacerdotes, religiosos y laicos. Recuerdo, de manera especial, su presentación de los discursos (en plural) de despedida de Jesús a partir de Jn 13, y su subrayado sobre todos de los "Yo soy" del Evangelio, sea con atributo ("Yo soy la Luz del mundo" en Jn 8,12, etc.) o sin él ("sabréis que Yo soy" en Jn 8,28), indicando su relación con el "Yo soy el que soy" de Dt 3,14). También trató el tema del tiempo, de la Hora de Jesús en el Evangelio, y la cuestión de su glorificación.

San Juan, sin embargo, no solo ha sido el objeto de su estudio sino también su vida, desde que defendió su tesis doctoral en Roma sobre el versículo: "La Verdad os hará libres" (Jn 8,32). ¡Él mismo ha vivido con una libertad de palabra poco habitual! El Evangelio de Juan fue también la fuente de su plegaria. Incluso dio durante bastantes años Ejercicios Espirituales de ocho días solamente con textos de Juan.

Su capacidad de liderazgo le llevó a ser nombrado Decano de la Facultad de Teología de Cataluña (principios de los 2000), Director del Instituto de Teología Fundamental y, sobre todo, provincial de la Compañía de Jesús en Cataluña (1988-1995). Pero también tuvo papeles cruciales en patronatos de importantes fundaciones, como el de Oxfam Intermón o el de Esade.

Fuera de los aspectos académicos, su pasión era el mar y la pesca. Perteneciente a una familia de Mataró con caseta de pescadores en La Cala s'Alguer, no faltaba nunca a su cita veraniega con la barca de pesca, que debía repararse cada año. El "signo" de la pesca milagrosa lo vivíamos siempre que salíamos con él en la barca, nosotros, los que no sabemos nada de peces, pero tenemos la capacidad de admiración de los discípulos. De igual manera, Oriol se transfiguraba cuando llevábamos la guitarra y lo invitábamos a cantar habaneras, la Bella Lola, en particular.

En su enfermedad, he podido acompañarlo en la distancia, por teléfono. Sus discursos de despedida han dejado aflorar a un hombre de una profunda fe, que, en su hora, también ha sido capaz de ser obediente al Padre. La vivió como quien sabe que "todo está cumplido", con una humilde satisfacción por lo que había vivido. Prepáranos también un lugar, allá arriba!

 

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