viernes, 11 de marzo de 2022

Respuesta a la entrevista radiofónica de Juan Carlos Elizalde, Obispo de Vitoria

Hemos escuchado con atención su entrevista en la Cadena Ser del miércoles 2 de Marzo. En esa emisora, a preguntas de la entrevistadora, ha vuelto a hablar sobre nosotros, nuestra “Reflexión” y nuestras propuestas. Lo primero que tenemos que decirle es que su intervención no refleja la verdad. Fuimos cuatro las personas que, con nuestras firmas, le entregamos la carta dando fe de las 500 recogidas hasta entonces. Incluso su número sigue aumentando pues el proceso de recogida de firmas continúa y estamos actualmente ya en 700 firmas.

Le aclaramos otros datos. Uno de nosotros entregó nuestra “Reflexión” en el Obispado el viernes 4 de Febrero a la mañana con un escrito de presentación en el que constaban nuestros teléfonos para que usted pudiera contactar con nosotros. No puede afirmar evasivamente que podemos estar con usted cuando queramos. Le hemos hecho una petición expresa y formal de estar con usted y hace treinta y cinco días que estamos esperando su llamada. Eso se llama falta de delicadeza y es impropio de un Obispo dialogal, sinodal y conciliar.   

A nuestro modo de ver esta postura no es consecuente con el proceso sinodal que invita al diálogo ni con su afirmación de que le parece muy bien que haya diferentes maneras de pensar y distintas sensibilidades en la diócesis ni con su expresión: “estoy encantado con lo que está ocurriendo”. No está dispuesto a dialogar con nosotros porque nos ve, según dice, como a un “tribunal inquisitorial” al que no tiene que rendir cuentas. Le da la vuelta a la tortilla en la argumentación. Usted responde acusatoriamente y sin razones en la radio que queremos aparentar una “imagen” de diálogo. Según usted, nuestra petición no es sincera, somos unos mentirosos. Perdone que se lo digamos, usted no respeta nuestras palabras, tergiversa nuestras afirmaciones y obvia expresamente nuestras propuestas. Con esto muestra que no es de hecho un Obispo dialogal, sinodal y conciliar.

 Nos parece que sus afirmaciones confunden a la audiencia, al afirmar sin pruebas que esto arranca de la acción de tres sacerdotes bien conocidos. Afirma que conoce muy bien a esos sacerdotes con los que ha hablado muchas veces y sabe que sus posiciones son inamovibles. Esta aseveración no es correcta. Este escrito surge de la preocupación de un grupo importante de personas laicas y de sacerdotes de diferentes parroquias urbanas y rurales y de movimientos cristianos que, preocupados por el devenir de la diócesis, nos reunimos en asamblea y decidimos denunciar el comportamiento autoritario y conservador del Obispo en la gestión de la diócesis.

En  nuestra “Reflexión” le señalamos aquellas acciones que nos parecían mal: afirmar rotundamente y con insistencia en el comienzo de su andadura que la diócesis de Vitoria era un “erial”, un terreno en “barbecho”, establecer dos seminarios sin consultar al Consejo Pastoral y al Consejo Presbiteral y despachar sin contemplaciones al equipo sacerdotal que gestionaba el Seminario, colocar progresivamente a adeptos suyos como responsables de comisiones diocesanas, nombrar a sacerdotes “fieles” en parroquias y sectores de importancia, romper las lógicas parroquiales de participación eclesial (un ejemplo, la parroquia de La Esperanza), traer sacerdotes conservadores de otras diócesis de España y de otros países bajo capa de aumentar la pluralidad… Y, además, tenemos que recordárselo, nuestra “Reflexión” proponía una serie de propuestas que pudieran orientar la marcha de la diócesis. Nada dice usted sobre lo que proponemos ni en la “Reflexión” que el Obispado de Vitoria-Gasteiz dirigió a Religión Digital ni en esta entrevista en la Cadena Ser Vitoria. Se olvida de ello y echa un tupido velo sobre estas cuestiones pastorales, que interesan a mucha gente. ¿De verdad cree usted que es un Obispo dialogal, sinodal y conciliar?

Hay otra afirmación suya muy chocante. Nos califica como anacrónicos porque “están defendiendo las posiciones de la Iglesia de los años 70”. Lo dice como si ello fuera un vicio o un defecto. ¿Acaso es ser anacrónico tratar de ser fieles a la Constitución Gaudium et spes y seguir sus lógicas? Esta Constitución en su número 1 dice con claridad meridiana: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. La comunidad cristiana está integrada por hombres [y mujeres] que, reunidos en Cristo, son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del Padre y han recibido la buena nueva de la salvación para comunicarla a todos. La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia”. 

Desgraciadamente, según sus palabras, quienes intentamos vivir nuestra fe cristiana según este mensaje somos anacrónicos, estamos ideologizados y vivimos empantanados en la secularización. Y esto nos pasa porque “bebemos” el “vino” de una Constitución Conciliar que fue aprobada el 7 de diciembre de 1965.  

Seguimos ofreciéndole nuestro deseo de poder dialogar con usted. Es una actitud que mantenemos ahora y en el futuro.

Firmado en nombre de la Asamblea con el refrendo de 700 firmas: María Jesús Olarte, José María Aguirre, Amelia Sánchez, Ricardo Arrieta.

 

Vitoria-Gasteiz 10 de marzo de 2022

 


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