jueves, 29 de abril de 2021

Zan law, la Iglesia interviene: "hay demasiadas dudas: necesitamos un diálogo abierto y sin prejuicios"

Fuente:    Adista

Por:   Eletta Cucuzza  

28/04/2021


 


Hoy, la Comisión de Justicia del Palazzo Madama votó, con 13 sí y 11 no, la programación del proyecto de ley Zan, seis meses después de su aprobación en la Cámara. El proyecto de ley, que toma su nombre del disertante, Alessandro Zan (PD), se titula "Medidas para prevenir y combatir la discriminación y la violencia por motivos de sexo, género, orientación sexual, identidad de género y discapacidad".

El decreto, en el art. 1, especifica qué se entiende por sexo: «por sexo entendemos sexo biológico o personal; género significa cualquier manifestación externa de una persona que se ajusta o entra en conflicto con las expectativas sociales relacionadas con el sexo; orientación sexual significa atracción sexual o emocional hacia personas del sexo opuesto, del mismo sexo o de ambos sexos; por identidad de género entendemos la identificación percibida y manifestada de uno mismo en relación al género, aunque no corresponda al sexo, independientemente de haber completado un camino de transición”.

Las penas incluyen prisión de hasta 18 meses o multa de hasta 6.000 € para quienes cometan actos de discriminación; prisión de 6 meses a 4 años para quienes instiguen o cometan violencia por los mismos motivos; prisión de 6 meses a 4 años para quienes participen o ayuden a organizaciones que tengan como finalidad la incitación a la discriminación o la violencia por los mismos motivos.

Los obispos italianos siempre se han opuesto a este proyecto de ley, considerándolo un liberticidio de la manifestación del pensamiento, temiendo que ya no sea posible tomar posición, por ejemplo, contra las bodas entre personas del mismo sexo y contra la adopción de niños por parejas homosexuales.

En esta línea, la presidencia de la Conferencia Episcopal Italiana emitió la siguiente nota:

Nota de la Presidencia de la CEI sobre el Zan Ddl. Hay demasiadas dudas: se necesita un diálogo abierto y sin prejuicios

La Presidencia de la Conferencia Episcopal Italiana, que se reunió el lunes 26 de abril, en consonancia con lo ya expresado en el comunicado de prensa del 10 de junio de 2020, en el marco de la visión cristiana de la persona humana, reafirma su apoyo a todos los esfuerzos encaminados a reconociendo la originalidad de todo ser humano y el primado de su conciencia. Sin embargo, una ley que tiene como objetivo combatir la discriminación no puede ni debe perseguir el objetivo con intolerancia, cuestionando la realidad de la diferencia entre hombre y mujer.

En los últimos meses han surgido varias dudas sobre el texto del proyecto de ley Zan sobre violencia y discriminación por orientación sexual o identidad de género, compartido por personas de diferentes horizontes políticos y culturales. Es necesario que un texto tan importante crezca con diálogo y no sea una herramienta que aporte ambigüedades interpretativas.

La actitud de Jesús Buen Pastor nos compromete a acercarnos a todas las personas, en cualquier situación existencial, especialmente a las que experimentan la marginación cultural y social.

Nuestros pensamientos van en particular a nuestros hermanos y hermanas, nuestras hijas y nuestros hijos, quienes sabemos que están expuestos incluso en este momento a la discriminación y la violencia.

Con el Papa Francisco queremos reiterar que "toda persona, independientemente de su orientación sexual, debe ser respetada en su dignidad y recibida con respeto, con cuidado para evitar cualquier signo de discriminación injusta y en particular toda forma de agresión y violencia" (Amoris Laetitia, 250).

A la luz de todo esto, sentimos el deber de reafirmar serenamente la singularidad y unicidad de la familia, constituida por la unión del hombre y la mujer, y reconocemos también que debemos dejarnos guiar nuevamente por la Sagrada Escritura, las ciencias humanas y vida concreta de cada persona para discernir mejor la voluntad de Dios.

Por tanto, esperamos que se pueda desarrollar un diálogo abierto y sin prejuicios en sus propios lugares, en el que la voz de los católicos italianos también pueda contribuir a construir una sociedad más justa y solidaria.

La Presidencia de la CEI

 

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