Volodimir Zelenski despide a los principales funcionarios de seguridad en medio de la guerra. La amonestación pública del presidente esconde el verdadero problema: la falta de reformas, a juicio de Eugen Theise.
Fuente: DW
Por: Eugen Theise
20/07/2022
La destitución de Ivan Bakanov (izqda.), y la fiscal general, Irina Bakanova, expone a Zelenski a las críticas.
La destitución del jefe del servicio de Inteligencia ucranianos (SBU), Ivan Bakanov, y de la fiscal general Irina Venediktova es un remezón político mediano para Ucrania. En medio de una guerra, cuando normalmente se espera de un gobierno una máxima consolidación, una movida de este tipo parece una amonestación pública a los allegados del presidente.
En su videomensaje del lunes, Zelenski habló inicialmente de la suspensión de los dos jefes de esas instituciones. Solo criticó el hecho de que en ambas agencias desertaron demasiados funcionarios del este y del sur del país, después de que las regiones fueran ocupadas por las tropas rusas.
¿Será que la guerra ha obligado al presidente a replantearse su actitud, luego de que, inicialmente, se rodeó de amigos y exsocios comerciales? Eso es poco probable, porque solo a primera vista parece haber tomado esas medidas con determinación. Al principio solo se hablaba de una suspensión, y no de un despido. Según la oficina presidencial, quieren investigar casos de alta traición en ambos organismos. Pero luego las cosas ocurrieron repentinamente, y en rápida sucesión: el martes, el parlamento destituyó a Bakanov y a Venediktova a pedido de Zelenski. De una investigación, como se anunció la víspera, no se habló más.
El tira y afloja del presidente en esta extraña apuesta personal deja la impresión de que el excomediante, que creció por encima de sí mismo después de la invasión rusa de su país y se convirtió en un valiente líder de una nación orgullosa ante los ojos del mundo, de repente se empequeñeció, justamente cuando se trataba de asumir responsabilidad por los fracasos de sus allegados.
La alta traición de un general
Ya a comienzos de la guerra se dieron a conocer casos de alta traición y deserción en los organismos de seguridad de Ucrania. Pero el presidente necesitó meses hasta poder reaccionar eficazmente ante la opinión pública. Un caso escandaloso fue, por ejemplo, el del general de Inteligencia Andriy Naumov, quien huyó al extranjero el 23 de febrero, justo un día antes de la invasión rusa.
Naumov era la mano derecha del jefe de la SBU, Bakanov. En un lapso de pocos meses, su protector convirtió a Naumov en general de los servicios secretos. Pero, como director del departamento principal de Seguridad Interna, el protegido de Bakanov tuvo, en realidad, que desvelar casos de corrupción en la misma SBU, y rastrear topos. Su huida ya era, de por sí, motivo suficiente para despedir a Bakanov sin más preámbulos.
Las maniobras de distracción de Zelenski
Sin embargo, Bakanov no es el verdadero problema, sino Zelenski, quien lo nombró jefe del SBU. Bakanov es un amigo íntimo de Zelenski, ambos se conocen desde la guardería, luego estudiaron juntos y se convirtieron en socios comerciales en el mundo del espectáculo. La única razón imaginable para nombrarlo jefe del servicio secreto es la sed de poder de Zelenski, su deseo de controlar personalmente la SBU a través de una persona cercana. En lugar de admitir que el nombramiento fue un error, el presidente primero intentó una suspensión como táctica distractoria.
El hecho es que ambos son responsables de que el servicio secreto interno, que nunca tuvo muy buena reputación en Ucrania, no haya sido limpiado antes del ataque ruso. De que la corrupción, y ahora la alta traición, sigan estando a la orden del día.
Las idas y vueltas sobre el asunto dejan dudas sobre si el presidente haya reflexionado sobre su propio error. No fue una buena idea nombrar a alguien para un puesto importante en el aparato de seguridad solo porque lo conocía de toda la vida.
No más retrasos en las reformas
Mucho sugiere que estos despidos también tienen algo que ver con los comentarios de los socios occidentales. En su discurso del lunes, el presidente no solo criticó a Bakanov y a Venediktova, sino que también pidió que se elija un fiscal anticorrupción lo antes posible.
Los embajadores del G7 en Ucrania han criticado repetidamente el hecho de que la comisión encargada de esa elección no haya logrado resultados en casi dos años. El presidente ha ignorado estas demandas hasta el momento, así como las críticas a la falta de voluntad política para completar la lenta reforma del inflado servicio secreto interno, plagado de escándalos de corrupción.
Pero Zelenski ya no puede ignorar las críticas de los socios occidentales. Sin el dinero y las armas de la UE y los EE. UU., Ucrania habría estado en bancarrota hace mucho tiempo, y difícilmente podría resistir el ataque ruso por un lapso más prolongado. Ahora, las reformas que se necesitan con urgencia para fortalecer al Estado ucraniano deberán completarse en medio de la guerra. Para eso se necesitan los mejores profesionales, y no los amigos de guardería del presidente.
(cp/ers)
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