El Papa agustino preside la vigilia del jubileo de la juventud, su primer acto multitudinario después de su elección
Durante el encuentro, respondió a las preguntas de tres peregrinos citando especialmente a san Agustín, Francisco, Juan Pablo II y Benedicto XVI
Fuente: Vida Nueva Digital
Por José Beltrán
02/08/2025
Una intervención cristocéntrica a través de las pistas que ofreció a las preguntas que le hicieron sus particulares entrevistadores. Así se podría definir el estreno de León XIV en su primer acto multitudinario con los jóvenes, tres meses después de su elección con el Papa. El Pontífice agustino presidió esta noche la vigilia de oración con motivo del jubileo de los jóvenes que culminará mañana con la eucaristía de envío en Tor Vergata. Desde el mismo lugar en el que Juan Pablo se dirigió a otra generación de católicos, Robert Prevost exhortó a los cristianos de 2025 a tener a el amor de Dios como roca y a Jesús como fundamento de su conciencia. Y todo, desde la oración, pero con una vertiente de compromiso social.
Después de una larga peregrinación, horas al sol amenizadas por música y testimonios en lo más parecido a una Jornada Mundial de la Juventud sin serlo, la pasión se desató cuando el Papa apareció en torno a las ocho de la tarde para sumarse a la multitud. Un riada que oscilaba entre el medio millón y el millón de participantes procedentes de 146 países. Y entre ellos, los españoles como la delegación más numerosa, con 30.000 jóvenes, solo por detrás del grupo de italianos.
El Evangelio de la salvación
“Queridos jóvenes, Jesús es el amigo que siempre nos acompaña en la formación de nuestra conciencia. Si realmente quieren encontrar al Señor resucitado, escuchen su palabra, que es el Evangelio de la salvación”, expresó el Papa, a uno de los tres jóvenes que compartieron sus inquietudes con él en el marco de la vigilia.
Al ser preguntado por uno de los peregrinos por cómo encontrar a Jesús “en medio de las pruebas y las incertidumbres”, León XIV no se anduvo por las ramas. Además de hacer un llamamiento a la oración y la adoración a Cristo en la eucaristía, instó a la multitud que le escuchaba a traducir este encuentro a una entrega para transformar su entorno: “Reflexionen sobre su forma de vivir y busquen la justicia para construir un mundo más humano. Sirvan a los pobres y den testimonio así del bien que siempre nos gustaría recibir de nuestros vecinos”. “¡Cuánto necesita el mundo misioneros del Evangelio que sean testigos de justicia y paz! ¡Cuánto necesita el futuro hombres y mujeres que sean testigos de esperanza!”, enfatizó el Papa norteamericano después.
Alerta tecnológica
Otro de los jóvenes le preguntó desde el escenario sobre el sentido de la amistad y el papel que juegan las nuevas tecnologías a la hora de configurar el contexto cultural en el que se mueven. “Cuando el instrumento domina al hombre, el hombre se convierte en un instrumento: sí, un instrumento de mercado y a su vez en mercancía”, dejó caer, en un estilo ‘bergogliano’.
El Papa compartió con los peregrinos que “solo relaciones sinceras y lazos estables hacen crecer historias de vida buena”. Bajo esta premisa, les propuso acrecentar su amistad con Cristo, en tanto que “nuestras relaciones reflejan este intenso vínculo con Jesús” y “ciertamente se vuelven sinceras, generosas y verdaderas”.
La roca que sostiene
La tercera pregunta que se le lanzó a León XIV buscaba orientación sobre cómo tomar “decisiones radicales” que hablen de Evangelio, de una “libertad auténtica”. Ante esta cuestión, el Papa explicó que “para ser libres, es necesario partir de un fundamento estable, de la roca que sostiene nuestros pasos”. “Esta roca es un amor que nos precede, nos sorprende y nos supera infinitamente: el amor de Dios”, prosiguió. En este sentido, puso en valor tanto la vocación a la vida religiosa y al sacerdocio, como al matrimonio, en tanto que “expresan el don de uno mismo, libre y liberador, que nos hace auténticamente felices”.
A lo largo de sus tres intervenciones, León XIV citó en varias ocasiones documentos magisteriales de Francisco, además de echar mano también del pensamiento de san Agustín, fundador de la orden a la que pertenece. También recordó a Juan Pablo II y a su alerta precisamente a los jóvenes que participaron en el jubileo de Tor Vergata en el año 2000 a “dejar las máscaras que falsean la vida”. Tampoco se olvidó de Benedicto XVI para subrayar, al igual que el Papa alemán, que “quienes creen nunca están solos”.
Tras las palabras de León XIV y su bendición, llegó el momento de integrar lo vivido y escuchado y dormir alguna hora que otra en las esterillas y los sacos que cargaron en su peregrinación hasta Tor Vergata. Una noche a la intemperie para cerrar hoy este jubileo con la eucaristía de envío que presidirá el Papa a las nueve y media de la mañana.
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