domingo, 7 de septiembre de 2025

Giorgia Meloni y su intento de dividir el mundo católico

Fuente:   SettimanaNews

Por: Paolo Seghedoni

07/09/2025

 

       La primera ministra Giorgia Meloni, en el Encuentro de Comunión y Liberación en Rímini, ha pronunciado un amplio discurso en el que, sobre todo, en las partes finales, ha recordado algunos temas que parecen una relectura muy simplificada, intentando volver a una historia que en estos años ha avanzado en cambio por los caminos nunca evidentes y sencillos de la fraternidad entre los grupos eclesiales, en particular entre el movimiento fundado por el padre Luigi Giussani y la Acción Católica Italiana. 

     “Ustedes, que se han mantenido fieles al carisma de su fundador, nunca han desdeñado la política. Al contrario. No se han encerrado en las sacristías a las que los habrían confinado, sino que siempre se han “manchado las manos”. Esto ha llevado a la práctica esa “opción religiosa” a la que otros intentaron reducir el mundo católico italiano hace medio siglo, y que san Juan Pablo II desbarató al describir la coherencia de la distinción entre fe, cultura y compromiso político”.

 

       Una observación que no ha pasado desapercibida y que, en los últimos días, ha vuelto a poner de relieve la opción religiosa de la Acción Católica de Vittorio Bachelet y su relevancia. Entre otros, Rosy Bindi, Costantino Esposito e incluso el presidente nacional de la AC, Giuseppe Notarstefano, han escrito sobre el tema, recordando: 

     “Creemos que es esencial regenerar profundamente la convivencia civil, buscando nuevas conexiones y vínculos creativos. Estamos convencidos de que este es precisamente el camino trazado para la Acción Católica Italiana, en los años de la renovación conciliar, por el presidente Vittorio Bachelet, mártir cristiano de la República secular y hombre de diálogo, y por el papa Pablo VI, ahora santo, quien, en Ecclesiam suam,  afirmó que «la Iglesia debe dialogar con el mundo en el que vive» (67). En la perspectiva de esa «opción religiosa», que supuso una maduración en libertad y responsabilidad para muchas generaciones de creyentes en nuestro país —ante todo, «una opción», como recordó el cardenal Carlo M. Martini—, han florecido numerosas vocaciones de compromiso profesional, cultural, social y político, que en los últimos años la Acción Católica Italiana ha reconocido y destacado en su Informe de Sostenibilidad”.

***

 

       Podemos decir entonces que la intervención de la presidenta Meloni, además de su gran claridad al posicionarse como interlocutora privilegiada del llamado "mundo católico", de por sí complejo y variado (afortunadamente, podríamos decir), tiene también el mérito de haber vuelto a poner la opción religiosa y su relevancia en el centro del debate público, al menos en el ámbito eclesiástico.

       La propia Presidenta, algunos pasajes antes, había elogiado a Pier Giorgio Frassati, espléndida figura de santidad que será canonizado hoy, 7 de septiembre, y que es precisamente un joven miembro de la Acción Católica al que podríamos definir ante litteram como un santo de la "opción religiosa".

       Pier Giorgio, por encima de todo, supo interpretar el radicalismo evangélico con un compromiso pleno e inquebrantable con la caridad y el cuidado del bien común, involucrándose desde joven tanto en el Movimiento de San Vicente de Paúl (no solo personalmente, con una atención desinteresada hacia los pobres) como en el Partido Popular. El radicalismo de Frassati se nutría de la Eucaristía y de una pasión desbordante por la Iglesia y el Señor. ¿Y qué es esto sino una opción religiosa?

       ¿Y quién más lo interpretó hasta dar la vida, sino Vittorio Bachelet, mártir civil asesinado bárbaramente por las Brigadas Rojas en 1980 en la Universidad La Sapienza, quien además de Presidente de la AC del Concilio y del nuevo Estatuto, era también Vicepresidente del Consejo Superior de la Judicatura?

       Para los laicos de Acción Católica, interpretar hoy esta opción no significa ciertamente encerrarse en las sacristías, sino mantener la fidelidad a la doble ciudadanía de Diogneto y saber aplicarla tanto en los compromisos eclesiales como en los sociales y civiles.

       El presidente Notarstefano afirmó con acierto que, para comprender esta gran riqueza, es útil consultar el Informe de Sostenibilidad de la asociación, que destaca cómo la «pasión católica» de la asociación se expresa en su ferviente dedicación a la educación de niños y niñas, jóvenes y adultos, pero también en una amplia gama de actividades y propuestas destinadas a fomentar la unidad de fe y vida. Y, también, la unidad entre diferentes realidades, tanto eclesiales como sociales.

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       Un fruto positivo de estos años son las alianzas que impulsan a la Acción Católica, junto con muchas otras, a un camino compartido. Esto se ve impulsado, por un lado, por el camino sinodal de la Iglesia italiana y, por otro, por la fidelidad a la vida, que lleva al reconocimiento de la comunión y la fraternidad como aspectos esenciales del camino cristiano en la Iglesia y en la vida social. Esta fidelidad se expresa en un número cada vez mayor de auténticas vocaciones a la política, especialmente desde la base, en el ámbito administrativo.

       No es casualidad que este camino se haya visto acelerado por el trabajo de la Semana Social de Trieste en julio de 2024, que, por ejemplo, también dio origen a la experiencia transversal de la "Red Trieste", un grupo grande y creciente de políticos cristianos que, independientemente de su afiliación partidaria, buscan unirse en torno a valores y proyectos concretos.

       Pero —y esto es particularmente valioso teniendo en cuenta las palabras con las que comenzamos— un fruto bueno y maduro es también, y quizás sobre todo, el trabajo conjunto de diversas asociaciones y movimientos eclesiales en estos años.

       No es casualidad que, el día anterior al discurso de la presidenta Meloni, durante la presentación del libro «Un Rostro en la Historia. La Tarea de la Iglesia en el Mundo», además de Margaret Karram, presidenta del Movimiento de los Focolares, y Davide Prosperi, presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, también estuvieran presentes en el público los presidentes Roberta Vincini (AGESCI), Emiliano Manfredonia (ACLI), Giuseppe Contaldo (Renovación en el Espíritu), representantes de la Asociación Papa Juan XXIII y, finalmente, el propio Giuseppe Notarstefano, presidente de AC. 

       Todo esto demuestra que, más allá de las legítimas aspiraciones de los políticos y de las interpretaciones más o menos correctas de las opciones tomadas tras el Concilio Vaticano II, ha comenzado un camino de respeto y de proyectos concretos y está destinado a continuar.

 

Paolo Seghedoni es el vicepresidente nacional del sector adultos de Acción Católica.

 

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