Fuente: El Diario Vasco
Por Rochelle de Oro
06/09/2025

En EE UU, España, México y otros países, esta práctica ha hallado en las redes un escaparate sin precedentes
La maternidad subrogada, un tema médico y ético que antes era discutido en círculos especializados, se presenta actualmente en las redes sociales como una experiencia personal, emocional y hasta aspiracional. Gestantes y agencias de maternidad subrogada comparten contenido idealizando esta práctica, dividiendo la conversación pública entre la empatía y la controversia.
En EE UU, España, México y otros países, la gestación subrogada ha hallado en las redes sociales un escaparate sin precedentes. En TikTok, muchos perfiles narran desde el proceso de selección hasta el parto. Diana Rubio, psicóloga social con enfoque en feminismo y violencia sexual, advierte del peligro de esta práctica ya que «las redes hacen que parezca un trabajo, pero no lo es. Hay contratos, riesgos médicos y emociones que no caben en un reel de 30 segundos». En España, en enero, el Instituto de las Mujeres presentó un informe jurídico a la Abogacía del Estado por la «promoción comercial de la gestación por sustitución» en webs y redes sociales. Esta práctica de publicidad en el país quedó prohibida en la reforma de la ley del aborto aprobada en 2023, pero Igualdad detectó hasta ocho agencias que la estaban llevando a cabo.
Por medio de esta promoción comercial, se expone la maternidad subrogada como una experiencia de empoderamiento. Dejando de lado el hecho de que el embarazo subrogado implica procedimientos como la fertilización in vitro, con posibles complicaciones como hipertensión o desprendimiento de placenta. Psicológicamente, algunas gestantes desarrollan vínculos con el bebé, lo que puede generar duelo tras el parto. Además, hay desigualdades económicas durante el proceso. Las gestantes reciben una fracción del coste total que pagan los padres intencionales.
Por otra parte, muchas firman contratos sin asesoría legal, ignorando cláusulas que las obligan incluso a renunciar a derechos sobre su cuerpo en caso de complicaciones. Las historias de éxito, los anuncios y los hashtags motivacionales ocultan riesgos médicos, desigualdades económicas y vacíos legales que enfrentan las madres sustitutas. «No es solo un vídeo de TikTok. Es una decisión que cambia vidas», reflexiona Rubio.
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