TERCERA RONDA DE CONVERSACIONES CON LOS PRINCIPALES REPRESENTANTES DE LA CURIA SOBRE LAS REFORMAS EN ALEMANIA
CIUDAD DEL VATICANO ‐ Cientos de miles de alemanes abandonan la Iglesia Católica, cuya credibilidad parece estar arruinada. Por lo tanto, la presión para que se realicen reformas está creciendo, creen muchos obispos. Con esta preocupación en mente, este viernes vuelven a dialogar con los representantes de la Curia en Roma.
Fuente: katholisch.de
Por Ludwig Ring-Eifel (KNA)
28/06/2024
Una vez más, una delegación de obispos católicos alemanes se reunirá en Roma este viernes para conversar con los principales cardenales de la Curia. Tras las reuniones del 26 de julio de 2023 y del 23 de marzo de 2024, ya es la tercera ronda de este tipo. El intercambio se había acordado después de que salieran a la luz diferencias de opinión canónicas y dogmáticas en noviembre de 2022, durante la visita vaticana de toda la Conferencia Episcopal Alemana en una "reunión de alto nivel" con los cardenales de la Curia.
Esta vez, ambas partes están sometidas a una presión considerable. En el Vaticano, el cardenal de la Curia argentina, Víctor Fernández, se encuentra duramente criticado un año después de haber sido nombrado por su compatriota, el papa Francisco, como prefecto de la Fe. Su propuesta de reforma para permitir las bendiciones informales de parejas homosexuales en diciembre de 2023 ha provocado duras críticas y duros rechazos, especialmente en la Iglesia católica en África y Europa del Este. El diálogo ecuménico con las iglesias orientales también se ha visto afectado. El propio Fernández tuvo que viajar a El Cairo para apaciguar a la gran iglesia hermana de los coptos.
Fuerzas centrífugas
Desde entonces, ha sido aún más difícil para el Prefecto de la Fe, que está bajo el fuego del lado conservador, satisfacer las demandas de cambios en la doctrina y en el derecho canónico. Las fuerzas centrífugas también están aumentando en otras partes de la Iglesia Católica. Este es el caso de la India, por ejemplo, donde los conservadores rechazan estrictamente los cambios en la liturgia e incluso parecen dispuestos a dividir la Iglesia. O en Europa y América del Norte, donde los debates sobre los derechos especiales de los seguidores del Rito Antiguo se agudizan de nuevo y amenazan nuevas divisiones.
Estas no son buenas condiciones para afrontar la cuestión de quién tiene autoridad en la iglesia. Pero ése podría ser uno de los temas del encuentro en Roma. La mayoría de los obispos alemanes, bajo el liderazgo de su presidente Georg Bätzing (Limburgo), están presionando por un cambio en la estructura de poder de la Iglesia. En los debates del Camino Sinodal en Alemania, han identificado el sistema cerrado de poder de sacerdotes y obispos como una causa decisiva del abuso sexual por parte de clérigos y de su encubrimiento por parte de la jerarquía clerical.
Con el fin de romper este sistema cerrado, primero, quieren asegurarse de que los laicos se involucren más en la elección de los obispos en el futuro. Y luego, en las diócesis, y también a nivel nacional, que los no clérigos de todos los géneros deben participar en las consultas y decisiones, sobre todo, en las decisiones referidas al personal. Porque éstos, al relacionarse con los abusadores dentro del antiguo sistema clerical, a menudo acaban propagando el desastre en lugar de detenerlo.
Los germanos aún no han logrado convencer a sus homólogos romanos de que son, sobre todo, estas causas "sistémicas" las que promueven el abuso y el encubrimiento, y que, por lo tanto, las estructuras deben cambiarse. En el Vaticano, sigue prevaleciendo la suposición de que cada caso de abuso es un caso de culpa individual que debe ser castigado, nada más.
Después de todo, el Papa, como también subrayan los interlocutores romanos, ha introducido el principio de responsabilidad compartida en la jerarquía, especialmente ante la insistencia de los obispos americanos. Desde entonces, no sólo los perpetradores han sido castigados bajo el derecho canónico, sino también aquellos obispos que han descuidado su deber de supervisión e información. Desde el punto de vista de muchos en el Vaticano, se trata de una reforma estructural suficiente para controlar el problema.
Dos semanas antes de la reunión en Roma, tuvo lugar la segunda reunión del comité sinodal. Una de sus tareas es preparar un consejo sinodal de obispos, sacerdotes y laicos, un organismo que el Vaticano ha rechazado hasta ahora con toda contundencia.
Consideran que la propuesta alemana de una división de poderes entre laicos y obispos no es necesaria ni responsable. Desde su punto de vista, esto debilitaría la estructura jerárquica de la iglesia y podría aumentar la desorientación general.
Aquí es donde entra en juego la presión, que los obispos alemanes sienten cada vez más. Antes de que el Camino Sinodal comenzara sus debates en 2020, las renuncias anuales de la Iglesia rondaban las 200.000. Desde que se inició el debate sobre la reforma, se han duplicado y, desde entonces, han fluctuado en torno a los 400.000 al año, con un pico de 520.000 en 2022.
¿Cómo se interpretan las cifras?
La mayoría de los obispos alemanes interpretan estas cifras amenazantes como un incentivo o estímulo para nuevas reformas. Pero los representantes de la minoría conservadora, que también acuden al Vaticano una y otra vez para conversar, interpretan las cifras de manera muy diferente: son el resultado de una dirección eclesial muy poco clara y de un peligroso debate sobre la dirección.
El hecho de que muchos en Roma compartan este punto de vista no facilita la delegación de obispos reformistas. Quieren convencer a sus interlocutores romanos de la interpretación contraria a esta última interpretación de la dramática situación que atraviesa la Iglesia católica en Alemania y lograr la aprobación de nuevas medidas de reforma.
Por Ludwig Ring-Eifel (KNA)
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