Escupitajos, pintadas, profanaciones... Por primera vez, un informe publicado el martes 4 de junio da cuenta de los actos cometidos contra los cristianos en Jerusalén. El fenómeno dista mucho de ser nuevo y, aunque es difícil de documentar, alcanzó su punto álgido el año pasado.
Fuente: es.la-croix.com
Por Cécile Lemoine, desde Jerusalén
10/06/2024
El año 2023 estuvo marcado, desde el 1 de enero, por la profanación de 30 tumbas en un cementerio cristiano del Monte Sión de Jerusalén. Dos jóvenes judíos fueron filmados por las cámaras de seguridad destrozando cruces, estatuas y tumbas.
En los días y meses siguientes, estos actos anticristianos continuaron: escupitajos, pintadas en las que se leía "Muerte a los cristianos", vandalismo contra estatuas, lanzamiento de piedras o basura contra monasterios, negativa a permitir que los clérigos recibieran tratamiento médico o entraran en lugares judíos con sus túnicas, etc. Al menos 90 de estos actos fueron registrados oficialmente en 2023 por el Rossing Center, una organización israelí para el diálogo interreligioso, que quería documentar el fenómeno para combatirlo con mayor eficacia. Su informe, basado en un año de recogida de datos y observación, se publicó el martes 4 de junio.
Un ataque cada cuatro días
No es posible hacer comparaciones con años anteriores, ya que se trata de los primeros datos disponibles, pero los que trabajan sobre el terreno, los guías turísticos y las comunidades locales han percibido que los actos anticristianos han alcanzado su punto álgido en 2023. En cuanto al número de días del año, estos 90 ataques equivalen a uno cada cuatro días. "En realidad es mucho más", admite Federica Sasso, coordinadora del proyecto "Sensibilización y Educación" y coautora del informe. "Lo que hemos contado es sólo la punta del iceberg: la mayoría de las víctimas de estos actos de odio no hablan de ellos, por costumbre o discreción". El reto será conseguir que los futuros informes sean más precisos.
En concreto, se registraron 30 casos de escupitajos, 35 casos de ataques a bienes de la Iglesia o edificios cristianos, 11 casos de acoso, siete casos de violencia física y seis casos de daños a carteles públicos. Los lugares fueron casi siempre los mismos: el barrio armenio, el Monte Sión y tramos de la Vía Dolorosa en el barrio musulmán. Más que los cristianos, los objetivos eran los signos visibles del cristianismo: cruces, estatuas, monasterios, vestimentas religiosas, etc.
Los autores son siempre "individuos judíos, a menudo asociados a grupos de ideología ultraortodoxa y nacionalista", explica Hana Bendcowsky, directora del Centro de Jerusalén para las Relaciones Judeo-Cristianas y coautora del informe.
Actos nunca castigados
"Desde que la extrema derecha sionista y religiosa llegó al poder, se han legitimado ideas que existen desde hace mucho tiempo en Israel: un miedo al mundo cristiano basado en la historia de la Shoah, y una verdadera incomprensión del cristianismo", prosigue esta experta en la dinámica actual. "Rabinos y parlamentarios han expresado públicamente su hostilidad, lo que anima a los miembros más jóvenes de estas franjas del judaísmo radical. Sobre todo porque los autores de los actos de odio nunca son castigados".
Desde las masacres del 7 de octubre, el número de actos de odio ha disminuido, pero esto se debe principalmente a la falta de movimiento e interacción en el casco antiguo. "Aunque el problema es menos visible, sigue siendo estructural", afirma Federica Sasso. "Los sacerdotes y clérigos siguen quejándose de los escupitajos. Pronto estará en línea una plataforma para que las víctimas de acoso anticristiano puedan denunciar las agresiones recibidas".
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