El Vaticano anunció una reorientación de los temas que se abordarán en la próxima asamblea sinodal en Octubre. Temas delicados, como el diaconado femenino, están siendo dejados de lado.
Fuente: La Croix International
Por Loup Besmond de Senneville
19/03/2024
16ª Asamblea General del Sínodo de los Obispos en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano, 04 de octubre de 2024 (por Maria Laura Antonelli / Avalon/PHOTOSHOT/MAXPPP)
Con la segunda y última asamblea del Sínodo sobre la Sinodalidad este mes de octubre, el Papa Francisco ha cambiado su enfoque sobre temas polémicos discutido durante la primera asamblea.
Hace cinco meses, la asamblea había celebrado debates que iban desde el papel de la mujer en la Iglesia al de los obispos, así como la inclusión de los homosexuales en las comunidades católicas, diversas cuestiones morales y acción hacia los pobres. El Papa evaluó que este espectro de preocupaciones era imposible de abordar dentro del tiempo asignado, y el 14 de marzo, anunció la formación de diez grupos de trabajo encargados de estudiar estos temas.
Para evitar la trampa de debates interminables, el Papa Francisco tomó la decisión de "eliminar" estos diez temas de las discusiones del próximo octubre y sustituirlos por trabajos realizados por grupos de expertos, teólogos y miembros de la Curia Romana.
Los diez temas elegidos incluyen: "escuchar el grito de los pobres", "criterios para la selección de candidatos al episcopado", "cuestiones doctrinales, pastorales y éticas controvertidas", y "cuestiones teológicas y canónicas relativas a formas específicas de ministerios", incluyendo mujeres diáconos. Estos grupos de trabajo, que son coordinados por la secretaría del Sínodo, se espera que entreguen sus conclusiones para junio de 2025.
Una "conversación sinodal"
"Era imposible abordar todo en cuatro semanas", explica la hermana Nathalie Becquart, subsecretaria de la Secretaría del Sínodo de los Obispos. "Esta elección corresponde a la necesidad de limitar los trabajos de la asamblea de octubre al tema central de estas discusiones: cómo ser una Iglesia sinodal en misión".
El establecimiento de este proceso da como resultado la exclusión de debates sobre temas delicados como las mujeres diáconos, que habían despertado grandes expectativas entre algunos católicos. Este método ya ha sido elegido por el Papa para la bendición de las parejas del mismo sexo, ya que eligió legislar sobre el tema antes de la segunda asamblea sinodal. Su objetivo es Reducir la presión sobre este proceso iniciado desde 2021.
"Advertimos desde el principio que no todo iba a cambiar inmediatamente. La Iglesia no funciona como una revolución", dice Becquart. "En nuestras culturas occidentales, donde a veces hay un enfoque de resultados en el corto plazo, esto puede ser difícil de entender. Pero hay que entender que este Sínodo está llevando a la Iglesia a un proceso a largo plazo, que es la conversación sinodal en la Iglesia".
Entonces, ¿qué les quedará a los 364 padres y madres sinodales que se reunirán en Roma con el Papa del 2 al 27 de octubre?
"Las dos cuestiones centrales siguen siendo la articulación de la diversidad dentro de la unidad en la Iglesia, y la conexión entre la participación y la autoridad", enfatiza Becquart. En otras palabras, se trata de cómo los laicos pueden hacer oír su voz manteniendo la estructura jerárquica de la Iglesia, desde cuya cima fluyen todas las decisiones.
Cambio de paradigma
En la preparación de esta asamblea sinodal participarán otros cinco grupos de trabajo, todos enfocados en el tema más concreto del gobierno de la Iglesia. En este caso, los temas de estudio son menos amigables con los medios de comunicación, pero no menos centrales para la organización interna de la Iglesia Católica.
Por ejemplo, se debate sobre "el significado y las formas del ministerio del obispo diocesano", así como sobre la introducción de "estructuras y procesos de verificación" para su trabajo. Examinará cómo sería posible responsabilizar a los obispos y sacerdotes por "el ejercicio de sus responsabilidades". También incluye la cuestión de organizar y regular los "órganos de participación".
Estos grupos de trabajo entregarán los frutos de su reflexión el próximo mes de julio. Si se llevan a cabo estas reformas a su término, representarían un verdadero cambio de paradigma para la Iglesia católica, una transformación que, en cualquier caso, dependerá enteramente de la voluntad del Papa Francisco.
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