Los inaceptables posicionamientos doctrinales de la iglesia del pasado necesitan una actualización continua, comenta Oliver Wintzek. Esto hace que sea aún más importante llevar a cabo reformas bien fundamentadas, y que la apuesta por esperar y ver debe llegar a su fin.
Fuente: katholisch.de
POR OLIVER WINTZEK
BONN
21/03/2023
Las afirmaciones de “Subito” son delicadas. Por emotividad espontánea, fueron masivamente visibles y audibles en la misa funeral de Juan Pablo II. En lugar de esperar, respetando los tiempos, se llevó a cabo una "turbocanonización". Ahora las acusaciones de crímenes de encubrimiento proyectan una sombra impía sobre la luz brillante del Papa. Por esta razón, recientemente se han escuchado justificaciones más que cuestionables en boca papal. No, solo porque esta era una práctica común en el pasado, ¡esto no justifica nada!
No considero que Francisco sea un verdadero Papa reformista, por lo que mi aprecio y admiración son limitados. Los gestos espontáneos de accesibilidad humana son una cosa, las reformas bien fundadas serían otra. Los fatales posicionamientos doctrinales del pasado necesitan una actualización continua y permanente. La práctica pastoral de la misericordia es más bien un paquete engañoso que perpetúa que todo siga igual en términos de contenido. El Papa del fin del mundo es quien decide solo al final. Eso puede ser (desde el punto de vista eclesial) correcto, pero ¿es ciertamente correcto? ¿Cómo decide Francisco lo que es correcto? Su origen jesuita trae a la mente el famoso "discernimiento de espíritus". Este empoderamiento individual para decidir con respecto a lo que es conforme con la voluntad de Dios resulta delicado si se tiene presente el poder exclusivo papal, desprovisto de recursos legales y crítica teológica.
El Sínodo de
Frankfurt, el primero desde 1007, evidencia las verdaderas mayorías, que no
pueden minimizarse por referencia a otros temas en otras regiones de la Iglesia
universal. Un consenso así negociado es la alternativa de reforma a la
autocracia actual. Esta alternativa no es nada extraña ni nueva para la Iglesia
universal: ¡un concilio! En 1417, el Concilio exigió a Constanza que los
concilios se celebraran "con frecuencia". La espera debe llegar a su
fin. Por lo tanto: "Concilio subito"!
Por Oliver Wintzek
Oliver Wintzek es profesor de Dogmática y Teología Fundamental en la Universidad Católica de Maguncia. Al mismo tiempo, trabaja como cooperador en la Iglesia Jesuita de Mannheim.
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