jueves, 13 de mayo de 2021

¿La revolución de Francisco? Superar la brecha entre la fe y la vida cotidiana

Fuente:    Adista 

Por Sandro Antoniazzi

en  C3dem

12/05/2021

 

¿Por qué el pensamiento social del Papa Francisco se esfuerza por ser percibido e implementado en la sociedad de los fieles católicos? Esta pregunta es formulada por Sandro Antoniazzi, ex secretario general del Cisl lombarda, en un artículopublicado el 12 de mayo en el sitio web de la Red C3dem.

 

Antoniazzi habla de una "piedra de tropiezo", subrayando que Francisco ha "determinado un reposicionamiento" del eje fundamental de la doctrina social. Y si es cierto que, parafraseando a Juan Pablo II en Sollicitudo rei socialis, "la doctrina social de la Iglesia es doctrina moral", también es cierto que "la moralidad dice cuál es la posición correcta sobre los diversos problemas de la sociedad, pero no motiva, no compromete a aplicarla. Es, por analogía, similar a la "ley" de San Pablo: no es una razón para la vida". Es precisamente este punto, dice Antoniazzi, el que representa la "revolución, simple, elemental, del Papa Francisco: ha movido todo el discurso social del plano moral al de la fe. No ha cambiado la doctrina social, pero ahora se plantea como una cuestión de fe: por lo tanto desafía mi fe, me obliga a tomar una posición, me compromete en persona concretamente». Como corolario, añade, "la separación (de la política, del compromiso social) es la separación de la fe". O más bien es una representación de una fe privada, castrada, sin potencial vital,  limitada.

La obra de Francisco supera la brecha entre la fe y la vida cotidiana, causando, por ello, "una profunda agitación. Ayer la doctrina social era objeto de citas y celebraciones, ahora significa poner las manos en la masa, ensuciarse las manos, reunir movimientos populares en el Vaticano, reclutar jóvenes economistas para cambiar su disciplina, proponer una manera convincente de tratar el tema del medio ambiente, invitar a la amistad social para lograr la fraternidad entre todos. De esta manera, el discurso social adquiere una fuerte motivación, la más profunda y última, la fe, y se convierte, por la misma razón, en un compromiso apremiante, no en un discurso general, sino en una urgencia para la acción".

Se puede leer el artículo completo de SandroAntoniazzi en C3dem

 

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