Fuente: Adista.it
05/05/2021
Después del naufragio del 23 de abril pasado frente a las costas libias, que costó la vida a 130 migrantes, se ha vuelto a hablar de muertes en el mar el 3 de mayo a raíz de la denuncia de la emisora al Arabiya -que en un tuit citó a la Media Luna Roja como fuente de la noticia- de la desaparición de otras 50 personas en la misma parte del Mediterráneo frente a la ciudad de Al Zawiya.
El 4 de mayo, en el puerto de Trapani, durante el desembarco de 450 migrantes rescatados por la ONG Sea Watch, la portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Carlotta Sami, informó de algunos datos importantes: en el primer semestre de 2021 ya murieron 500 personas en el mar (150 en el mismo período del año anterior). Así pues, 2021 ya cuenta con más de 10 mil desembarcos, un 170% más que las llegadas por mar en el mismo periodo de 2020. Por lo tanto, si los flujos hacia Europa han ido disminuyendo constantemente desde 2015, la verdadera emergencia sigue siendo el Mediterráneo, donde la gente sigue muriendo, a falta de un plan europeo de rescate y salvamento de migrantes en el mar y alternativas que permitan a las personas que huyen entrar en Europa de forma legal y segura (como, por ejemplo, los "corredores humanitarios").
El 3 de mayo, el Centro Astalli del Servicio Jesuita de Refugiados (Jrs) expresó sus "condolencias por las víctimas y su profundo pesar por las familias a las que incluso se les niega llorar y dar un entierro digno a sus seres queridos". Según el presidente del organismo jesuita, p. Camillo Ripamonti,"es uno de los males de nuestro tiempo que cada vez sucede más en silencio y con general desinterés, una vergüenza como nos recordó recientemente el Papa Francisco". Al denunciar los silencios políticos y mediáticos sobre la tragedia de los migrantes mediterráneos, especialmente en este último periodo en el que toda la información parece catalizada por la crisis sanitaria, el Centro Astalli "considera necesario no dejar de informar de cada naufragio. Queremos ser una especie de escolta mediática que arroje luz sobre todas las víctimas de cada naufragio en el Mediterráneo". De este modo, el Centro quiere ser la voz "de los numerosos migrantes que no tienen derecho a hablar en Europa". No sólo eso. Al final del comunicado del 3 de mayo, el Centro Astalli pide "un cambio radical de políticas que vuelva a poner a la Europa de los derechos y la libertad en el centro de un mar que ahora estamos dejando a los traficantes que venden esperanza disfrazada de muerte a seres humanos desesperados".
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