viernes, 25 de abril de 2025

El «gobierno de concentración» de Omella: ¿quién manda en la Iglesia catalana?

El cardenal arzobispo dirige un equipo que reúne todas las corrientes del catolicismo local, pero con un creciente peso del ala más conservadora, fuerte en el área educativa; los obispos catalanes también muestran cierto equilibrio entre abiertos y tradicionales

Fuente:    naciodigital.cat

Por   Pep Martí y Vallverdú

Redactor de Política en Nación

15/04/2025


Los obispos Vilanova y Abadias, el cardenal Omella y el obispo Gordo

"Omella manda menos que Sistach". Quien dice esto conoce muy bien las interioridades de la archidiócesis. La frase puede sorprender a quienes critican al actual cardenal y arzobispo de Barcelona, ​​Juan José Omella , por autoritario. Pero explica que, a diferencia de su predecesor, Lluís Martínez Sistach , que conocía hasta el último rincón de la Iglesia barcelonesa, el actual prelado llegó de fuera, de ser obispo de la pequeña diócesis de Logroño-Calahorra. Y, además, tuvo que ir conociendo el territorio mientras compaginaba importantes responsabilidades en Roma, donde forma parte de la poderosa Congregación de los Obispos, o en Madrid, donde presidió la Conferencia Episcopal Española .

Este 21 de abril, Omella cumplirá 79 años y se convertirá en uno de los mayores cardenales arzobispos al frente de su diócesis. Hace cuatro años que puso el cargo a disposición del Papa, pero éste le ha mantenido en Barcelona, ​​una señal evidente de confianza. Al cardenal le queda un año como elector en un hipotético cónclave. En la archidiócesis, encabeza un equipo plural, donde están todas las corrientes del catolicismo local. Pese a su talante más bien progresista, que le genera tensiones con los sectores más ultras, en torno al cardenal existe un predominio creciente de los más conservadores, singularmente en el área de la enseñanza.

En una estructura jerarquizada como la Iglesia, los atributos del poder en una diócesis suelen estar muy concentrados en la figura del obispo. Así es también en el caso de Barcelona. Omella ha generado pesar en los sectores más catalanistas y oposición nítida en el ala reaccionaria. Es el prelado que contempló con desazón la evolución del proces (evitó, incluso, implicarse en una mediación después del 1-O) y nunca ha terminado de conectar con la tradición catalanista de la Iglesia diocesana, pero ha evitado los conflictos y, como explica un integrante del núcleo más catalanista, "no ha roto nada". 

 

Un obispo auxiliar y las llagas del padre Pío

El peso del ala conservadora del catolicismo del que hablábamos en artículos anteriores también se hace sentir dentro del Palacio Episcopal. De los dos obispos auxiliares, uno de ellos, David Abadías, de perfil intelectual, con estudios en Teología e Historia de la Iglesia, aparece no alineado con ninguna de las grandes familias de la diócesis. El otro, Javier Vilanova , es considerado un espiritualista que sorprendió a todo el mundo cuando puso en su escudo episcopal seis puntos amarillos en recuerdo a los seis estigmas de San Pío de Pietrelcina, un guiño a los que creen en las apariciones. 

Vilanova suele llevar consigo alguna estampa del Padre Pío. La figura de este santo -canonizado por Juan Pablo II- es controvertida. En 1918, mostró heridas en manos y pies similares a las de Cristo en la cruz. Solía ​​llevar unos guantes para no mostrarlas y desaparecieron en el momento de su muerte, en 1968. Algunos le acusaron de farsante, otros iluminados, pero siempre tuvo seguidores. Vilanova se cuenta entre ellos. A sus 50 años, tiene mucha carrera por delante y está demostrando dotes de gobernante, según fuentes diocesanas, que explican que el obispo auxiliar es quien hace de puente con los sectores más conservadores, a los que en algún momento intenta al mismo tiempo controlar.

 

Los abogados

Con un cargo aparentemente menor pero muy cercano a Omella se encuentra el sacerdote Marc Labori, a quien también se etiqueta como conservador. Su formación como abogado le ha dado una influencia que, junto a su vinculación a otro jurista,  Santiago Bueno, presidente del Tribunal Eclesiástico de Barcelona, ​​hacen de este núcleo uno de los más influyentes dentro de palacio.

Sin embargo, el sector más abierto y “ progresista”, siempre dentro de los cánones eclesiásticos, resiste. Tres de los cinco vicarios episcopales, con autoridad sobre las diversas zonas del arzobispado, son figuras de este sector: Enric Termes (Catedral y Ramblas), el salesiano Juan José Rodríguez Sánchez (Poblenou, Sant Andreu) y Antoni Casas (Sants, Cornellà, Hospitalet).

Una organización territorial ésta que pronto será modificada: desaparecerán los vicarios y se reducirán los arciprestazgos de más de una veintena a 7, siguiendo las directrices vaticanas de adelgazar la estructura burocrática de la Iglesia. Están también en una línea renovadora figuras como Anna Maria Almuni de Muga, delegada del Laicado, y Salvador Bacardit , delegado de Formación del Clero, que ocupa también la posición clave de rector del Seminario. Las corrientes abiertas y conciliares mantienen su incidencia en muchos ámbitos de pensamiento y académicas del arzobispado, de la Fundación Joan Maragall hasta la Fundación Blanquerna , con el visto bueno de Omella. 

 

El Opus ha perdido influencia

¿Y el Opus Dei? Ningún gobierno diocesano puede olvidar la prelatura, organización conservadora pero siempre discreta y que ha tenido conflictos con el Vaticano . El hombre de la Obra en el Palacio Episcopal es Joan Costa, responsable de Pastoral Social y un teólogo importante, que ha estudiado a fondo cómo la doctrina social de la Iglesia defiende los derechos de las nacionalidades. Costa, conservador en doctrina, está considerado el ideólogo del ala más catalanista del Opus.

Y si se habla de quien manda en Palau, no es despreciable la figura de Ramon Oller. El responsable de Medios de Comunicación es un diácono que viene del mundo de la dirección de empresas, con mentalidad tecnocrática y que se ha realizado con una posición de poder relevante. Fuentes diocesanas consideran que es, de facto, el jefe de gabinete del cardenal. Pragmático más que ideólogo, sus críticos señalan que no ha logrado incrementar las audiencias de Ràdio Estel, la emisora ​​del obispado, que conserva, eso sí, imagen de seriedad y prestigio. Personas de la confianza de Oller la dirigen desde la salida de Jaume Aymar, un histórico del ala más catalanista y abierta de la diócesis.

 

Educación, hazte conservador

Una plaza fuerte del sector conservador de la archidiócesis es el ámbito educativo. La escuela concertada tiene un gran peso en el sistema educativo de nuestro país y, según un recuento que en 2022 hizo la Fundación Bofill, el 68% están vinculadas a la Iglesia. La delegación que en el pasado se había dicho de Ensenyament ahora se llama secretariado de Educación Católica y la dirige Raúl Adames, bajo la autoridad del delegado de Anuncio de la Fe, el joven sacerdote Bruno Bérchez. En la diócesis, ambos son considerados de línea conservadora y preocupados por que la fe católica sea bien explícita en escuelas y esplais. En algunos de estos espacios se ha notado cierta presión para que las actividades se iniciaran con una oración y se subrayara la identidad confesional.  

En muchos sectores diocesanos llama la atención que el secretario de Educación Católica sea ajeno a la principal organización educativa católica, la Fundación Escuela Cristiana, que reúne a cerca de 400 escuelas y 252.000 alumnos. Adames pertenece a la Asociación Católica de Propagandistas, archiconservadora, y que en Cataluña tiene sólo dos centros, la escuela Loreto y la Cardenal Spinola, que pertenecen a la Fundación Abat Oliba

 

Un episcopado de todos los colores

Más allá, la mirada a los obispos catalanes ofrece un mapa lleno de equilibrios, similar al que muestra el arzobispado de Barcelona. Estos son los perfiles :

- Joan Planellas, arzobispo de Tarragona, 70 años. Abierto y catalanista. Su nombramiento en el 2019 sorprendió positivamente a los sectores más soberanistas que recordaban una polémica en la que se había visto envuelto en el 2015, cuando la familia del comediante Albert Boadella, con casa en el municipio de Jafre de donde era párroco Planellas, protestó porque una estelada ondeaba en el campanario. Planellas explicó que se lo habían pedido muchos feligreses y se ofreció a hablar con su familia, que se negó.

Su nombramiento -al que no podía ser del todo ajeno Omella, que es miembro de la Congregación de los Obispos- fue visto como un reconocimiento a los sacerdotes de las comarcas gerundenses, a menudo vistos con pesar en algunos despachos vaticanos y de Madrid. Planellas es un respetado teólogo que se ha posicionado a favor del diaconado femenino. Ha recibido críticas por un talante que algunos califican de autoritario, que le ha traído problemas con algunos curas de la diócesis, y otros por una timidez que retrocede en las distancias cortas. 

- Octavi Vilà, obispo de Girona, 64 años. Abierto y catalanista. Su nombramiento sorprendió mucho, puesto que era el abad de Poblet y un religioso no suele ser designado para dirigir una diócesis. Vilà se ha destacado por un lenguaje claro, mostrando dolor por los casos de abusos. En vísperas del 1-O firmó como abad un comunicado conjunto con el abad de Montserrat reclamando al Estado que escuchara "la voz de la mayoría". Recientemente, ha designado a una mujer como juez del tribunal Eclesiástico. Es una de las 4 de un total de 30 jueces diocesanos en Cataluña.

- Salvador Giménez, obispo de Lleida , 77 años. Este alicantino aguarda su relevo desde hace dos años. Ha intentado permanecer al margen de los debates políticos, con un perfil queridamente bajo. Le tocó ver la pérdida del fondo de arte de Sijena tras un largo pulso con Barbastro que está por acabar de resolver en los tribunales. En la Conferencia Episcopal Tarraconense es el responsable de Medios de Comunicación, paradójicamente un mundo que desconocía totalmente.

- Francesc Conesa, obispo de Solsona, 63 años. Conservador. De Alicante, Roma le designó para suceder a Xavier Novell tras el apoteósico escándalo que culminó con su renuncia con anuncio nupcial (y gemelos) incluido. Conesa no dará sustos. Formado en teología en la Universidad de Navarra, del Opus Dei, se le reconoce capacidad de trabajo y brillo. Su conservadurismo quedó demostrado cuando, siendo miembro del Sínodo de Obispos, votó en contra del diaconado de las mujeres. Es uno de los obispos a los que seguir. Pocos creen que se jubilará en Solsona. 

- Xabier Gómez, obispo de Sant Feliu de Llobregat, 55 años. Progresista. Este dominico vasco encaja con la línea del papa Francisco de ir a las periferias. Ha dirigido el departamento de Migraciones del episcopado español. Hace pocos meses de su ordenación episcopal, pero algunas señales definen su perfil: su cruz pectoral está hecha de madera de una patera y el lema escogido es Humilitas .

- Salvador Cristau, obispo de Terrassa, 75 años. Conservador. De perfil suave, Cristau se formó en el Seminario de Toledo, de tono muy tradicional. Toda una declaración de intenciones. Su carrera se proyectó durante la etapa de Ricardo María Carlos y estuvo junto a otro “toledano” como Sáiz Meneses, su predecesor y actual arzobispo de Sevilla. 

- Joan-Enric Vives, obispo de Urgell, 76 años. Progresista. Dirige un obispado que le otorga el cargo de copríncipe de Andorra. Es, por tanto, jefe de Estado, algo que no ha parecido molestar a este prelado que ha podido estar presente en numerosas recepciones diplomáticas. Benedicto XVI le nombró arzobispo ad personam, una deferencia que no heredará su sucesor. 

Ahora espera un relevo que no puede demorarse mucho, ya que ya se ha designado obispo coadjutor, con derecho, por tanto, a sucederle cuando Roma decida: Josep Lluís Serrano y Peinado, de 48 años y que ha hecho carrera diplomática en la Santa Sede, siendo enviado a Mozambique y Nicaragua. Por ahora, Serrano es una incógnita. Un dato tan sólo: su tesis en Teología Dogmática versa sobre el pensamiento de Eugenio Carecco, un canonista relevante… Y miembro de la conservadora Comunión y Liberación.

- Romano Casanova, obispo de Vic , 69 años. Conservador. Crecido a la sombra de Ricardo Maria Carlos, Casanova es hombre de talante espiritualista de quien sus detractores han criticado cierta fragilidad intelectual. Gestionó cuidadosamente la crisis Novell, cuando actuó como administrador de Solsona. Desde el obispado ha permitido que penetraran en la diócesis, de larga tradición catalanista, corrientes tradicionalistas de origen latinoamericano como las monjas del Verbo Encarnado .      

- Sergi Gordo, obispo de Tortosa, 58 años. Abierto y catalanista. Estudió Filosofía y Lengua Alemana en Múnich. Tras regresar de Alemania, el cardenal Sistach le nombró canciller de la curia y secretario general del arzobispado, cargo que ocupó durante trece años, convirtiéndose en el hombre fuerte del Palacio Episcopal. En 2017, ya con Omella, fue nombrado obispo auxiliar. En 2023 fue designado obispo de Tortosa por parte del Papa.

 

Pep Martí y Vallverdú

Nacido en Barcelona en 1964, forma parte de Nación desde 2015. Licenciado en Filosofía y Letras (Historia Contemporánea) por la UAB. Estuvo muchos años en el semanario El Triangle, donde escribió bastante sobre temas de Iglesia. Antes, había trabajado en el Archivo Central del Departamento de Gobernación. Ha escrito una biografía de Antonio Maura (Ediciones B), una breve de Josep Tarradellas (Fundación Irla), una historia del Club de Amigos de la Unesco de Barcelona y una recopilación de entrevistas hechas en Nación (Cataluña, ¿hacia dónde vas?) El último libro ha sido Los que mandan, con Miquel Macià, sobre 50 estirpes catalanas con poder.

 

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