viernes, 4 de abril de 2025

Sínodo italiano: desactivado el aparato de los funcionarios eclesiásticos.

Fuente:   SettimanaNews

Por: Andrea Grillo

03/04/2025



Una cita como la que ha involucrado a la Iglesia italiana, del 31 de marzo a hoy, 3 de abril, no era fácil de imaginar, visto cómo se ha desarrollado y el desenlace al que ha llegado. Aunque el Papa Francisco insiste tanto en la necesidad de imaginación e inquietud para hacer buena teología y buena información eclesial, pocos habrían pensado que las cosas pudieran suceder como sucedieron.

¿Por qué? El hecho es que la cita, que debía ser el punto de llegada de la "fase profética" del camino sinodal de la Iglesia italiana, se alcanzó con un texto de 50 Proposiciones, que sin embargo había depurado cuidadosamente el debate de cualquier posible profecía. La fase profética parecía haber producido una regulación de condominios.

Este “producto”, cuya génesis nadie comprende del todo, ha escandalizado de hecho a gran parte de quienes deberían haberlo votado, propuesta por propuesta. El problema, percibido inmediatamente desde la primera mirada al texto, era éste: no sólo cada proposición individual, tomada en sí misma, sino también el conjunto del texto, considerado sintéticamente, no era capaz de transmitir prácticamente nada de lo que se había vivido, discutido y compartido durante los cuatro años de compromiso, en la confrontación de pareceres, en la escucha, en el debate y en los múltiples y articulados borradores de asuntos, perspectivas y propuestas.

Tanto más cuanto que este estilo cansado, burocrático y a menudo absolutamente vacío parecía a muchos diseñado específicamente para cerrar todo lo que estaba abierto, para silenciar todo lo que era problemático, para domesticar y sedar toda emoción del alma o del espíritu. Así, primero en una impresionante secuencia de intervenciones en el aula, y luego en el trabajo de dos sesiones de “grupos de trabajo”, se evidenció que no sólo unos pocos detalles, sino todo, absolutamente todo, merecía ser reescrito, repensado, reelaborado.

Es inevitable preguntarse cómo fue posible semejante accidente. Y esconderse detrás del “género literario” de proposiciones, que inevitablemente serían breves y pobres, es en realidad como esconderse detrás del dedo meñique de un bebé recién nacido. No, incluso las proposiciones de un Sínodo, que ciertamente no son tratados, pueden siempre ser escritas de manera rica o pobre, pasional o burocrática, problemática o retórica.

Así, la Asamblea, tanto en sesión conjunta como en grupos e integrada por todas las identidades (episcopal, presbiteral, religiosa y laica), volvió a la riqueza que conocía y a la pasión que había degustado y comunicado y que no encontraba en un texto en el que, como por arte de magia, la imaginería sinodal parecía haber quedado encerrada en el congelador durante unos días.

Alguien lo intentó. Esas 50 propuestas son el resultado de un plan. Alguien quiso rebelarse contra el camino sinodal, contra el cambio de paradigma, contra la Iglesia en salida, y en las 50 propuestas intentó poner todo y a todos en su sitio. Pero la rebelión de algunos funcionarios, ciertamente dotados de cierto poder, no funcionó.

El cuerpo eclesial, en todos sus componentes, no permitió que los funcionarios afirmaran “su” síntesis. Por eso su rebelión sistémica no triunfó. Pero triunfó la fuerza de una comunión real y no formal.

De esta manera será posible un camino ulterior de comparación, de modo que el texto de las proposiciones (sean 50 o 70) aparezca orientado, escrito de manera no clerical, no vacía y con un estilo apasionado. En el Año Jubilar dedicado a la esperanza, un signo de este tipo abre el corazón y nos permite realmente abrirnos a lo que no podemos ver.

Quien habla de “rebelión” de la Asamblea no ha entendido nada. La noticia es que la Asamblea (integrada por obispos, sacerdotes, religiosos y laicos) no aceptó la rebelión de algunos funcionarios. La rebelión burocrática en el Sínodo no ha funcionado.

La rebelión del aparato contra la institución de la vía sinodal ha fracasado. El proceso sinodal merece ahora una expresión no burocrática. Habrá trabajo que hacer. Pero los burócratas están avisados ​​y, como se dice, medio salvados.

Publicado en el blog del autor Come se non .

 

 

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