jueves, 24 de noviembre de 2022

“Hemos descuidado la formación de los adultos”

Fuente: Vida Nueva

(A FONDO. Catequesis de Adultos)
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA


Convencido de que “es necesario gestar espacios y momentos que posibiliten el encuentro con Jesucristo”, el sacerdote José Antonio  Cano, consiliario de Acción Católica General, cree que urge un  itinerario catequético con adultos “que no dé por supuesta” la fe y,  en busca de un encuentro real con Dios, evidencie que “continuamente hemos de actualizar el primer anuncio”.

 

¿Cómo observa que la sociedad ha valorado la presencia y la respuesta de la Iglesia en este tiempo de pandemia?

En esto no podemos dar una respuesta cerrada porque siempre hay quien tiene una visión negativa de la Iglesia y, haga lo que haga, solo verá su lado oscuro; por otra parte, hay quien lo ve todo de “color de rosa” y nunca desarrolla una conciencia crítica; lo cierto es que muchos han vivido en primera persona la cercanía de la Iglesia en estos momentos duros. Incluso se ha incrementado el número de voluntarios que, viendo la necesidad, han descubierto en la Iglesia un cauce adecuado para la atención a quien más lo ha podido necesitar.

 

¿Sale la comunidad cristiana más fortalecida o, por el contrario, se percibe un cierto debilitamiento de la práctica religiosa?

Esta es una pregunta que yo también me he estado haciendo personalmente porque, por un lado, se ha notado mucho el descenso de participación en las celebraciones litúrgicas, pero, por otro, ha habido nuevos acercamientos de la gente a la Iglesia. He escuchado muchísimos testimonios de gente que quizás no tenía una práctica religiosa habitual, pero que ha ido siguiendo las celebraciones a través de la televisión o internet y esto les ha ayudado y fortalecido. Pero no es menos cierto que muchos se han quedado en ese medio y les cuesta volver a la presencialidad en las celebraciones; viven una dimensión individualista, “intimista”, sin haber descubierto la dimensión comunitaria de la fe.

 

Por su experiencia acompañando a una comunidad como Acción Católica, presente en en todo tipo de experiencias, ¿cree que es significativa la voz de los cristianos en nuestro caminar como sociedad?

Es verdad que hay muchos laicos comprometidos en la vida de la Iglesia y la sociedad, pero para nada es significativa la presencia de los cristianos en la vida pública. Durante mucho tiempo hemos descuidado la formación de adultos en auténticos procesos catequéticos que pudiesen ayudar a profundizar en la fe y, desde ahí, ser respuesta en nuestra sociedad con una presencia realmente evangelizadora y transformadora. Actualmente, la Acción Católica General está siendo acogida en muchísimas diócesis y parroquias como respuesta al mandato de Jesús de “hacer discípulos” y siguiendo las indicaciones para ser una Iglesia en salida. De ahí que haga suyas las propuestas que nos señaló el Congreso de Laicos de febrero de 2020.

Ofrecemos a todas las parroquias una experiencia de primer anuncio llamada ‘Encuentros 4-40’ para posibilitar que la gente se encuentre con Jesucristo y, posteriormente, todo un itinerario de formación en línea catecumenal, que es un proceso para llevar a cabo un auténtico discipulado, posibilitando un acompañamiento personal y grupal. Todo en clave vocacional, para discernir personal y comunitariamente lo que Dios quiere de cada uno de nosotros y posibilitar una presencia personal y asociada en el mundo del trabajo, la sanidad, la familia, la política, la cultura… Podemos llegar a ser, realmente, agentes de transformación social, llenando cada espacio con la presencia de Jesucristo, caminando, sinodalmente, pastores y laicos.

 

¿Cómo ser una Iglesia más de testigos que de oradores?

Solamente puede ser testigo aquel que ha presenciado un acontecimiento; por tanto, solo se puede ser testigo de Jesucristo en la medida en que alguien se ha encontrado con Él. Seguimos dando por supuesto que la gente se ha encontrado con Jesucristo y por eso no hacemos un anuncio kerigmático. Damos por supuesto que la gente ha hecho una opción por ser discípulo de Jesucristo, pero vivimos en un momento en el que no podemos presuponer nada.

Por eso es necesario gestar espacios y momentos que posibiliten ese encuentro con Jesucristo; continuamente, hemos de actualizar el primer anuncio, la base de toda nuestra acción evangelizadora. Y, tras esa experiencia fundante que lleve realmente a la conversión, iniciar un proceso de discipulado que nos conducirá a ser testigos, porque anunciaremos “lo que hemos visto y oído”. No comunicaremos ideas o normas morales, sino la vida que trae Cristo, muerto y resucitado por todos y cada uno de nosotros. Ya recordaba san Pablo VI que el mundo de hoy escucha más a los testigos que a los maestros, y si escucha a los maestros es porque son testigos.

 

Caminar a su lado

¿Cómo se acompaña a un adulto que atraviesa un momento vital de apertura a la trascendencia y que desconoce todo o casi todo de la experiencia cristiana?

El primer paso que hemos de dar es ponernos a su lado y caminar con él, como hizo Jesús con los discípulos de Emaús. La persona necesita ser acogida y escuchada antes que escuchar; por eso es muy importante que estemos bien preparados en el “arte del acompañamiento”. Es necesario saber caminar con el otro y querer participar de su historia, de sus preocupaciones, de sus inquietudes… Y, llegado el momento, hacerles el anuncio de Jesucristo, que puedan conocer y experimentar que Dios les ama, que Jesucristo ha muerto y ha resucitado por ellos, que está presente en su camino, en su historia y que su deseo es que vivan en plenitud. Pero también podemos hacer una invitación a participar en alguna experiencia comunitaria de primer anuncio, como ‘Los encuentros 4-40’, que son una experiencia de encuentro personal con Jesucristo teniendo como base la Palabra de Dios, con su fuerza vivificante y transformadora, y, desde ahí, acompañarles en todo el proceso de descubrimiento y maduración de la fe. Luego hay que ayudarles a integrarse en un Equipo de Vida donde seguir conociendo la fe, orando y celebrando, y, por supuesto ayudarles a vivir esa fe en el día a día.

 

¿Son necesarios cambios estructurales para encarnar hoy la comunidad cristiana quesoñó Jesús de Nazaret?

La Iglesia siempre está necesitada de la conversión de sus miembros y de reforma en sus estructuras. Una de las grandes reformas que hay que acometer es la de la iniciación cristiana. Seguimos, muchas veces, dando catequesis a personas que no han sido evangelizadas, no han hecho un proceso de conversión personal y adhesión a Jesucristo; nos hemos saltado ese primer paso. Y, entonces, nuestra catequesis fracasa, porque se convierte en catequesis finalista, para recibir los sacramentos. Por otro lado, desgastamos excesivas fuerzas en la evangelización de los niños y descuidamos a los adultos. Jesús evangeliza a los adultos y bendice a los niños, y nosotros hemos invertido el proceso, pretendiendo evangelizar a los niños y bendiciendo a los adultos. Así mismo, los jóvenes también necesitan de una acogida y acompañamiento significativo.

En todo este camino de conversión pastoral vamos dando pasos. Sabemos que en la Iglesia el cambio se da lentamente, y entiendo que no es lo mismo dar la vuelta a una pequeña lancha de motor que a un transatlántico. Pero en ello estamos... Al final, sabemos que la gracia del Espíritu Santo nunca nos va a faltar y nuestro ardor evangelizador hará posible que llenemos cada rincón de nuestro mundo con la luz de Jesucristo.

 

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