sábado, 27 de abril de 2024

Agencias católicas británicas: Es un error deportar inmigrantes a Ruanda

La reciente decisión de Londres de aprobar una ley que permite entregar a los solicitantes de asilo al país africano ha provocado la condena de Cafod, la agencia humanitaria oficial de la Iglesia católica en Inglaterra y Gales y parte de Cáritas Internacional.

Fuente:      Vatican News

Por   Linda Bordoni - Ciudad del Vaticano

26/04/2024

 

Migrantes llegan a Dungeness, un cabo de la costa de Kent, Inglaterra  (AFP or licensors)

Ha sido una «decepción a muchos niveles». Así es como Cafod, la agencia humanitaria oficial de la Iglesia católica en Inglaterra y Gales y parte de Cáritas Internacional, califica la aprobación por el Parlamento británico, el 23 de abril, de la controvertida ley que prevé el traslado de inmigrantes ilegales a Ruanda. Neil Thorns, Director de Advocacy y Comunicaciones de Cafod, en declaraciones a Vatican News-Radio Vaticana, describe el plan como carente de «compasión y responsabilidad internacional». En Cafod, explica, «nos decepciona que este proyecto de ley haya salido adelante y nos decepciona a muchos niveles. No creo que muestre el cuidado y la compasión que el Papa Francisco, y otros, nos instan a dar a quienes huyen de situaciones de conflicto y penuria».

Thorns no sólo subraya que la legislación no tiene en cuenta los valores cristianos y el llamamiento del Papa a «acoger, proteger, integrar y promover» a los inmigrantes, sino que también señala la desconexión entre el proyecto de ley y los sentimientos del pueblo británico, recordando, por ejemplo, la amplia acogida que se ha dado a los refugiados de países como Ucrania. "Dondequiera que haya venido gente de Ucrania u otros países, la gente ha dado la bienvenida a estos refugiados", es la observación de Thorns, convencido de que la elección del Parlamento “no refleja el estado de ánimo y la situación del país”.

 

Distorsión del problema

El proyecto de ley, según Cafod, distorsiona el problema de la crisis de los refugiados, que en realidad ve cómo la mayoría de los desplazados buscan refugio en los países vecinos y no en Europa. Por ello, Thorns lamenta la negligencia del Reino Unido en su deber de apoyar a las poblaciones vulnerables y pide un reparto más justo de las responsabilidades. «Sabemos que la inmensa mayoría de las personas que huyen de conflictos, penurias económicas y todo lo demás, se dirigen en gran medida a países vecinos de aquellos de los que huyen. No llegan a Europa».

 

Asumir la responsabilidad

La aprobación del proyecto de ley, añade, va en contra de los principios esbozados en el nuevo Pacto de asilo y migración de la UE, que hace hincapié en la responsabilidad compartida entre los Estados miembros. Aunque el Reino Unido ya no forma parte de la UE, la crítica es por la reticencia del gobierno británico a optar por soluciones humanas, sobre todo teniendo en cuenta sus importantes recursos y su potencial capacidad de ayuda. «Somos el país con más recursos para desplegar en ayuda y, por tanto, deberíamos asumir nuestra parte de responsabilidad», afirma Thorns, que sigue mostrándose escéptico ante la posibilidad de que la ley disuada a los inmigrantes de embarcarse en viajes peligrosos. «Si estás en una situación en la que estás dispuesto a arriesgar tu vida en estas embarcaciones horrendamente endebles, sobrecargadas que a menudo carecen de herramientas adecuadas para salvar vidas, no veo cómo este tipo de amenaza potencial lejana va a hacerte cambiar de opinión».

 

Respeto de la dignidad

Thorns expresa su convicción de que pueden y deben existir políticas humanitarias legales para proteger a las personas vulnerables. Creo -concluye- que puede haber vías humanitarias legales para la llegada de personas. Las solicitudes pueden ser evaluadas, como debe ser en virtud del derecho internacional", añade, explicando que en este marco los inmigrantes y solicitantes de asilo pueden ser aceptados o, a veces, si no los son, acompañados respetando su dignidad según diferentes soluciones. Dar prioridad a la disuasión frente a la compasión, ignorar las obligaciones internacionales y utilizar medidas punitivas para abordar las causas profundas del desplazamiento no es, en definitiva, lo correcto «para dar a la gente una alternativa a ese terrible viaje a través del Canal de la Mancha».

 

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