viernes, 23 de febrero de 2024

La Iglesia alemana abandonaría su misión si detuviera sus planes sinodales, dice un teólogo

Entrevista exclusiva a Arnaud Join-Lambert, profesor de teología en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica)

Fuente:   La Croix International

Por Guillaume Daudé

22/02/2024


El obispo Georg Baetzing, de Limburgo, predica durante el servicio de apertura de la Asamblea General de Primavera de la Conferencia Episcopal Alemana (Deutsche Bischofskonferenz) en Augsburgo, Alemania, el 19 de febrero de 2024. (Foto de ANNA SZILAGYI/EPA/MaxPPP)

La insistencia del Vaticano en que los obispos católicos de Alemania detengan los planes de crear un Consejo Sinodal se basa en un "malentendido" del "proceso sinodal" del país, según un destacado teólogo.

"Fundamentalmente, lo que la Conferencia Episcopal Alemana (DBK) pretende establecer no es realmente diferente de lo iniciado y alentado por el sínodo romano sobre la sinodalidad", dice Arnaud Join-Lambert, un laico casado que enseña teología en la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica.

Tres cardenales de alto rango en la Curia Romana emitieron una carta el 17 de febrero, instando a los obispos a suspender el plan esta semana mientras se reunían para la asamblea plenaria de DBK.

Join-Lambert habló con Guillaume Daudé, de La Croix, sobre las consecuencias que esto podría tener en la implementación de la sinodalidad en la Iglesia, tanto en Alemania como a nivel universal.

La Croix: Cuando la Asamblea Plenaria de los obispos alemanes se disponía a ratificar los estatutos de su Comité Sinodal, Roma les obligó a dar marcha atrás, enviando una carta para oponerse. ¿Cuál es la crítica del Vaticano a la Iglesia alemana?

Arnaud Join-Lambert: Esta oposición es una continuación del malentendido romano con respecto al proceso en Alemania. La principal crítica de Roma es el establecimiento de una estructura no prevista por el Código de Derecho Canónico, sin pedir permiso. Sin embargo, fundamentalmente, lo que la Conferencia Episcopal Alemana pretende establecer no es realmente diferente de lo que es iniciado y alentado por el sínodo romano sobre la sinodalidad.

Alemania comenzó su "camino sinodal" mucho antes que esta última, de manera muy rigurosa y estructurada. Hoy en día, los obispos alemanes están experimentando algo, incluso cuando el documento de la asamblea continental del sínodo romano para Europa enfatiza la necesidad de "experimentar" tres veces.

Su intención, por tanto, se alinea con la dinámica del sínodo, pero su camino es autónomo, lo que concierne a Roma. Es importante no leer esto como una oposición general entre dos bloques. La decisión de Roma no es una cuestión de principios, sino de derecho, en relación con los estatutos del Consejo sinodal: no corresponde a la Iglesia alemana aprobarlos sin recurrir al Vaticano.

 

¿Representa la oposición de Roma un cese definitivo del proceso de reforma interna en el que está inmersa la Iglesia alemana?

El "Camino Sinodal" iniciado por los obispos alemanes ha concluido sus trabajos. La tarea ahora es incorporar en las estructuras lo que se experimentó durante este discernimiento específico. La paralización es clara, pero solo se refiere a lo que se planeó, no al proceso general. En cualquier caso, el principio teológico de la sinodalidad, alentado por Roma, debe ser implementado. A nivel nacional, los obispos alemanes tendrán que encontrar otra solución, y dentro de las diócesis, la ley permite muchos márgenes de maniobra para formar consejos episcopales y pastorales.

La dinámica sinodal en Alemania se basa en una profunda reflexión y en serias consultas. Más de dos tercios de los obispos alemanes lo apoyan. Su punto de partida se remonta a los informes de 2018 que revelaron abusos sistémicos en Alemania. Los obispos reconocieron entonces la necesidad de actuar en respuesta al colapso de la credibilidad de su Iglesia.

Este objetivo no ha cambiado: el "Camino Sinodal" era un medio para hacer frente a esta crisis, para servir a todos y no quedarse exclusivamente en un pequeño grupo de creyentes. Si la Iglesia alemana detuviera el proceso sinodal, estaría abandonando su misión. El malentendido con la Curia Romana se deriva de que ésta subestima la conmoción causada por la revelación de los abusos y su naturaleza sistémica.

 

¿Las tensiones entre Roma y los obispos alemanes ponen en tela de juicio el principio de sinodalidad defendido por el Papa Francisco?

El camino que el Papa Francisco ha trazado para la Iglesia católica tiene inicialmente una dimensión espiritual, pero también plantea interrogantes sobre las reformas estructurales y legales. Los dos imperativos clave son la descentralización y la desconcentración de poderes. Sin embargo, hay diferentes interpretaciones de las decisiones de las asambleas sinodales, como lo demuestra el sínodo sobre la Amazonía en 2019 o la reciente postura de la asamblea de obispos africanos.

La sinodalidad es un principio teológico que se vuelve muy sensible cuando toca temas concretos de gobernanza. Alemania ha implementado la sinodalidad de manera coherente, rigurosa y teológicamente justificada.

Paradójicamente, respeta más el poder de los obispos que la asamblea sinodal romana de octubre de 2023: las decisiones allí fueron adoptadas por dos tercios de todos los participantes, mientras que en Alemania, durante el "Camino Sinodal", toda la asamblea votó antes de que solo lo hicieran los obispos.

Las tensiones surgen cuando se aborda directamente el tema, y serán inevitables en la próxima asamblea sinodal romana, que propondrá reformas concretas.

¿Cómo puede la Iglesia fomentar la experimentación sin dejar de mantener el control? Se trata de un verdadero desafío, sobre todo porque la Conferencia Episcopal Alemana está lejos de ser amateur e irresponsable. Esta situación plantea interrogantes para los organismos intermedios –locales, nacionales y continentales– sobre los cuales chocan las lógicas del control y la descentralización.

Se trata de una cuestión sociopolítica, pero sobre todo teológica: la Iglesia es la organización más grande del mundo, dirigida por una Curia Romana extremadamente pequeña, que debe gestionar su vasta diversidad manteniendo la comunión.

 

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