sábado, 24 de febrero de 2024

Juan María Uriarte y el título, pendiente, de “Doctor Honoris Causa”

Fuente:   Vida Nueva 3.354

Por   Jesús Martínez Gordo

Actualizado 24 de febrero de 2024


D. Juan María Uriarte

     El año 2018 presenté al Consejo de la Facultad de Teología de Vitoria una propuesta para que se le concediera a Mons. Juan María Uriarte, obispo emérito de S. Sebastián, el título de “Doctor Honoris Causa”, siendo aprobada. En conformidad con los Estatutos de la Facultad de Teología del Norte de España (con dos sedes, una, en Vitoria y, otra, en Burgos), se acordó presentarla al Consejo de dicha Facultad de Teología del Norte de España; cosa que se hizo el 17 de diciembre de 2019 en la sede de Burgos, siendo también votada y aceptada. Una vez aprobada la propuesta, correspondía al Gran Canciller —es decir a Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa— y al Vice-Gran Canciller —en este caso, Mons. Juan Carlos Elizalde Espinal— “otorgar el consentimiento” para dicho Doctorado y solicitar a la Santa Sede el preceptivo “nihil obstat”.

     En ambas ocasiones expuse —en conformidad, de nuevo, con los Estatutos—, los “especiales méritos científicos y culturales” que concurrían en su persona.

En las dos ocasiones en que intervine sostuve que los méritos científicos de Mons. J. M. Uriarte estaban debidamente acreditados si se tenían en cuenta sus numerosas publicaciones, entre las que destaqué las referidas a la reconciliación; la identidad y espiritualidad presbiteral; la evangelización y el celibato. Acompañé este primer apartado con una detallada información de dichas publicaciones y ediciones desde 1998 hasta entonces; así como de sus traducciones —de algunas de ellas— al portugués, italiano, inglés, ruso y francés.

Pero, además de estos “méritos científicos” —continué— existen otros “culturales”. Mons. Juan María Uriarte había promovido la creación de escuelas en las zonas más deprimidas de la diócesis de Bizkaia, así como de ikastolas. A ello había que sumar su apoyo al Instituto Labayru en favor de la lengua y cultura vasca. Había sido también —como es sabido— un infatigable defensor de la reconciliación en el País Vasco. Eran particularmente conocidos sus servicios a la pacificación como intermediario en los contactos entre ETA y el Gobierno de D. José María Aznar durante la tregua de 1998 y su firme apuesta por el diálogo para superar la división y confrontación, a la vez que para construir una sociedad reconciliada y en paz.

Y concluí mi intervención indicando que la sociedad civil, a diferencia de la eclesiástica, había reconocido su labor, recibiendo, entre otros, el título de “Ilustre de Bizkaia” por parte de la Diputación Foral de Bizkaia (2010) y el premio Fundación Sabino Arana (2013) por su “muy significativa contribución a la paz y a la reconciliación”, así como por “su firme defensa de los derechos humanos”.

Como he indicado, las votaciones en los Consejos de la Facultad de Teología de Vitoria y en el de la Facultad de Teología del Norte de España fueron afirmativas. A partir de ese momento correspondía —como igualmente he indicado— a Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa y a Mons. Juan Carlos Elizalde Espinal otorgar su consentimiento y solicitar el preceptivo “nihil obstat” a la Santa Sede. Tengo que decir que, desde entonces, y a pesar de mi interés por saber cómo estaba el asunto, me he encontrado con un muro de silencio. Dejo en manos del lector hacer las interpretaciones que estime más pertinentes. Alguna vez que comenté este sorprendente silencio con compañeros de la Facultad me dijeron, con toda libertad y claridad: “Los responsables de seguir tramitando e implementar esta decisión no tienen interés alguno en ello. Están esperando a que fallezca Mons. Juan María Uriarte y, de esta manera, dar por cerrada la decisión de los respectivos Consejos de Facultad”.

Si así, fuera, espero que estas líneas permitan dejarla abierta. Por eso, las he escrito.

 

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