Algunas declaraciones del papa Francisco sobre la guerra en Ucrania han generado polémica. ¿Por qué? Conversamos con Massimo Borghesi, profesor de filosofía moral de la universidad de Perugia.
Fuente: DW
Por: Emilia Rojas Sasse
17/06/2922
DW: El papa Francisco pide paz en Ucrania. ¿Por qué su posición suscita críticas, incluso dentro de la Iglesia católica?
Massimo Borghesi: La posición del papa, que exigió inmediatamente el fin de la guerra de Rusia contra Ucrania, fue inicialmente silenciada y vista con gran molestia no solo por los dos Estados beligerantes, sino también por Europa y Estados Unidos.
En un principio, Europa creyó que podía doblegar a Rusia con sanciones económicas y, posteriormente, con el envío de armas a Kiev. Existía la ilusión de que Ucrania pudiera realmente superar a la Rusia de Putin.
Por su parte, Estados Unidos ha jugado y sigue jugando su propio juego en el marco de la geopolítica mundial. Está utilizando la guerra para debilitar a Rusia de modo que solo se enfrente a un adversario real: China.
Sin embargo, al papa no le interesa la geopolítica ni las victorias, sino el destino trágico de los pueblos. Ahora, incluso los críticos del papa, incluidos muchos católicos, empiezan a darse cuenta de que sus palabras eran correctas.
Silencio y retos de los movimientos pacifistas
El pacifismo parece perder terreno ante la guerra de Ucrania...
Sí, los movimientos pacifistas han guardado cierto silencio hasta ahora. Y es que la vergonzosa decisión de Putin de invadir Ucrania ha suscitado un justo movimiento de indignación y una natural voluntad de reacción.
Además, la izquierda, en su defensa de la democracia, ha optado claramente por la guerra, a diferencia de lo que ocurrió en 2003 cuando, ante la invasión estadounidense de Irak, llenó las plazas de Europa apoyando a Juan Pablo II, que se oponía a la guerra.
Hoy en día esto no es así y no es bueno. En Alemania, los Verdes, tradicionalmente no violentos, han abrazado la causa de la guerra, condicionando incluso la libertad de maniobra del canciller Olaf Scholz. El filósofo Jurgen Habermas tuvo que intervenir para recordar a la izquierda alemana su tradición pacifista.
Sin embargo, no se puede negar que el movimiento pacifista se está organizando. Actualmente, están previstos cuatro actos: el 18 de junio en Roma, el 24 de junio y el 14 de julio en Odesa, y el 11 de julio en Kiev.
¿Cuáles son los principales retos del pacifismo en la actualidad?
El papa Francisco ha hablado en los últimos años de un mundo que está practicando "una tercera guerra mundial a trozos". El riesgo es que esto se convierta en una tercera guerra mundial efectiva.
Todos los grandes organismos internacionales surgidos desde la Segunda Guerra Mundial están perdiendo su valor, uno tras otro, desde la ONU hasta la Unión Europea, que ha estado al borde de la quiebra.
Lo que está en crisis es la idea multipolar del mundo, la misma que defiende la encíclica Fratelli Tutti. Una idea que presupone el equilibrio entre las grandes potencias. Por el contrario, como muestra el conflicto de hoy, se vuelve al enfrentamiento Este-Oeste. Se vuelve al mundo maniqueo donde las fuerzas del bien chocan con las del mal.
Por eso, necesitamos, hoy más que nunca, movimientos que rechazan el maniqueísmo político y luchan por el diálogo entre naciones.
Verdadero trabajo de paz, antes de que estallen las guerras
La Iglesia católica aceptó guerras en el pasado. ¿Ha llegado el momento de rechazarlas categóricamente?
El verdadero trabajo de la paz se lleva a cabo antes de que estallen las guerras, en la eliminación de los motivos de los conflictos. La guerra en Ucrania era previsible ya en 2014 y, sin embargo, nadie se movió para evitarla.
Los pontífices del siglo XX, a partir de Benedicto XV, se opusieron a las guerras. La doctrina social de la Iglesia solo permite la guerra defensiva, como es el caso de Ucrania, pero incluso esta está sujeta a condiciones precisas: si puede conducir de forma realista a una negociación de paz honorable y si puede ser soportada por la población civil.
¿Podría llegar a prevalecer la idea de que la guerra es un crimen en sí misma y, por tanto, moralmente inaceptable?
La conciencia de que la guerra es una desgracia para la humanidad está muy extendida y, sin embargo, esto no ha impedido que, a lo largo de todos estos años, haya habido y haya una cadena de guerras que nunca terminan.
Cada vez, las guerras se justifican por el progreso, la defensa de los derechos humanos y la democracia. Incluso Putin, justifica su guerra a los ojos de los rusos afirmando que está llevando a cabo una operación de limpieza: las tropas rusas estarían suprimiendo la presencia nazi en Ucrania…
Se da una justificación "moral" a las guerras. Se trata de una mistificación con la que se engaña al público, también gracias a la propaganda mediática.
El debate, entre la utopía y la realidad
¿Existe un debate intelectual al respecto?
No es relevante y, sin embargo, hasta cierto punto, está emergiendo. Se vuelve más sensible, incluso en la esfera intelectual, cuanto más se demuestra que esta guerra es una catástrofe para Ucrania. El realismo no es necesariamente tan cínico como piensan los idealistas. El verdadero realismo va de la mano de la lucha por la paz y la protección de los pueblos oprimidos.
¿Podría el papa Francisco hacer avanzar este debate?
El papa Francisco ya ha adelantado este debate. Su apasionada voz contra la guerra en Europa, al principio solitaria, es ahora invocada por muchos como punto de referencia. Ni siquiera los jefes de Estado de Europa pueden ya silenciarla. El papa, acusado de utópico, se revela como el verdadero realista.
Massimo Borghesi, filósofo y ensayista, es profesor de filosofía moral en la Universidad de Perugia. Entre sus numerosas obras se cuenta "Jorge Mario Bergoglio. Una biografía intelectual. Dialéctica y mística".
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