La UE debe empezar a pensar en convivir con un dictador igual que acepta los regímenes autocráticos del Golfo Pérsico, porque una solución basada en sanciones contra el Gobierno de Lukashenko empeoraría la situación
Fuente: El Diario Vasco
16/11/021
Así podemos denominar a esos miles de personas que se agolpan en la frontera con Polonia desde hace unos días a consecuencia de una actuación inhumana a cargo del gobierno de Lukashenko, que no ha tenido escrúpulos para atraer a migrantes iraquíes y sirios, ofreciéndoles un futuro mejor en la Unión Europea. A cambio de un vuelo de miles de euros, han sido llevados a Minsk y de ahí en vehículos al paso fronterizo de Kuznica. Aun sabiendo las dificultades existentes para entrar en suelo comunitario, cómo será la desesperación de esta gente para aceptar un viaje de semejantes características. Todo parece indicar que el mero hecho de salir de sus lugares de origen es un triunfo. Y cabe preguntarse por qué. Pues bien, lo dijo el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Lavrov. Occidente ha desencadenado un rosario de guerras en la región que están teniendo consecuencias fatales. Son los conflictos posteriores al 11-S. Tras dicho atentado, Estados Unidos se ha dedicado a destrozar países en Oriente Próximo, generando una inestabilidad completa en la región y movimientos masivos de refugiados. Ahí tenemos los casos de Irak, Afganistán o Siria, a los que habría que añadir Libia y Yemen, con la despiadada intervención de Arabia. Lavrov viene a decir que las conflagraciones desencadenadas por Washington están obligando a los refugiados a marchar a Europa. Y no a Estados Unidos, claro. No se equivoca en su análisis, pero lo que sucede en Bielorrusia no es eso, pues es fruto de una medida despiadada y de mero cálculo político por parte del ejecutivo de Minsk, que ha visto en los ilegales una baza para presionar a la UE con uno de los mayores problemas a los que se lleva enfrentando en la última década.
Según la politóloga Mira Milosevich, la actuación de Lukashenko se debe a dos hechos. Primero, a que Bruselas no haya reconocido su triunfo en las últimas elecciones presidenciales y que encima haya dado refugio a varias candidatas opositoras. Y, segundo, a que se trata de una respuesta a las sanciones impuestas por la UE por la represión y la falta de garantías democráticas. Tampoco es baladí que lo haga en este momento, justo cuando la temperatura ha caído en picado y la opinión pública puede ser más sensible ante un problema de esta envergadura. Dejar a la intemperie a miles de refugiados, en medio de un bosque, podría influir en las medidas tomadas. Aunque Polonia no está dispuesta a ceder y tiene la zona militarizada, prohibiendo el acceso a ONG y a periodistas para evitar testigos de cuanto está ocurriendo. ¿Y por qué Minsk ha escogido la frontera polaca? Para crear contradicciones en el seno de la UE. Polonia, como Hungría, viene sosteniendo una posición anti-inmigratoria beligerante, de suerte que plantarles unos miles de emigrantes a sus puertas dinamita sobremanera la postura única comunitaria en esta materia. Por eso Lukashenko ha escogido este punto, sabiendo el daño que podía hacer a la unidad de la UE. En este sentido, mientras Polonia quiere levantar una barrera a lo largo de la frontera, la Comisión Europea, por boca de Úrsula von der Leyen, se opone. Mientras, Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, dice que legalmente es posible. De momento, Bruselas ha logrado frenar los vuelos con destino a Minsk desde Irak, Siria y Turquía.
Pero la crisis, además, tiene una deriva geopolítica que no podemos obviar. Por un lado, está la amenaza de Lukashenko de cortar el suministro de gas a la UE. Una bravuconada que ha sido atajada por el propio Putin, quien ha afirmado que Rusia no desea incumplir sus contratos. Cabe recordar que el 20% del gas ruso que llega a la Unión pasa por suelo bielorruso, razón por la cual Moscú no está dispuesta a renunciar a esos beneficios en un momento especialmente delicado para su economía. Por otro, hay que hablar de escalada militar en la región. Y además destacar la presencia de buques de Estados Unidos y de la Alianza Atlántica en el mar Negro, habiendo suscitado los recelos del Kremlin. Al mismo tiempo, se ha producido un incremento muy considerable de soldados nacionales y de la OTAN en Polonia. Para Moscú y Minsk éste es un problema de gran trascendencia, puesto que vuelve a poner de relieve las cesiones que tuvo que hacer Rusia en su flanco occidental tras el desmembramiento de la URSS, viendo cómo algunas de sus exrepúblicas o de sus aliados terminaron ingresando en la OTAN. Lukashenko, sintiéndose respaldado por Putin, ha llegado a hablar de una potencial guerra. Yo no creo que suceda, aunque no son descartables ciertas escaramuzas. De ahí la necesidad de redoblar la labor diplomática. Discrepo de una solución basada en nuevas sanciones contra Bielorrusia, pues pienso que empeorarán la situación. Por tanto, la UE debe empezar a pensar en convivir con un dictador como Lukashenko, de la misma manera que acepta los regímenes autocráticos del Golfo Pérsico sin reparo alguno. Si bien, lo urgente ahora es organizar la ayuda humanitaria ya.
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