Fuente: DW
17/11/2021
60 años de historia y más de una década de investigación sobre la secta alemana en el sur de Chile reúne el libro del politólogo Jan Stehle. En entrevista con DW analiza hallazgos, responsabilidades y deudas pendientes.
Su primera aproximación a esta historia fue siendo estudiante de intercambio, a los 15 años. Era 1990, los últimos meses de la dictadura chilena, y su familia de acogida lo llevó al restaurant que Colonia Dignidad tiene en la ciudad de Bulnes, lo que despertó muchas preguntas.
Jan Stehle ha investigado durante más de diez años la estructura criminal de Colonia Dignidad (CD), la secta alemana en el sur de Chile, fundada por Paul Schäfer en 1961. El doctor en ciencias políticas de la Universidad Libre de Berlín y experto del Centro de Investigación y Documentación Chile-Latinoamérica (FDCL) acaba de publicar el libro"Der Fall Colonia Dignidad.” En más de 600 páginas analiza en profundidad, desde 1961 a 2020, la política exterior alemana y la justicia ante las violaciones de los derechos humanos ocurridas en el asentamiento.
DW: ¿Qué preguntas intenta contestar este libro?
Jan Stehle: En Chile mucha gente me preguntaba por qué el gobierno alemán protegió a CD durante tantos años y ocurrieron allí tan horrendos crímenes. Había muchas fuentes sobre CD en lo periodístico y testimonial, declaraciones de colonos fugados y sobrevivientes de tortura que habían denunciado. Sin embargo, faltaba indagar la documentación de instancias gubernamentales y judiciales. Para reconstruir los crímenes revisé qué información tenían las diferentes instituciones, sobre todo el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Justicia alemana y qué hicieron con ella.
¿Y cuál fue su conclusión?
Este caso transcurre a través de medio siglo, que divido en cinco fases históricas, desde antes de emigrar a Chile, pasando por la dictadura, hasta hoy. En las distintas etapas, la diplomacia alemana tenía abundante información sobre los crímenes en CD y no tomó las medidas adecuadas para detenerlos y prestar ayuda a las víctimas, lo que posibilitó que siguieran ocurriendo y ampliándose. Mi conclusión es que Alemania es corresponsable tanto a nivel de la diplomacia como de la Justicia.
¿Cuáles fueron las primeras señales que podría haber atendido Alemania?
En los años 60 hubo varios casos de fuga. Tras sus visitas a CD, los diplomáticos informaron que era un grupo sectario, extraño, era posible que ocurrieran crímenes y se limitara la libertad de desplazamiento. Pero también dijeron que era un factor económico importante, un campo modelo con un trabajo benefactor muy positivo. Esa postura ambivalente se perpetuó en el tiempo. Si un colono denuncia en la embajada que lo están maltratando y medicando, quizás la primera vez se puede creer la versión de CD de que la persona tiene problemas mentales. Pero si ocurre varias veces deberían sacar conclusiones y haber prestado protección consular a sus ciudadanos.
¿Se podría haber detenido a Paul Schäfer tempranamente, dadas las denuncias de abuso de menores que había en Alemania?
La primera orden de detención contra Schäfer recién fue emitida por la justicia alemana cuando él ya se encontraba en Chile, pero nunca fueron allá a investigar. Cuando prescribieron esas primeras investigaciones, en 1975 Paul Schäfer incluso viajó a Alemania. Más tarde, en el contexto de la guerra fría, en Alemania había una fuerte tendencia a ver la dictadura como el mal menor frente a un gobierno socialista. Altos oficiales chilenos hablaban alemán, se relacionaban con CD y se reunían en recepciones de la embajada. Ante información culpando a CD, la diplomacia no consultaba a las víctimas, sino a los generales. Si Alemania entonces hubiera actuado acorde a la protección de los derechos humanos, probablemente CD se habría terminado antes.
¿Hubo ineptitud de la diplomacia alemana o complicidad?
Ambas cosas. Hay que analizar cada fase histórica. Durante los primeros años de la dictadura cívico-militar, el gobierno alemán envió diplomáticos a Chile que tenían cercanía ideológica con la dictadura. Por ejemplo, el embajador Erich Strätling exculpó a CD ante la prensa diciendo que la había visitado y no existían presos políticos. Sus dichos llevaron a que se sobreseyera un caso en la justicia alemana. Con este respaldo, CD inició una demanda civil contra Amnistía Internacional y la revista Stern para silenciar a aquellos que exigían un esclarecimiento de los crímenes.
¿Por qué las instituciones alemanas no profundizaron más?
Siempre se ha enfocado como un caso primordialmente chileno, en el que Chile debía investigar y Alemania solo prestar ayuda. Alemania no quiso y hasta el día de hoy no quiere llevar la batuta en la investigación de CD, porque teme que esto puede ser visto como una autoincriminación que pueda llevar a demandas reparatorias. También el cambio del personal diplomático cada tres años dificultaba el seguimiento del caso. Nunca hubo una estrategia de largo alcance para terminar con los crímenes y aportar a su esclarecimiento y sanción.
¿Hay un país más responsable que otro?
Siempre ha sido un juego de ping pong entre ambos, apuntando al otro, pero se trata de una corresponsabilidad. En Chile, la dictadura cívico-militar tenía una alianza con CD, pero habría que explicar por qué un país democrático como Alemania Federal, que dice respetar los derechos humanos, no hizo algo para detener los crímenes. Cuando se fugan los matrimonios Baar y Packmor, en 1984-1985, dan informes muy contundentes y aunque hay diplomáticos que en años posteriores intentaron hacer algo de modo individual, desde la cúpula del Ministerio de Relaciones Exteriores dieron la directriz de actuar con "extrema mesura” y que Chile debía esclarecerlo. También se tendía a poner el caso como una disputa entre particulares, entre CD y las víctimas. La responsabilidad es compartida, pero Alemania tiene que explicarse más. Y ambos estados, de manera conjunta tienen el deber de esclarecer, sancionar a los culpables, reparar a las víctimas y hacer trabajo de memoria.
Tras la vuelta a la democracia, ¿qué podría haber hecho Alemania?
El gobierno alemán debería haber apoyado en forma más contundente a los actores chilenos que intentaron acabar con CD. La justicia alemana podría haber apoyado con investigaciones propias y emitiendo órdenes de detención contra Paul Schäfer y los jerarcas de CD, pero no lo hizo. Nunca promovió activamente intentar detener a Schäfer y a otros victimarios. Fueron las investigaciones de periodistas comprometidos y el abogado Hernán Fernández las que llevaron a la captura de Schäfer en 2005. Tras ello, CD no fue disuelta y las estructuras empresariales continúan administrando el patrimonio que fue acumulado a través de crímenes como el trabajo esclavo. Hasta hace pocos años, el gobierno alemán continuó apoyando estas empresas sin tematizar el pasado criminal del lugar.
¿Por qué no hay avances hoy en materia judicial en Alemania?
Ha habido 13 investigaciones penales en fiscalías de Renania del Norte-Westfalia, pero todas han sido cerradas aduciendo que no hay pruebas de una sospecha fundada para dictar acusación. Varios crímenes ya han prescrito en Alemania y el país se ha convertido en un puerto seguro para victimarios condenados y presuntos. Los crímenes de CD permanecen en completa impunidad en Alemania. Hay muchas explicaciones formales, pero no hay justificaciones.
Siempre se dice que Colonia Dignidad terminó con la detención de Paul Schäfer, pero su libro llega hasta 2020. ¿No es un caso cerrado?
No ha habido esclarecimiento, sanción ni reparación de muchos crímenes, por lo que la justicia tiene que ampliar sus investigaciones. La política debe instalar una comisión de la verdad, que levante un relato estatal irrefutable, que facilite medidas de reparación. Además, debe contribuir a la democratización del lugar a través de un sitio de memoria. En 2017, Alemania y Chile crearon una Comisión mixta que tiene el mandato de esclarecer el patrimonio de Colonia Dignidad para que beneficie a las víctimas y no a unos pocos, y promover conjuntamente la instalación de un sitio de memoria en el lugar. Ya es hora de que se implementen esas medidas. El tema de Colonia Dignidad conmueve a la sociedad. Se cumplen 60 años de su instalación y tengo esperanzas, no se puede esperar más.
(er)
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