"Para nosotros lo mismo es que un niño sea abusado en un ámbito que en otro"
Fuente: es.la-croix.com
Por Marianne Meunier
07/05/2024
Por David Fuentes.@Adobe Stock
De perfil, su rostro en blanco y negro sobre un poste, una valla, un muro, un árbol de Teherán... Siempre el mismo cartel, colocado por pequeñas manos anónimas, generalmente de noche, antes de retransmitir su gesto en un vídeo colgado en las redes sociales. Su objetivo es aumentar la movilización en torno a Toomaj Salehi: desde el miércoles 24 de abril, el rapero iraní de 33 años está condenado a muerte por su participación en el movimiento de protesta contra el régimen de Teherán que comenzó tras la muerte, en septiembre de 2022, de la joven Mahsa Amini, golpeada por la policía de la moral por llevar un pañuelo "mal ajustado".
Solidaridad internacional
Además de estas muestras de apoyo de sus compatriotas, se han producido numerosos llamamientos más allá de las fronteras de Irán. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha pedido la anulación de la sentencia y la "liberación inmediata e incondicional" del artista, mientras que Italia y Francia han condenado "enérgicamente" la pena de muerte. En Francia, un grupo de artistas e intelectuales también ha tomado cartas en el asunto, publicando el martes 30 de abril un artículo de opinión en Le Monde dirigido a Emmanuel Macron. "Pedimos a Francia que reaccione y se pronuncie", reclamaron la actriz Carole Bouquet, la filósofa Elisabeth Badinter y la dibujante y directora de cine franco-iraní Marjane Satrapi.
Pero desde ese mismo día, el principal interesado no ha podido saber nada de las muestras de solidaridad que ha manifestado. En la prisión de Ispahán donde está recluido, Toomaj Salehi ya no puede hacer llamadas telefónicas, según la cuenta X (antes Twitter) que lleva su nombre, controlada ahora por un administrador. "Esto significa que ya no tiene ningún contacto con su familia ni con el mundo exterior", explicaba, y añadía: "Para ejercer la máxima presión psicológica sobre él, todos los presos (...) tienen prohibido hablar con él y han sido amenazados con severos castigos si lo hacen".
Empleado en un taller metalúrgico, Toomaj Salehi, originario de Shahin Shahr, en las afueras de Ispahán, no esperó hasta 2022 y el auge de las protestas contra el régimen de Teherán para expresar su oposición a la dictadura. Su éxito en YouTube Soorakh Moosh ("nido de ratas"), que se hizo muy popular nada más estrenarse en julio de 2021, ya le había convertido en un disidente. En él, el artista fustiga alternativamente al "periodista corrupto", al "artista a sueldo del régimen" y a la "persona que solo cumple órdenes recibidas de arriba", y recomienda a cada uno de ellos que se refugie en un "nido de ratas". "No esperéis a un salvador, nadie vendrá, vosotros sois el salvador, vosotros sois el héroe", exhorta al público, añadiendo: "Nosotros somos el salvador, nosotros somos el mesías".
Estas palabras de rara audacia en el Irán de los mulás le valieron una detención en septiembre de 2021. Fue acusado de "insultar al Guía Supremo" y "propaganda contra el régimen". Fue puesto en libertad bajo fianza tras ocho días detenido. Un año después, cuando las protestas se extendieron por todo Irán, no se desarmó. Toomaj Salehi se unió a las protestas, al igual que otros cantantes de rap persas. Este género tan popular, surgido a finales de los 90, como señala la investigadora estadounidense-iraní Holly Dagres en un artículo del New York Times, se fue convirtiendo en la banda sonora de las protestas.
Aumento del número de ejecuciones
Toomaj Salehi fue detenido de nuevo el 30 de octubre de 2022 y acusado de "corrupción en el terreno", cargo frecuentemente utilizado contra disidentes. Finalmente fue condenado a seis años de prisión. Un año después, su sentencia fue anulada y volvió a quedar en libertad bajo fianza... por poco tiempo. El rapero sigue sin tener intención de guardar silencio, quizá motivado por la sensación de no tener nada que perder que compartió con la investigadora Holly Dagres en junio de 2022. "Se están suprimiendo las aspiraciones y los talentos. La gente se ha desilusionado y se ha vuelto nihilista", le dijo entonces.
En un vídeo publicado en las redes sociales, en el que pedía disculpas por su silencio y expresaba su gratitud a los internautas por su apoyo, explicaba que había sido torturado. "Me rompieron los brazos y las piernas. Me golpearon en la cara y en la cabeza", dijo, y explicó que le habían inyectado adrenalina en el cuello. El objetivo de sus torturadores era mantenerlo consciente para que sintiera agudamente todo el dolor de su tortura.
La condena a muerte de Toomaj se produce en un contexto de aumento de la represión en Irán, marcado por un fuerte incremento de las ejecuciones. Según Amnistía Internacional, en 2023 fueron ejecutadas 853 personas, un aumento del 48% en comparación con 2022.
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