jueves, 7 de abril de 2022

Una invitación sinodal imprescindible

Fuente:   Religión Digital

Punto de Encuentro

Gabriel Mª Otalora

02.04.2022

Una vez consultadas todas las comunidades a las que Francisco nos ha llamado a responder, expresando nuestras inquietudes, dificultades y decepciones eclesiales, surgirán nuevos caminos abiertos a una vivencia más auténtica del Evangelio. El segundo paso ha sido la encomienda del Papa a todos los obispos para que lideren este tiempo de valoración de las respuestas y mantengamos viva la llama de la actitud a las que se nos convoca hasta que se concreten nuevas propuestas de Comunión, Participación y Misión al finalizar este “Sínodo sinodal”, donde el laicado es protagonista como no se recuerda.

Posiblemente, el número de personas que ha respondido es pequeño respecto al número de bautizados. No importa, todo camino importante comienza por unos pasos… Lo que toca vivir ahora en interrogarnos para vivir ya de manera sinodal en este interregno hasta la clausura del Sínodo; sin esperar a sus conclusiones y orientaciones.

Por tanto, la pregunta fundamental sigue en pie: En una Iglesia sinodal evangelizadora, ¿qué pasos invita a dar el Espíritu Santo para discernir y crecer en este “caminar juntos”? Si seguimos la estela de los diez bloques de preguntas a las que se pedía responder, tenemos un programa para iniciar y vivir en todas las parroquias y unidades pastorales, sin esperar al resultado final del Sínodo.

Con preguntas cercanas que nos llevan directamente a plantearnos nuestro día a día comunitario y personal, hoy y aquí, para reflexionarlas dentro de nuestras comunidades, juntos todos, los laicos y el clero, tratando de encontrar actitudes más cercanas a las que mostró Jesús y vivirlo en consecuencia:

1.      En nuestra Iglesia local, ¿quiénes son los que “caminan juntos”? ¿Quiénes son los que parecen más alejados? ¿Cómo estamos llamados a crecer como compañeros?

2.    Escuchar es el primer paso, pero requiere una mente y un corazón abiertos, sin prejuicios. ¿Cómo nos habla Dios a través de voces que a veces ignoramos? ¿Cuáles son algunas de las limitaciones de nuestra capacidad de escucha, especialmente hacia aquellos que tienen puntos de vista diferentes a los nuestros? ¿Qué espacio damos a la voz de las minorías, especialmente de las personas que sufren marginación o exclusión social?

3.    Todos están invitados a hablar con valentía y libertad y caridad. ¿Qué es lo que permite no impide hablar con valentía, franqueza y responsabilidad en nuestra Iglesia local y en la sociedad?

4.    “Caminar juntos” sólo es posible si nos basamos en la escucha comunitaria de la Palabra y la celebración de la Eucaristía de manera participativa y en común unión. ¿Y cómo se promueve la participación activa de todos los fieles en la liturgia? ¿Qué espacio se da a la participación en los ministerios de lector y acólito?

5.     La sinodalidad está al servicio de la misión de la Iglesia, a la cual todos los miembros están llamados a participar. ¿Qué impide a los bautizados poder ser activos en la misión? ¿Qué áreas de la misión estamos descuidando?

6.    El diálogo requiere perseverancia y paciencia, pero también permite la comprensión recíproca. ¿A qué problemáticas específicas de la Iglesia y de la sociedad debemos prestar más atención? ¿Qué experiencias de diálogo y colaboración tenemos con creyentes de otras religiones y con los que no tienen pertenencia religiosa? ¿Cómo dialoga y aprende la Iglesia con otros sectores de la sociedad: con la política, la economía, la cultura, la sociedad civil y las personas que viven en la pobreza?

7.     ¿Qué relaciones mantiene nuestra comunidad eclesial con miembros de otras tradiciones y confesiones cristianas? ¿Qué compartimos y cómo caminamos juntos? ¿Cómo podemos dar el siguiente paso para caminar juntos?

8.    Una Iglesia sinodal es una Iglesia participativa y corresponsable. ¿Cómo se ejerce la autoridad o el gobierno dentro de nuestra Iglesia local? ¿Cómo se ponen en práctica el trabajo en equipo y la corresponsabilidad? ¿Cómo se realizan las evaluaciones y quién las realiza? ¿Cómo podemos favorecer un enfoque más sinodal en nuestra participación y liderazgo?

9.    ¿Qué métodos y procedimientos utilizamos en la toma de decisiones? ¿Cómo se pueden mejorar? ¿Cómo promovemos la participación en el proceso decisorio dentro de las estructuras jerárquicas? ¿Cómo podemos crecer en el discernimiento espiritual comunitario?

10.    La sinodalidad implica receptividad al cambio, formación y aprendizaje continuo. ¿Qué formación se ofrece para promover el discernimiento y el ejercicio de la autoridad de forma sinodal?

Lo único seguro es que no resulta acertado mantenernos de brazos cruzados en la rutina diaria eclesial esperando que lleguen iniciativas desde Roma, entendiendo la sinodalidad como una preocupación y una carga más con la que lidiar, en lugar de vivirlo todo de manera nueva.  En palabras del Papa, la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. Y avanzar por él, desde ahora mismo, es nuestra responsabilidad.

 

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