sábado, 19 de febrero de 2022

"Todos tenemos luz dentro de nosotros"

El físico y poeta ha publicado 'En la teva llum / En tu luz' junto a la fotógrafa Isaura Marcos, un ejercicio de reflexión en estos "tiempos de bastante penumbra", cuando "con más justicia social podríamos vivir mejor"

 

Fuente:   La Vanguardia

Toni Ayala

Barcelona

18/02/2022

 


¿Qué relación puede tener la ciencia con la poesía y, al mismo tiempo, con la fotografía y, asimismo, con la fe? La respuesta está en la luz. 

David Jou (Sitges, 1953) es físico y poeta, una dualidad que contiene la luz del conocimiento y de las emociones, pero, también, en este caso, de la espiritualidad. Junto a la fotógrafa y clarisa Isaura Marcos (Los Santos, Salamanca, 1959) firma En la teva llum / En tu luz (Viena Edicions). 

Se trata de un recorrido por 30 poemas en catalán y 30 prosas poéticas en castellano ilustrado con 60 fotografías realizadas con la técnica de reflejos tan característica del trabajo de sor Isaura, monja del monasterio femenino de Pedralbes, aquí homenajeado en el 700 aniversario de su fundación. "Podríamos decir que es un libro tres en uno", apunta Jou.

En física moderna, el fotón es una partícula elemental, portadora de todas las formas de radiación electromagnética, incluida la luz, que es básica también en la fotografía. Y, curiosamente, a nivel coloquial, en fotoperiodismo se denomina fotón a una gran foto. En este trabajo de Isaura Marcos y David Jou se produce esta fusión.

Para entender el origen de este proceso hay que remontarse al momento en que surgió el título del libro, En la teva llum / En tu luz, relacionado con el Salmo 36 (35), que reza así: "En ti está la fuente de la vida / Y en tu luz podemos ver la luz".

"Me lo sugirió sor Isaura, un día que volvía del oficio de las Vísperas", recuerda Jou, antes de remarcar que "los Salmos son muy poéticos, un monumento de la reflexión humana". De esta forma, surgió el concepto principal: "En tu luz podemos ver la luz". Y la reflexión poética y fotográfica se desató.

Ahora bien, ¿todos tenemos luz dentro de nosotros? "Sí, efectivamente", afirma con rotundidad Jou, quien explica: "Se trata de hacerla emerger. Y hay algunos que quieren apagar la luz de los otros, de manera que no es que todo sea luminoso. Hay muchos problemas".

Por lo tanto, en un contexto de pandemia y de amenazas de conflictos armados, ¿vivimos tiempos luminosos o de oscuridad?... "Son unos tiempos de bastante penumbra. Tiempos de retroceso de toda una serie de ideales que quizás de forma un poco ingenua habíamos pensado que tiraban para adelante. Y entonces pasa como con la evolución biológica que tiene progresos, retrocesos, progresos, retrocesos… unos retrocesos que de todas formas nos mueven a repensar algunas cosas que quizás simplificábamos demasiado y que tenemos que mirar con más profundidad. Esperemos salir adelante", explica Jou con esta mirada que combina su faceta como científico y como poeta.

"Hacen falta más humanidades para administrar con más justicia toda la ciencia que tenemos", insiste Jou, "con más voluntad de servir a todos podríamos vivir mejor". 

En síntesis, la luz nos la tenemos que ganar como individuos y como sociedad. "Esto viene de una experiencia que, en física, la vivimos mucho", desarrolla Jou: "Cuando miramos el universo con los ojos podemos ver unas pocas estrellas, pero, en cambio, la luz del universo en física se gana, por ejemplo, con telescopios que permiten amplificar la luz y ver más lejos, pero también observando con radiación infrarroja, observando con radiación ultravioleta, observando en microondas, así ves que, para llegar a conocer el universo, te tienes que ganar la luz del universo".

"La luz que ves habitualmente te da muy poca información sobre el universo", sigue detallando el científico: "En cosmología, buscar estas otras luces (ultravioleta, infrarroja, microondas, rayos X, etc…) te aporta mucha información nueva". Y aquí está la clave, porque "espiritualmente es algo parecido". "Con la luz normal vemos lo que vemos, pero reflexionando y haciendo un trabajo espiritual, de concentración, puedes ver en esa luz, intuir otras luces", argumenta. 

"La física nos ha ampliado la visión del universo extraordinariamente, como ha ampliado la visión sobre el cerebro, porque toda la evolución en torno al cerebro es debida en buena parte a la resonancia magnética nuclear funcional que te permite ver como está actuando el cerebro", pone de ejemplo Jou, "por lo tanto, cuando pienso en el universo, pienso en el universo exterior, pero también en el universo interior del cerebro".

Catedrático de Física de la Materia Condensada en la UAB, doctor honoris causa por la Universitat de Girona y reconocido investigador en termodinámica de procesos irreversibles, este físico no tiene dudas, por lo tanto, a la hora de acercarse a la fe. Y la poesía es un vehículo. "Debe haber más ciencia, pero también más justicia social y, en este sentido, la poesía también se interesa por todo esto", explica.

"Siempre me ha atraído esta combinación de la ciencia y de la poesía, las humanidades en general", reconoce este premiado físico, quien desarrolla así su discurso: "La ciencia aporta muchos medios, pero, después, ver hacia qué fines orientas esos medios no es propiamente una tarea de la ciencia, sino también de las humanidades".

"Para mí siempre ha sido compatible la ciencia con la fe", asegura, "de hecho, este es el séptimo libro de poesía que publico más o menos relacionado con el tema religioso".

Esta afirmación podría chocarnos, si nos fijamos en los precedentes históricos de los obstáculos que los avances científicos se han podido encontrar en el pasado frente a la Iglesia. "No es una cuestión de concepto, sino de cómo quieras el poder", aclara Jou, "deberíamos preguntarnos qué entendemos por ciencia, qué entendemos por religión, qué entendemos por compatibilidad y estos tres conceptos son muy sutiles".

"Para mí la ciencia es religiosamente neutra y, por lo tanto, tanto puede ser vivida por una persona que sea atea como agnóstica o creyente", apunta David Jou, "es la excitación de conocer cosas nuevas, verificar, experimentar, elementos que en principio están abiertos a todas las sensibilidades".

Y en este punto aparece la figura de Isaura Marcos, una monja que considera que "la fotografía es una forma de plegaria". "Sí y para mi también", confiesa el poeta y científico. "Soy también muy aficionado a la fotografía y, a veces, te agachas para fotografiar, por ejemplo, un pétalo de una flor y que te ha dado una impresión especial e intentas que ese pétalo esté en combinación con otros elementos y, entonces, desde lo más pequeño y humilde, te preguntas sobre cosas que sobrepasan lo pequeño y apuntan a algo más grande", explica.

A raíz del libro En la teva llum / En tu luz sobresale una afirmación que parece resumirlo todo en una frase: "Dios nos mira como un fotógrafo". "Es una imagen curiosa porque, al fotografiar, para hacer retratos, debes estar muy atento a cuál es la expresión que representa más a aquella persona retratada; debes explorar diversos ángulos, diversas visiones, y se me hacía agradable imaginar esa mirada de Dios en dos aspectos: la atención y la diversidad o multiplicidad de aspectos que tiene cada persona", aclara Jou.

Y la mirada fotográfica de sor Isaura ayuda a entender este punto de vista. "Me sorprendió ya en su primer libro, Reflejos del Cántico de las criaturas (San Pablo, 2019) que, siendo una monja, tomaba atención a temas de ciudad, como el taxi, los escaparates, porque que represente flores, el claustro, la luna… hasta aquí te lo podías esperar, pero que representara el movimiento de la ciudad fue una gran sorpresa", afirma David Jou. 

"Por eso, en este otro libro, En la teva llum / En tu luz, si bien el claustro del monasterio de Pedralbes ocupa la parte central, antes y después, encontramos el movimiento: por un lado, el movimiento de la ciudad y, por otro lado, el movimiento del espacio celeste, porque sor Isaura también se interesa por las estrellas, las galaxias, la cosmología", explica el poeta, antes de señalar: "Y, por otro lado, esto también ayuda a la reflexión sobre la ciencia y la fe". Un ejemplo claro es el poema Patinar sobre la vida ("será su acrobacia suprema, tal vez invisible a los demás pero que iluminará el mundo con destellos de una nueva luz").

La razón por la que el claustro es tan importante en el libro es porque "este espacio es el que se situaba entre el espacio de la ciudad y el cósmico, espacios que van más allá de la vida cotidiana". "El claustro es el espacio intermedio entre estos dos espacios, donde se encontraban la vida normal y la espiritual", explica Jou.

El poeta espera que este libro conjunto con sor Isaura aporte al lector "acompañamiento y sorpresa, que se sienta acompañado por alguno de estos poemas, que se sienta sorprendido por alguna de estas fotografías". "Una curiosidad que es el fondo de la ciencia y de la religión, esta sorpresa ante la existencia, esta sorpresa ante la vida", señala.

A Isaura Marcos, le inspira "el arte, abrir diferentes perspectivas que cada persona puede interpretar y experimentar según su propia sensibilidad". La fotógrafa alude a las palabras del artista Edgar Degas: "El arte no es lo que ves, sino aquello que haces ver a los demás". 

Tanto la fotógrafa como el poeta participan activamente en la comunidad de La Vanguardia, donde se han avanzado algunos de los contenidos de su libro. "Es interesantísimo. Crea colectividades, grupos que se sienten muy identificados. No es solo hacer el diario en digital sino enriquecerlo", destaca Jou, quien ya colaboró anteriormente en la sección de Ciencias y Tecnologías, desde 1983 a 1994. "Fue una etapa de enriquecimiento intelectual extraordinario", reconoce, "cuando escribes en un diario, sin perder el rigor, debes explicar qué está pasando en el contexto de la ciencia y eso me abrió muchos campos".

A continuación, sor Isaura comenta el proceso de selección y producción de cuatro de las fotografías que aparecen en el libro En la teva llum / En tu luz, así como su maridaje con los poemas de David Jou y las dificultades técnicas con que se encontró para captar cada imagen.



"Transmite equilibrio, simetría, paz"

"Con esta fotografía he querido transmitir equilibrio, simetría, paz, a través de un reflejo vertical de las piedras y una superposición de los arcos del claustro con las piedras", explica Isaura Marcos. "La poesía de David Jou en torno a esta imagen dice que en un reflejo se pueden sumar dos mundos, que un mundo ilumina el otro y que es una felicidad descubrir lo que no sabíamos", detalla la fotógrafa, "por eso, la fotografía da prioridad al reflejo". "La presencia de los arcos del claustro da una dimensión espiritual cristiana", apunta. La dificultad técnica de esta fotografía radicó en "que las piedras se sostuvieran y que el reflejo de los arcos se sumara con armonía". Con esta imagen, "quería representar con mis reflejos otras dimensiones entrelazadas de otros mundos".



Avidez y fotografía

"La imagen nos muestra la fascinación por detalles diminutos de belleza"

"Esta fotografía muestra la fascinación por detalles diminutos de belleza, lo pequeño y sencillo (gotas)" y nos indica "que lo pequeño puede reflejar una totalidad". Destacan como elementos "las gotas y un doble reflejo: el de los arcos en la superficie de las gotas, y el de los arcos en la superficie donde descansan las gotas". "El poema habla de la fotografía como camino espiritual, que nos arranca del tiempo, que vence la fugacidad, que salva, que revela y que fascina", explica sor Isaura, "por eso, la presencia de las gotas sugiere atención por lo pequeño, por lo fugaz, por lo frágil". "Todos nosotros somos frágiles y efímeros, salvo en la mirada de Dios", remarca la monja clarisa. En esta foto, la dificultad es "conseguir las gotas adecuadas para que se produjeran buenos reflejos". "El tema de las gotas y sus reflejos me interesan porque me permite representar otras dimensiones", explica la fotógrafa, antes de revelar que "la poesía se inspiró en diversas fotos mías sobre ese tema". "Al final, elegimos esa foto, entre otras posibilidades", explica.

Objetos usados

"El afán actual del aprovechamiento, reciclaje, incrementa el respeto por las cosas"

"Estos bastoncitos de un solo uso, que pronto dejarán de existir en el medio ambiente, quise interpretarlos con los colores de los cristales del siglo XIX y la luz del sol, con un toque especial para no olvidarlos y decir: 'permaneceréis como una imagen especial de luz y colores tornasolados en mi retina'", afirma sor Isaura. Destaca en esta imagen "el contraste entre algo bien conocido (el bastoncillo) y su presencia sorprendente en una suma de luces y reflejos de color". "La poesía de David Jou habla de objetos que pasaron por nuestra vida, que nos sirvieron, y que desechamos. En vez de desecharlos distraídamente, el poema habla de una última mirada de atención, de curiosidad, de agradecimiento, antes de separarnos para siempre", detalla la fotógrafa. La dificultad técnica de esta fotografía fue "conseguir que la luz los envolviera desde diversos ángulos, a la vez que se mantuvieran en equilibrio". "Me atraen los objetos usados, tan queridos por el espíritu franciscano, que coincide con el afán actual del aprovechamiento, reciclaje, que incrementa el respeto por las cosas", señala la fotógrafa.

Estrellas

"El claustro alude al encuentro entre lo material y lo espiritual"

"Estrella, oxidada y abandonada en los desechos de la basura; cuando contemplé su luz olvidada, me impulsó a darle un toque de reflejos luminosos, como los que proyecta sobre nuestras vidas y embellece nuestro destino, a pesar de la corrosión por el paso del tiempo", describe sor Isaura acerca de su fotografía. Se trata de "una estrella de tres dimensiones, puntiaguda, y los arcos redondeados del claustro, que determinan el marco de las personas que pasean por él". "El poema de David Jou nos recuerda que los átomos que componen nuestro cuerpo fueron formados en una estrella anterior al sol, y que explotó. Por eso, la presencia de personas en el centro de la estrella permite plasmar esa idea, y la presencia del claustro alude al encuentro entre lo material y lo espiritual", detalla Isaura Marcos. La dificultad en esta foto estaba en "que la estrella estaba oxidada y me dificultaba los reflejos y conseguir que la imagen de las personas estuviera en el centro de la estrella". "Al trabajar en los reflejos de la estrella, observé las personas que caminaban por el recinto y quise fusionarlos en esta imagen", recuerda la fotógrafa.

 

 

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