Porto Alegre acogerá, del 24 al 29 de este mes de enero, al FSM (Foro
Social Mundial), centrado en el tema "Crisis capitalista. Justicia
social y ambiental”. El acontecimiento es una de las actividades
preparatorias de la Cúpula de los Pueblos de Rio+20, que se reunirá en
la Ciudad Maravillosa entre el 20 y el 21 de junio del 2012.
Frei Betto
Se realiza este FSM en el momento en que varios pueblos se movilizan
por la libertad y la democracia, como sucede en el mundo árabe. En
Occidente la crisis del capitalismo suscita el movimiento Ocupen Wall
Street. Las dos manifestaciones tienen en común claridad en cuanto a lo
que no se quiere, aunque sin presentar propuestas alternativas viables.
El pasado 15 de octubre hubo movilizaciones en ¡mil ciudades de 82
países! En el mundo andino los pueblos indígenas cuestionan el modelo
capitalista de desarrollo y rescatan los valores del buen vivir (sumak
kamsay).
Como resultado de la incompetencia de un sistema que prioriza la
acumulación privada de la riqueza en detrimento de los derechos humanos,
sociales y ambientales, el capitalismo conoce ahora una nueva crisis.
Ante ella, la reacción de los dueños del poder es la misma música de una
sola nota: austeridad, recortes, aumento de impuestos y desempleo,
flexibilización de las leyes laborales, congelamiento de salarios.
Se salvan los bancos y perece la población. Más miseria a la vista;
jóvenes sin perspectiva de futuro, condenados a la droga y al crimen.
Flujos migratorios desordenados.
Por el lado de la esperanza, y después de tres décadas de
globocolonización neoliberal, las manifestaciones señalan valores
positivos como la empatía ante el sufrimiento ajeno, la solidaridad, la
defensa de la igualdad, la búsqueda de justicia, el reconocimiento de la
diversidad y la preservación ambiental. Sin ese universo ético no hay
esperanza de que se construya otro mundo posible.
Es necesario reinventar la convivencia humana. Y, por parte de los
dueños del poder, no hay ninguna propuesta fuera de la preocupación por
no reprimir la ruleta del casino global. La crisis ambiental es ignorada
por la ONU, por los gobiernos de los EE.UU. y de la Unión Europea, y
nada garantiza que la Rio+20 conseguirá reunir, como en la Eco-92, a
jefes de Estado de los países del G8.
Se mercantiliza la vida, se destruyen los ecosistemas, se reduce
velozmente la biodiversidad. En todo el planeta se acentúan las
iniciativas extractivistas, sin ninguna preocupación por su impacto
social y ambiental. Ahora la lucha social es oxigenada por la búsqueda
de democracia y soberanía en los países árabes y las grandes
manifestaciones, en Europa y en los EE.UU., contra la lógica necrófila
del neoliberalismo.
Si otro mundo es posible, lo será a partir de la convergencia de
todas esas movilizaciones, de la sincronía entre todos los que luchan
por la preservación ambiental, del diálogo entre las fuerzas sociales y
políticas convencidas de que dentro del capitalismo no hay salvación
para el futuro de la humanidad.
El FSM de Porto Alegre 2012 deberá ser el punto de encuentro de
sujetos políticos capaces de encontrar una salida a la crisis y las
bases de la construcción de un nuevo modelo civilizatorio, en el que
predomine la globalización de la solidaridad. Y de ella podrán salir
propuestas temáticas para abastecer a aquellos que, en junio, se
encontrarán en la Cúpula de los Pueblos (Rio+20).
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