domingo, 28 de noviembre de 2021

Los obispos españoles y la pederastia

Fuente:   ABC

Por:   José Francisco Serrano Oceja

28/11/2021

 


Los obispos españoles, en Santiago de Compostela recientemente - EP

La negativa de los obispos españoles a seguir los pasos de sus homólogos franceses con una investigación histórica general sobre la pederastia en la Iglesia ha levantado no pocos recelos. No hay que descartar alguna sorpresa en un futuro.

Parece que un informe de serie histórica, con metodología algo más que sociológica, es condición indispensable para abordar correctamente la pederastia.

¿Acaso no hay otras alternativas que permitan un conocimiento de las dimensiones reales de la pederastia, que favorezcan una conciencia pública adecuada? Que se sepa, ningún obispo español pidió en la Asamblea Plenaria un estudio de similar naturaleza, en contra de lo que se venía anunciando días atrás, también comoforma de presión indirecta. Estaría bien que si algún obispo pensara que habría que hacer ese tipo de trabajos, lo dijera en público.

La pederastia en la Iglesia sigue siendo un plato indigesto. Los obispos españoles se han adelantado al resto de los episcopados mundiales en la unificación y actualización de las normas. Han apostado por conocer caso por caso, cada una de las situaciones en las que se hayan podido producir, con un deseo de que no ocurran más. En lo que respecta al pasado, no se niegan a saber, el interés se centra en que cada víctima pueda sentir que la Iglesia está dispuesta a acoger su situación. La disponibilidad a colaborar en los procesos de sanación es indiscutible.

¿Dónde están las fallas? La Iglesia quiere ser libre a la hora de decidir cómo resolver sus problemas, sin injerencias externas. Aunque quizá un gesto público de sensibilidad hacia las víctimas no estaría de más.

Cada vez es más evidente la diferencia entre quienes desean que esta crisis sirva para mejorar, para la reforma auténtica, y quienes solo ven una oportunidad para humillar a la Iglesia. Cada vez es más abismal la diferencia entre quienes piensan que el escándalo se supera siendo más católicos, fieles al magisterio, con un mayor rigor en el acceso al sacerdocio, y quienes la utilizan para pedir un catolicismo sin marcas de identidad y vacío de contenidos, homologable con concepciones solo humanitarias.

 

 

 

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