martes, 2 de noviembre de 2021

Grietas en los informes sobre pederastia

José Francisco Serrano Oceja

31/10/2021

 


Un solo abuso sexual es un acto execrable que representa una quiebra de humanidad y de Iglesia

 

La pederastia sigue ocupando, en gran media, la agenda pública de la Iglesia. El Informe Sauvé sobre los abusos cometidos en Francia ha llenado de cifras los titulares. A la hora de analizar los datos de la pederastia convendría tener en cuenta algunos aspectos.

Un solo abuso sexual es un acto execrable que representa una quiebra de humanidad y de Iglesia. Las víctimas son lo primero. Se ha producido en estos últimos años un cambio de paradigma en la Iglesia. Si antes no se recurría a las autoridades civiles, ahora es actuación obligada. Si la ley de la Iglesia no estaba adaptada a los tiempos en esta materia, ahora lo está. Si la praxis pretendía resolver el problema con cambios de destino o períodos de penitencia, ahora la privación de libertad es el destino inmediato.

Muchos informes presentan sesgos. El reciente hecho por una Comisión independiente en Francia tiene una metodología que llama la atención. Si el resultado final concluye que hubo más de 300.000 víctimas desde los 50, la Comisión entrevistó a 6.500 personas, para después, tal y como el texto detalla, hacer una proyección general basada en datos demográficos. Si se tratara de un simple estudio prospectivo, sería razonable. Pero cuando se trata de un escenario en el que se dilucidan casos con responsabilidades judiciales y pecuniarias, no parece el modelo más adecuado. Los datos del informe francés no corresponden a una estadística real, sino solo a una hipótesis proyectiva.

La mayoría de los casos se produjeron en los 60 y los 70 que coinciden con un escenario contracultural y un período de desorientación en la Iglesia. Cuando se habla del número de sacerdotes afectados en relación del número total de sacerdotes, se suele utilizar el número de sacerdotes que existen en la actualidad o en un período concreto, cuando los casos hablan de una acumulación de muchos años.

Por último, es común que se presente un estereotipo en el que el sacerdote o el religioso es un hombre problematizado con el sexo. Este planteamiento parte de un prejuicio contra el celibato, que para muchos resulta algo incomprensible.

 

 

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