jueves, 17 de abril de 2025

Los ultras de Dios: los grupos ultracatólicos de Barcelona ganan posiciones

Sacerdotes jóvenes de mentalidad reaccionaria proliferan en la archidiócesis bajo la vigilancia tensa del cardenal Juan José Omella; los movimientos se producen en una Iglesia pendiente de la salud de Francisco

Fuente:   Nació Digital

Por   Pep Martí y Vallverdú

Redactor de Política en Nación

13/04/2025


Antonio Gómez Mir, párroco de San Jorge de Vallcarca, y Pablo Pich-Aguilera, vicario de San Mateo -

 

La Iglesia catalana no está al margen de la agitación que vive el catolicismo a nivel global. El pontificado de Francisco ha apuntado una línea de apertura en temas de doctrina sexual, incremento de la presencia de la mujer en cargos de responsabilidad y fortalecimiento del mensaje más evangélico en inmigración y acogida. Pero esto también ha generado una fuerte aversión en los sectores más conservadores del catolicismo, mientras la enfermedad de Francisco -retornado al Vaticano después de una larga estancia en la clínica Gemelli de Roma- ha abierto interrogantes sobre el futuro de un pontificado que ha hecho historia.

El arzobispado de Barcelona también vive esa agitación en carne propia. Últimamente, los núcleos más conservadores y tradicionalistas de la Iglesia han sido especialmente activos. También en la archidiócesis se viven tiempos de transición. Aunque el relevo del cardenal Juan José Omella no parece inminente, el hecho es que cumplirá 79 años el 21 de abril. Ya hace cuatro que puso su cargo a disposición de un Papa que siempre le ha mostrado mucha confianza. En la archidiócesis, los sectores más tradicionales toman posiciones de forma intensa. Y no viene de ahora.

Son grupos situados claramente en la oposición al actual arzobispo. Omella ha tenido una complicada relación con la realidad catalana. Llegado a Barcelona en noviembre del 2015, en pleno proceso, hijo del Matarraña y catalanohablante, esto no le ha hecho conectar con el poso catalanista de la Iglesia barcelonesa. Algo que quizá le podía generar vínculos con los sectores conservadores y más españolistas del catolicismo local. Pero en la Iglesia catalana se da la misma complejidad que en la política: a la dialéctica catalanismo/españolismo se añade el choque conservadurismo/progresismo. Y Omella es un prelado de sensibilidad social alineado con las posiciones de Francisco y que, como presidente de la Conferencia Episcopal Española entre 2020 y 2024, cultivó buenas relaciones con Pedro Sánchez. Esto le hace ser visto con distancia por el ala conservadora. 

El 29 de mayo de 2022 se vivió una escena que preocupó mucho en el Palacio Episcopal. El proceso hacia el Sínodo convocado por el Pontífice incluyó la participación de los feligreses, que formaron unos grupos de trabajo con más de 700 aportaciones sobre temas vinculados al papel de la mujer, la familia y el papel de los laicos. El acto final de presentación de los trabajos se celebró en el colegio Maristas-La Inmaculada y lo presidía el cardenal Omella. Cuando se leyeron algunas reflexiones de los feligreses sobre la necesidad de ordenación de las mujeres o la apertura a los homosexuales, una parte de los asistentes mostró su rechazo de forma ruidosa. Omella y buena parte de los presentes quedaron mudos. Quienes protestaban eran un grupo numeroso de seminaristas de Barcelona.

 

Un catolicismo "upperconservador"

Hace ya años que se ha producido una efervescencia de los grupos católicos conservadores y en estos momentos esto se ha intensificado. Las parroquias con rectores o vicarios nítidamente conservadores son ya muchas y forman un universo con todos los matices del catolicismo más rancio. En la zona alta de Barcelona, ​​el fenómeno es especialmente visible. Es el caso de Sant Vicenç de Sarrià, donde el vicario, Pere Alavedra, ha impreso un giro claro en la parroquia. 

Es el caso de la parroquia de Santa Agnès, en la calle San Elías, con un párroco como Beto Sols, que acogió recientemente la presentación del libro del exministro del Interior Jorge Fernández DíazEl tiempo de María, sobre supuestas apariciones de la Virgen. O como en Sant Gregori Taumaturgo, con Octavi Sánchez, al frente. Ex director de Catalunya Cristiana, medio oficial de la diócesis, Sánchez representa lo que algunos llaman el sector "conservador moderado" de la Iglesia de Barcelona, ​​pero que se ha sumado a las corrientes duras, llegando a acoger a bandas militares para celebrar el Corpus. O la de Santa Tereseta, cerca de la plaza de Gal·la Placídia. 

Estas parroquias suelen caracterizarse por acoger adoraciones nocturnas y retiros espirituales de organizaciones como Emaús y Effetá, esta última dirigida especialmente a los jóvenes y que se ha extendido por el Estado español, haciendo furor en algunas zonas del Upper Diagonal y nutriendo algunas de estas parroquias.   

 

El ala más recalcitrante

Pero no todos los núcleos conservadores están en el Upper. Y no todos guardan sus formas. Hay un sector ultraconservador que cada vez se esconde menos. Lo forman sacerdotes como Antonio Gómez Mir (San Jorge de Vallcarca), Pablo Pich-Aguilera (San Mateo, en Nou Barris, y con vínculos familiares con Vox), o Fede Marfil, vicario de Sant Isidre, en Hospitalet de Llobregat. Curiosamente, como una ironía de cómo han cambiado las cosas, se trata de la que fue parroquia del obispo Joan Carrera, exponente del catolicismo más catalanista y social. En este grupo también se ubica Custodio Ballester, actualmente vicario de San Sebastián de Pomar, en Badalona. En una misma sintonía, pero manteniendo distancia con ninguna fuerza política, se encuentra el veterano Francesc Espinar, en San Juan Bautista, en Santa Coloma de Gramenet, donde ha conseguido llenar la parroquia pese a su componente tradicionalista.

En Sant Jordi de Vallcarca, se han producido protestas de vecinos del barrio por algunas de sus actividades. El párroco Gómez Mir quiso acoger una charla del sacerdote argentino Javier Olivera Ravasi. El acto fue inspirado y organizado por Pablo Pich-Aguilera, muy activo en las redes, pero Omella le suspendió al saberse que Olivera está vinculado al grupo La Sacristía de la Vendée, miembros de la que protagonizaron una fuerte controversia cuando rezaron para que el papa Francisco “fuera al cielo cuanto antes”. Por el mismo motivo, el cardenal también prohibió una charla en la misma parroquia de otro cura argentino, Christian Viña.  

 

"Dónde se predica la verdad, la iglesia se llena"

Estos días, los sacerdotes ultracatólicos no quieren realizar declaraciones. Hay temor a la reacción de Omella, muy sensibilizado ante cualquier movimiento de los sectores más extremistas del catolicismo. Pero uno de ellos, que no quiere aparecer públicamente, se muestra explícito: "Estamos ante un fenómeno social. La gente busca identidad y la identidad la da la fe en un momento en que los nuevos pecados son atentar contra el medio ambiente y no reciclar", dice. 

El cura, joven y atento, muestra sus diferencias con otras sensibilidades: “Emaús es conservador, pero veo demasiado emotivismo, demasiado abrazos y cánticos que son influencia del protestantismo estadounidense”. ¿El Papa? "Me gusta cuando llama a salir de la comodidad y que la Iglesia es hospital de campaña. Pero esta vertiente social no se puede separar de la fe". ¿El Opus Dei? "El Opus es en parte liberal cuando separa religión y política y defiende la libertad política de los creyentes, y yo creo que la religión lo integra todo".   

Cuando se habla de los movimientos ultraconservadores en la Iglesia catalana, una referencia es el bloque Germinans, nacido como órgano de agitación y propaganda y que durante muchos años apareció firmado por seudónimos. De alguna manera, el blog ha hecho de casa madre de muchos de estos núcleos tradicionalistas. El abogado Oriol Trillas reconoce ser una de sus almas. "Esta emergencia de grupos y sacerdotes tradicionales es cierta, pero si son más visibles es por incomparecencia del adversario", sostiene. Trillas se pregunta: "¿Dónde está el catolicismo progresista? ¿Qué se ha hecho de aquella gente del Concilio ? No están", afirma satisfecho.

 

Pastores envejecidos

En ámbitos del catolicismo progresista, en cambio, se apunta a la situación de los seminarios y los pocos filtros existentes en la formación de los futuros curas donde hay que encontrar la explicación a que, en estos momentos, "se hace difícil encontrar a un sacerdote de menos de 60 años que no sea un carca". Lo mismo con el catalanismo. La gran mayoría de los 400 religiosos catalanes que firmaron un manifiesto a favor del 1-O eran también de la tercera edad. El reloj de la historia pasa, mientras el Papa, de 88 años y muy debilitado, ruega por una Iglesia que busca nuevos puertos en un mar agitado.

 

Pep Martí y Vallverdú

Nacido en Barcelona en 1964, forma parte de Nación desde 2015. Licenciado en Filosofía y Letras (Historia Contemporánea) por la UAB. Estuvo muchos años en el semanario El Triangle, donde escribió bastante sobre temas de Iglesia. Antes, había trabajado en el Archivo Central del Departamento de Gobernación. Ha escrito una biografía de Antonio Maura (Ediciones B), una breve de Josep Tarradellas (Fundación Irla), una historia del Club de Amigos de la Unesco de Barcelona y una recopilación de entrevistas hechas en Nación (Cataluña, ¿hacia dónde vas?). El último libro ha sido Los que mandan, con Miquel Macià, sobre 50 estirpes catalanas con poder.

 

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