El martes 23 de julio, cientos de policías que actuaban en nombre del Estado griego llegaron al Monte Athos para intentar expulsar a los 118 monjes ortodoxos rebeldes del monasterio de Esphigmenou. Considerados cismáticos desde hace sesenta años por el Patriarcado de Constantinopla, los monjes no tienen intención de ceder.
Fuente: es.la-croix.com
Por Por Malo Tresca
30/07/2024
El último giro de un culebrón jurídico, digno de un guión cinematográfico, que dura ya casi sesenta años. El martes 23 de julio, un gran número de policías griegos se desplegaron en el Monte Athos en un nuevo intento de expulsar a 118 monjes del monasterio rebelde de Esphigmenou. Estos monjes disidentes, conocidos como "viejos calendaristas" -han conservado el calendario juliano, a pesar de que fue oficialmente abandonado por sus correligionarios tras el Concilio Pan-Ortodoxo de 1923- son conocidos por su postura intransigente frente al Patriarcado de Constantinopla, autoridad suprema en la zona, al que desafían constantemente.
"Lo acusan de herejía por su apertura ecuménica: en concreto, decidieron romper la comunión con él tras un encuentro entre el antiguo patriarca Atenágoras (1886-1972) y el papa Pablo VI en Jerusalén en 1964", explica Konstantinos Vetochnikov, doctor en teología e historia en la Biblioteca Bizantina del Colegio de Francia.
"En Grecia, donde no existe separación entre Iglesia y Estado, los estatutos civiles y canónicos del Monte Athos estipulan que 'no se permite a ninguna persona heterodoxa o cismática establecerse en la Montaña Santa' (artículo 5)", señala. "Esto justifica la realización de este tipo de operaciones policiales en colaboración con el gobierno".
Resistencia
Los monjes rebeldes ya han sido castigados y excomulgados por la Iglesia ortodoxa en numerosas ocasiones a lo largo del último medio siglo, pero esta no ha conseguido expulsarlos de su edificio en forma de fortaleza encaramado a orillas del mar Egeo. En 1974, los clérigos rebeldes resistieron meses de cortes de agua y electricidad llevados a cabo por el gobierno semiautónomo del Monte Athos para acelerar su marcha. En 2002, también se decidió evacuar a los monjes cismáticos. Pero fue en vano. Al negarse a marcharse, recurrieron al Tribunal Supremo Administrativo de Grecia, que rechazó el recurso tres años después, reafirmando la autoridad espiritual del patriarca. Pero sin conseguir expulsar a los rebeldes.
De nuevo en 2011, catorce monjes de Esphigmenou fueron condenados a seis meses de prisión por negarse a cumplir una orden de desalojo lanzando cócteles molotov contra las excavadoras utilizadas por la policía.
En julio de 2020, el Tribunal Constitucional griego volvió a ordenar a los monjes que desalojaran sus edificios: una redada de las fuerzas del orden liberó parte de la finca, así como el hospicio de peregrinos. Pero bajo el liderazgo del abad Methodios, los monjes siguieron resistiendo, viviendo durante varias semanas en estado de sitio. Numerosos medios de comunicación difundieron imágenes del monasterio, blasonado con una pancarta de "Ortodoxia o muerte".
Estado de sitio
¿Cómo se organizaron los monjes refractarios para sobrevivir? "Cultivan frutas y verduras en sus huertos, por lo que tienen cierta autonomía alimentaria. También tienen cuentas bancarias, lo que sin duda les permite recibir donativos", afirma Konstantinos Vetochnikov, que no descarta que tengan algunos "paramilitares en sus filas, ya que saben defenderse".
El resto llegó de contrabando en barcos pesqueros. En las redes sociales, los monjes prosiguen su batalla espiritual y política, denunciando una forma de "persecución" por parte de las autoridades griegas y criticando las visitas de Bartolomé al Vaticano.
¿Tiene más posibilidades de éxito la nueva operación policial? "No será fácil, dada la configuración de los locales, donde siempre pueden atrincherarse durante mucho tiempo. La ocupación ilegal del monasterio tampoco justifica penas de cárcel", afirma el especialista. Sobre todo porque, en el paisaje fracturado de la ortodoxia, algunos considerarían preferible que permanecieran concentrados en un lugar, en lugar de ver cómo difunden sus posiciones extremas a otros fieles fuera del monasterio.
Con el tiempo, deberán dejar paso a una nueva comunidad monástica de Esphigmenou, fundada hace varios años por las autoridades locales del Monte Athos de acuerdo con la veintena de monasterios que operan en el lugar. Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la "Montaña Sagrada" sigue estando prohibida a las mujeres.
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