lunes, 15 de julio de 2024

Milei y las religiones

La llegada al Gobierno de Argentina de una nueva coalición política y social liderada por el Presidente Milei ha producido una gran ruptura con las anteriores formas democráticas de presencia en la conducción del Estado. Su propuesta de “destruir el Estado desde dentro” es, al mismo tiempo, política, cultural, religiosa y económica. En el país hay broncas, hartazgos y desilusiones transversales de amplios sectores ante las promesas incumplidas en los últimos cuarenta años de vida democrática.

Fuente: Alandar

por Fortunato Mallimaci

08/07/2024

Celebración del 50 aniversario del asesinato del sacerdote Carlos Múgica en el estadio Luna Park el domingo 12 de mayo

Milei ganó las elecciones sin pegar un cartel, sin pasar por la televisión y sin propaganda territorial. Al tiempo que denuncia “a la casta” y al estado social con sus derechos como el gran responsable de la precariedad que se vive hoy en la Argentina, repite el “ajuste sin fin” de tantos Gobiernos dictatoriales y democráticos con el apoyo de grandes grupos económicos y financieros. La propuesta de un modelo llamado “anarco capitalista” es también una innovación para el conjunto de América Latina y el Caribe y Milei se presenta como liderando un experimento a nivel mundial. Sin embargo, hay hoy ricos cada vez más ricos en Argentina a costa de pobres cada vez más pobres. 


Culturas políticas y religiosas en relación y en tensión

¿Y qué sucede con las creencias, en especial con las religiosas, en esta nueva situación? En Argentina hay una continuidad histórica de vínculos estrechos entre sociedad política, sociedad católica y funcionarios gubernamentales. Permanece en la dirigencia política argentina, una serie de representaciones e imaginarios en torno a lo religioso y el uso de sus íconos, símbolos y lenguajes que van más allá del mapa cultural y religioso de nuestro país.

Los argentinos somos profetas de un futuro apocalíptico que nosotros ya hemos vivido” (Milei, Madrid, mayo 2024). Esta frase es una síntesis de lo que el Presidente cree que es su misión universal. El Gobierno anarco-capitalista ganó las elecciones en diciembre de 2023 con promesas radicales como: “hacer el ajuste más grande y abrupto de la historia humana”. Planteó:  a) terminar o bajar drásticamente la inflación y así terminar con 100 años de inflación, decadencia y pobreza y ofrecer un futuro promisorio de libre mercado para la sociedad; b) eliminar “la casta” política y para eso disminuir el Estado y los derechos sociales, vistos como privilegios de los que eran alimentados por “la casta”, y c) valorar al individuo emprendedor –“los argentinos de bien”- que deben romper sus ataduras y dominaciones.

Al mismo tiempo, se siente “ungido”, “llamado”, y “elegido” para una tarea, no solo en Argentina, sino a nivel planetario: cree ser el líder, el Mesías, el primer presidente anarco-capitalista en el mundo, el que viene a salvar el “Occidente de la decadencia” y el que cree tener la mejor imagen a nivel mundial. En sus seis meses de gobierno ha viajado más por el mundo entero que por su propio país. Como él reconoce, se siente una estrella de rock de la política mundial con sus ataques e irreverencias. Ha sido entrevistado por las cadenas más importantes del mundo occidental. Se encontró con grandes empresarios globales y ha sido ovacionado en Davos y Madrid. 

Insiste en que para cumplir las promesas de un país sin inflación y “que vuelva a ser de los primeros del mundo” hacen falta continuos sacrificios individuales y disminuir a su mínima expresión el Estado, apertura total de la economía y quitar todo tipo de regulación para que los empresarios del mundo entero  inviertan en Argentina, eliminar los derechos a educación y salud pública gratuita, terminar con los derechos de la diversidad sexual y lo que llama ”ideología de género”, además de negar el cambio climático. Para lograrlo, las fuerzas del cielo y los argentinos de bien deben acompañarlo y mantener activo el “infierno” destruyendo a sus enemigos. 

En Davos afirmó que Occidente está en peligro y que ha sido cooptado por una visión del mundo socialista que lleva inexorablemente a la pobreza. Defendió al capitalismo de libre empresa y que un empresario exitoso es un héroe, y criticó al Estado y sus regulaciones. En el encuentro de Vox y la ultraderecha global en Madrid afirmó que las ideas de la libertad “necesitan ser defendidas del maldito y cancerígeno socialismo”,  que “los malditos socialistas  asesinaron a 150 millones de personas , y “en algún momento de la primera mitad del siglo XIX, la dirigencia política se enamoró del Estado, abandonó las ideas de la libertad y las reemplazó por la doctrina de la justicia social, que atenta directamente contra la libertad y la propiedad del individuo”.

En el plano de la presencia pública del mundo religioso, la novedad es que el Milei incorpora al aparato estatal, como su asesor privilegiado, a un rabino, Axel Wahnish, y lo elige luego embajador en Israel. Ha roto decenios de política internacional argentina cuando ordenó rechazar en la ONU el proyecto de conceder a Palestina un rol de miembro pleno en esa organización. Fue el único país latinoamericano en votar en contra de la resolución.

En la historia argentina, la mayoría de los Gobiernos de diferentes signos han apelado al apoyo religioso como una de las principales fuentes de legitimidad. Lo novedoso es que ese acompañamiento privilegiado al lado del Presidente sea alguien del mundo judío.

Al igual que en otros Gobiernos, entre los funcionarios del actual hay personas del mundo católico -de la Universidad Austral vinculada al Opus Dei, de la Universidad Católica Argentina, … – que ocupan espacios de relevancia en la vicepresidencia de la nación, en áreas centrales como el inventado Ministerio de Capital Humano, en educación, defensa, culto y otros.


Milei versus Francisco

La institución católica se ha mantenido prudente durante la campaña electoral, salvo cuando  sacerdotes, especialmente los que trabajan en barrios populares, junto a algunos obispos, defendieron al papa Francisco ante los ataques de Milei. En la gran mayoría de las parroquias católicas del país no hubo declaraciones públicas contra las críticas del candidato Milei al papa y a la justicia social.

La campaña electoral de Milei se hizo con un fuerte tono critico tanto a la figura de Francisco como a lo que el ya Presidente considera una grave desviación: la justicia social. Acusó al papa de “imbécil”, “de jugar políticamente y tener una gran afinidad con dictadores como Castro o Maduro”, “de ser condescendiente con todos los de izquierda”, “ser representante del Maligno en la Tierra, ocupando el trono de la casa de Dios”, siempre “parado del lado del mal” y de tener “afinidad por los comunistas asesinos”. Agregó que “es alguien que considera que la justicia social es un elemento central de su visión” y que eso significa “robarle el fruto de su trabajo a una persona y dárselo a otra”.


Las críticas desde el mundo católico

En momentos de débil oposición partidaria “al ajuste sin fin”, la prédica de la institución católica está recuperando espacios de legitimidad social, en especial en el mundo popular y de las víctimas. Como vimos en el Tedeum del 10 de diciembre en la catedral de Buenos Aires y en los casi 24 Tedeums en el resto de las provincia, en los que fueron contundentes las críticas a las políticas sociales del Gobierno de Milei que siguen generando pobreza, desigualad y sufrimiento a los más pobres.

Otro ejemplo de amplia repercusión pública fue la celebración del 50 aniversario del asesinato del sacerdote Carlos Múgica, que acompañó la vida y la lucha de las barriadas obreras de Buenos Aires. Miles de personas salieron de las barriadas populares, marcharon por las calles, por la Catedral y llenaron el estadio Luna Park el domingo 12 de mayo. Hubo una crítica declaración del obispo García Cuerva en la ceremonia religiosa y se leyó un documento firmado por decenas de sacerdotes a favor del Estado y de la política, y en defensa de los movimientos sociales, en el que se afirmaba que “la opción preferencial por los más pobres, más allá de las concepciones sesgadas que no lo quieren escuchar, es parte irrenunciable del Evangelio”; “está consignada en el magisterio latinoamericano y universal de la Iglesia”, así como que “el Estado es una herramienta irreemplazable para lograr su integración social”. “Su martirio [de Múgica] también nos recuerda a toda la Iglesia la necesidad de valorar positivamente la política como la forma más alta de la caridad y búsqueda del bien común”. “Ausencia del Estado es favelización, y la favelización es el caldo de cultivo de innumerables males de nuestra sociedad”. “¡No se pueden cerrar comedores en este momento, con tanto aumento de precios, con tanta gente perdiendo el trabajo! El hambre no es psicológico ni ideológico, no se combate con relato y redes”.

También la crítica al actual proyecto desregulador y privatizador se hace desde Roma. Luego de la reunión del Presidente argentino con el papa en Roma, aquel afirmó que fue muy cordial el encuentro y que hubo amplios acuerdos, sin mencionarlos. Días después, el 28 de febrero, el papa Francisco envió un video-mensaje para la inauguración de la sede porteña del Comité Panamericano de Juezas y Jueces por los Derechos Sociales y la Doctrina Franciscana. Allí señala las diferencias con el proyecto anarco-capitalista llevado adelante desde el  Ministerio de Economía y liderado por Milei: «Los derechos sociales no son gratuitos. El Estado, hoy más importante que nunca, está llamado a ejercer ese papel central de redistribución y justicia social».

El mundo católico en Argentina, al igual que en otros lugares, y en medio de su crisis, sigue enfrentando desde hace más de un siglo a la modernidad liberal y a la comunista y hoy se encuentra -especialmente con el papado de Francisco- disputando sentidos al mundo liberal y neoliberal desde un humanismo inclusivo –nadie se salva solo- y una propuesta de fraternidad universal de defensa de la casa común.

Pero no hay consenso en el mundo político partidario sobre el tipo de relación a mantener con esos mundos religiosos.  Se vive una crisis de las representaciones políticas partidarias junto a un mayor reconocimiento y efervescencias de grupos religiosos que buscan y desean seducir, penetrar e incidir en lo partidario y en lo estatal. Se crea así una politización de lo religioso y una religiosizacion de la política. Luego de 40 años de democracia, los partidos políticos, el gobierno y el Estado han dejado mayoritariamente de lado la legitimidad militar, pero no la legitimidad religiosa.

Entre el presidente Milei y la institución católica en Argentina y a nivel global, hay hoy un abismo que crece. El presidente Milei elogia al empresario como un héroe del libre mercado   a imitar y presenta al trabajador como una mercancía, como algo descartable. La institución católica condena al mercado desregulado sin Estado y considera a las personas, igual que la gran mayoría de los grupos religiosos, como hijos e hijas de Dios, se afirma la sacralidad de la persona, las personas -todas – son sagradas.  



 

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