Fuente: En linea directa
12 julio, 2021
Por: Gastón Monge
El director de las casas del migrante en ambos países centroamericanos, dijo en entrevista telefónica hasta Guatemala, que ante las recientes declaraciones del Relator especial de la ONU sobre los derechos humanos de los migrantes, y con relación al incremento de las devoluciones en ‘caliente’ que lleva a cabo Estados Unidos sin un debido proceso “es una clara violación a sus derechos humanos, en especial al principio de no devolución”, denunció.
“Las devoluciones en caliente incumplen el derecho internacional a solicitar asilo, y el derecho a una evaluación individual sobre la vulnerabilidad específica de los migrantes, sin que tengan acceso a los procedimientos debidos, y sin que puedan impugnar ese acto a través de un recurso judicial efectivo”, señaló.
Por dichas razones, el religioso solicita al gobierno estadounidense el cumplimiento al principio de No-Devolución, el que indica que “ninguna persona (migrante) debe ser expulsada, devuelta, extraditada o trasladada de manera informal, entregada o puesta en las fronteras de otro país, sea o no de su nacionalidad, donde su vida o su libertad peligren”, explicó.
Recomendó el sacerdote que las naciones involucradas en el fenómeno migratorio tienen el deber de prevenir y sancionar las violaciones a la integridad física y mental de los migrantes, ya que una evolución o deportación va siempre acompañada, por lo general, de tratos degradantes y torturas.
“Reprobamos la militarización de las fronteras y el uso de la fuerza contra los migrantes, porque violan sus garantías y generan un ambiente de hostilidad, intimidación y acoso, que motiva un incremento en este tipo de devoluciones o deportaciones en caliente”, reiteró el sacerdote.
Consideró que esta práctica de expulsiones masivas utilizada por Estados Unidos y más recientemente por México y Guatemala, en contra de migrantes que huyen de sus países de origen por situaciones de violencia o persecuciones, son violatorias a sus derechos humanos, por lo que dijo que deben ser tratados con dignidad y respeto en vías a un proceso que se apegue a los protocolos de protección internacional.
Desde que tomó posesión Joe Biden como presidente de Estados Unidos, miles de migrantes entre adultos y niños y niñas no acompañados han sido deportados a sus países de origen sin un proceso de selección adecuado que les permita protección y seguridad ante los peligros que enfrentarían en su retorno a sus países de origen.
En los primeros seis meses de este año, la administración Biden ha deportado de manera ‘caliente’ a unos 50 mil niños y niñas migrantes no acompañados, que cruzaron la frontera con México en busca de mayor seguridad y protección.
Muchos de ellos quedaron atrapados en la frontera norte de México y sin la mínima posibilidad de buscar asilo pese a que su padres residen en Estados Unidos; se calcula que de esa cantidad un 20% sean menores de edad.
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