De «PeriodistaDigital» 29/09/2019)
Sin medias tintas. Así es el
mensaje escrito por los obispos con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y
el Refugiado, que se celebra este domingo 29 de septiembre de 2019.
«Es inaceptable humanamente y
resulta de lo más ajena al Evangelio la mentalidad que contribuye a cosechar
votos en las elecciones políticas favoreciendo librarse de lo que consideran el
lastre de las migraciones. Y es más lamentable aun cuando tal mentalidad
encuentra eco favorable en algunos miembros de nuestras comunidades
cristianas», se lee en el mensaje de la Comisión Episcopal de Migraciones.
«Cómo le dolía a nuestro
presidente, D. Juan Antonio, fallecido inesperadamente hace unos meses,
que grupos que se presentaban como afines a los cristianos quieran convencernos
de que, en vez de defender a los inmigrantes, hay que defenderse de ellos»,
recuerda el texto episcopal, en alusión al desaparecido obispo de Astorga,
también muy comprometido con el tema de las migraciones, y uno de los primeros
en pedir el cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE).
«Por eso, el mejor homenaje que
podemos ofrecer a D. Juan Antonio, junto a nuestra oración fraterna y
esperanzada, es seguir en esta tarea de acoger, proteger, promover e integrar a
los hermanos emigrantes, como nos viene marcando con coraje de pionero y, sobre
todo, con alma de pastor, el papa Francisco», continúa el texto de la Comisión,
que ahora preside Luis Quinteiro Fiuza, obispo de Tuy-Vigo.
El mensaje también recuerda que
España fue uno de los países firmantes del Pacto Mundial para la Migración, en
diciembre de 2018, por lo que los obispos muestran en él al presidente del
Gobierno su deseo de «que tanto las instituciones del Gobierno de la nación,
como las administraciones autonómicas y municipales, recientemente
constituidas, se impliquen activamente, en la parte que les corresponda, para
el logro de tales objetivos».
«Siempre encontrarán la modesta
colaboración de las instituciones eclesiales. Es imprescindible que, mirando a
los emigrantes, traten de erradicar y prevenir las situaciones de
vulnerabilidad, o la desatención de los derechos humanos vinculadas bien a la
irregularidad administrativa (siguen existiendo en la calle mujeres
embarazadas, o menores no acompañados) o a las dificultades provenientes de
nuestras fronteras, a leyes discriminatorias, o a la reclusión tan doliente y
dura en los Centros de Internamiento, por ejemplo», exponen los obispos.
Pero no se quedan ahí las demandas
que contiene este mensaje. Con respecto a estos CIE, «nuevamente pedimos su
cierre con alternativas claras y legales. Lo pedimos así porque los más pobres
entre nosotros son los extranjeros sin papeles. La Iglesia siempre ha
favorecido (y lo seguirá haciendo) una necesaria y mayor articulación entre los
actores del sistema de acogida, y entre estos y las políticas de cohesión e
integración social estatal, autonómicas y locales, con el fin de impulsar las
trayectorias de integración de los refugiados dentro y fuera del Sistema de
Acogida».
«Los migrantes no son un peligro,
sino una ayuda que nos enriquece», recuerdan los prelados. Y se lo recuerdan
también a la propia Iglesia. Por eso, y acorde con el título del mensaje, ‘No
se trata solo de migrantes’, los obispos invitan a que «nos preguntáramos cómo
estamos respondiendo en nuestras Iglesias particulares a esta llamada; si
estamos abriendo verdaderos procesos, si damos pasos eficaces de respuesta
pastoral a este desafío, que constituye «una prioridad para la Iglesia» y, por
tanto, para cada una de nuestras Iglesias particulares y para nuestras
parroquias».
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