domingo, 15 de noviembre de 2015

El aire del Vaticano llega a Gipuzkoa

El Papa ha concitado reacciones de simpatía y admiración por su sencillez, siendo su mirada al Evangelio la cualidad más apreciada

Un nuevo centelleo se aprecia en el faro de la Iglesia de Roma. Ha provocado una incómoda ceguera en algunos, ha iluminado el camino cristiano de otros muchos y hasta ha atraído la atención de quienes no se preocupan por lo que ocurra por esos lares. El Papa Francisco ha despertado interés de propios y extraños. Es el responsable de que la Iglesia conjugue hoy verbos como 'animar', 'avivar' o 'estimular'. No es más que un símbolo, pero el Vaticano acaba de presentar un disco con once canciones con sus discursos y música rock. ¿Cómo se titula? 'Wake up!' (¡Despierta!)

El Sínodo de obispos que finalizó hace dos semanas ha dejado nuevos indicadores de la línea aperturista abierta por Jorge Mario Bergoglio. Revolucionario -como el propio Evangelio- en su mensaje, innovador en sus formas. Francisco entró en el Aula Pablo VI mientras el coro entonaba 'Heal the World', el himno que Michael Jackson compuso para luchar por un mundo más unido contra las injusticias. Luego dejó perlas como que «la única autoridad, también la del Obispo de Roma, es la del servicio», o «el primer deber de la Iglesia no es distribuir condenas sino proclamar la misericordia de Dios».

El discurso del Papa está siendo asimilado con una buena acogida también en el seno de la Iglesia guipuzcoana, algunos de cuyos integrantes más activos valoran para DV una trayectoria que coinciden en catalogar como «ilusionante».


 

Félix Azurmendi

«Se ha presentado como pastor y no como jerarca»
Aunque reconoce que los conceptos de 'modernización' y 'apertura' «no me dicen mucho», el párroco de Azkoitia y exvicario sí considera que «la Iglesia estaba necesitando un paso para volver al Evangelio y a Jesús, y este Papa ha tomado esa dirección para dar respuesta a un mundo cambiante». Azurmendi celebra que «esté retomando los postulados del Concilio Vaticano II que se habían frenado durante los años anteriores».

Este sacerdote ensalza tanto la actitud como la aptitud de Francisco. Se refiere a sus gestos señalando que «ha conseguido ser el Papa del pueblo, de la gente sencilla. Incluso los que no se sienten cristianos aprecian su humanidad. Ha querido situarse como pastor y no como jerarca. Ha dicho que el poder es servicio. Se ha convertido en un líder mundial por esa humanidad».

Azurmendi comulga con el fondo de lo que predica Bergoglio. «Lo que proclama es el signo de Dios. Ya hemos sido la Iglesia de condenas y de doctrinas. No podemos poner nada encima de la misericordia y eso es lo que está manifestando el Papa». Trae a colación la encíclica 'Laudato si', documento donde «muestra su preocupación por el mundo» y resalta su orientación a «situar a los pobres en el corazón de la Iglesia».

¿Qué incidencia tiene la práxis de esta emblemática figura en Gipuzkoa? Para Azurmendi «tiene su influencia porque ayuda a que la gente de la calle recupere una simpatía y un prestigio hacia la Iglesia. Muchos cristianos en Gipuzkoa hemos recuperado oxígeno con este Papa. Nos sentimos avalados, reforzados. Durante años hemos sentido cierta asfixia. Personalmente, tengo a donde mirar para animarme y trazar la línea de acción pastoral». Azurmendi también constata una «esquizofrenia de obispos que se convierten en intérpretes del Papa cuando han querido tapar su espíritu».



Mikel Iraundegi

«La misericordia lleva a acompañar sin impone

Con especial predilección ha seguido el sínodo de la familia el encargado de la pastoral familiar de la diócesis de San Sebastián. Mikel Iraundegi secunda que «Francisco ha traído novedad a la Iglesia». Lo argumenta diciendo que «sus gestos, su modo de hablar, su cercanía, su voluntad de cambio en la estructura de la Institución son signos de renovación eclesial». Sin embargo, matiza que «no nos debería de extrañar que esto ocurra en la Iglesia, pues a lo largo de su historia nunca ha dejado de transformarse y de cambiar a la luz de la fidelidad al Evangelio y a la sociedad de su tiempo».

Para Iraundegi «lo nuevo no es que la Iglesia ahora es misericordiosa y antes no lo era. Lo nuevo es que la Iglesia, con Francisco a la cabeza, está interiorizando de una manera especial, gracias a la ayuda del Espíritu Santo, que la misericordia tiene que ser de una manera más radical todavía el centro de su actividad pastoral y magisterial». En cualquier caso, elogia las virtudes de proclamar esa misericordia porque «nos lleva a mirar sin condenar a la persona, a acompañar sin imponer, a ayudar a que crezca lo bueno y positivo. La misericordia hace que la Iglesia pueda ser un referente significativo para todo ser humano y para todas las familias. Desde esta clave de la misericordia se entiende que se diga que los divorciados vueltos a casar no están excomulgados de la comunidad cristiana o que los homosexuales no han de sentirse rechazados por la Iglesia».

Aterrizando el fenómeno Francisco en Gipuzkoa, Iraundegi asume que «claro que en nuestra diócesis se está notando esta ola. Y la ola no es Francisco sino el Espíritu Santo que sopla a todos y todas y en todos y todas. En Gipuzkoa los católicos cada vez tenemos más ganas de seguir a Jesús, de ser fieles al Evangelio, de obedecer al Espíritu Santo y eso ya se está notando en el territorio».


Patxi Azpitarte

«Necesitábamos sabia nueva, frescura y diálogo»

La necesidad de un cambio en la Iglesia es una realidad que también reivindica el párroco de Deba y exvicario de la diócesis de San Sebastián. «Necesitábamos sabia nueva, frescura, humanización y mayor diálogo con el mundo, cosas que ha traído Francisco». Antes de entrar en el fondo, señala gestos elocuentes de su pontificado. «Es inusual que un Papa se asome al balcón del Vaticano y pida oración por él. Como es clave la elección del propio nombre 'Francisco', que denota la evocación del mundo de los pobres».

Entre los méritos atribuibles al pastor argentino, cita que «'ad intra' está impulsando la colegialidad cuando antes se mandaba desde muy arriba. En dos sesiones largas del sínodo, por ejemplo, ha dejado hablar más que nunca y se ha limitado a escuchar para que todos hablen con libertad. Durante muchos años hemos estado en una Iglesia hablante que decía qué hay que creer y qué hacer. El Papa dice que tenemos que estar a la escucha. Que también la Iglesia está en la búsqueda».

En lo que a la proyección al exterior se refiere, Azpitarte destaca que «la Iglesia ha entablado un diálogo con el mundo». Significativa le parece aquella frase que enunció el Papa: «Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrase a las propias seguridades».

Al sacerdote destinado en Deba le parece relevante «el diálogo interreligioso que está fomentando Francisco. Impulsa una cultura del encuentro». Máxime, tal y como señala Azpitarte, cuando «venimos de una Iglesia del 'no'. El Papa está poniendo en el centro el Evangelio, y en su corazón, la misericordia». Recuerda, en este sentido que a partir del 8 de diciembre se celebra el año de la misericordia. Como convocatoria de este tiempo Francisco escribió el documento 'Misericordiae Vultus', «un escrito que evidencia la categoría que tiene este señor como intelectual. Su oposición se equivoca, en este sentido, cuando le critica por no ser un gran teólogo».

Tras reconocer que «el Papa me ha dado aliento y me anima a ser sacerdote en Gipuzkoa», Azpitarte exterioriza sin complejos su temor consistente en «si los mandos intermedios no van a cortocircuitar estos mensajes». Su metáfora resulta esclarecedora: «Nieva en la cumbre, ¿pero bajará la nieve al valle?». Y su conclusión impacta: «Echo en falta desde Gipuzkoa una mayor apertura al mensaje del Papa. Me siento más de la diócesis de Roma que de la diócesis de Gipuzkoa».


Leire Atxega

«Remarcaría su mensaje sobre la pobreza»

La sensibilidad que Francisco ha mostrado con los más necesitados ha conmovido especialmente a la responsable de la pastoral de inmigrantes de la diócesis de Donostia. «Remarcaría el mensaje constante sobre la pobreza, su referencia a esos que nadie quiere, algo que va acompañado con su ejemplo en el estilo de vida que lleva».

Para Leire Atxega, una de las principales cualidades del Papa es «su sencillez. Es palpable. Y contagia. Yo, de hecho, le llamo Patxi. Desde el principio se ha presentado como un Papa que reconoce sus debilidades y nos ha enseñado eso de que cualquiera, también la Iglesia, se puede caer y tiene que levantarse. Acepta, en ese sentido, la responsabilidad de los errores. Y transmite que no puede actuar sólo. Que necesita de los demás».

Para Atxega, Francisco «está llevando a la práctica la propuesta del Evangelio de estar con los que más sufren para darles la dignidad humana que necesitan. En eso se traduce la misericordia». Ahora bien, tras reconocer su afinidad con la figura de Bergoglio sostiene que «no tiene que venir de Roma un señor para enseñarnos estas cuestiones. Basta con aplicar el Evangelio de Jesús. Ahí se nos sugiere que tenemos que estar en la calle y ser la voz de quienes se les ha negado. Ser testigos de la revolución humana».

Una de las ideas predicadas por Francisco a las que más radicalmente se adhiere Atxega tiene que ver con la apertura de la Iglesia. «No podemos convertirnos en un lugar donde se celebra la palabra de Dios y poco más. Tenemos que huir de la pasividad, eliminar fronteras y estar dispuestos a acoger a cualquiera que nos reclame, y no necesariamente en un horario concreto».

La reflexión iniciada a raíz de los postulados divulgados por Francisco le conduce a la autocrítica más sincera. «A nivel de Europa, nos hemos encorsetado en la catequesis, la Misa y punto. El Evangelio nos insta a acompañar a los que sufren. Y están ahí, en la calle».

Según Atxega, el contagio del Papa «sí que se nota en el día a día de quienes nos movemos en torno a la Iglesia. Es el momento ideal para poder poner en marcha todas estas tareas que nos da tirria acometer. Aunque caigamos en el intento».


Juankar Olaeta

«Lo hace todo con gran humildad y consistencia»

El miembro del Consejo Pastoral de Oñati y educador del centro Elkar Hezi también sigue con interés la evolución de Francisco y, más que atribuirle la manida acepción de 'aperturista', prefiere referirse a su figura como alguien que «se toma realmente en serio -como no podría ser de otro modo dada su referencialidad- las actitudes y valores vitales de Jesús de Nazaret y los hace visibles e inteligibles mediante gestos fácilmente entendibles para el común de las personas». Le concede asimismo la virtud de hacer todo ello «con gran humildad a la vez de con consistencia, de nuevo en coherencia con la 'vis' del mismo Jesús, también gran profeta de gestos».

Del análisis de la trayectoria del pontificado de Francisco destaca que «tanto de puertas afuera de la Iglesia -puertas que quiere abrir al mundo, no para acomodarse a él, sino para establecer un dialogo respetuoso que nos enriquezca a todos- como de puertas adentro, al igual que Jesús, muestra actitudes, palabras y comportamientos mas propios de una gran Madre que de un Padre o jefe, en línea con las características del propio Dios de Jesús».

Olaeta considera que el «liderazgo» de este Papa se produce «por atracción y admiración, como el de Jesús, en la debilidad y la fe, no desde el discurso del poder o la imposición, y es por eso que también se viene convirtiendo en referencia para muchas personas que se sienten fuera de la Iglesia-institución».

En definitiva, el director de Elkar Hezi concluye que «con todas las contradicciones y dificultades que ello entraña, incluso siendo 'Jefe de un Estado', consigue transparentar a Jesús, y Jesús es un modelo de persona que es admirable y atrae incluso al que no está para nada dispuesto a seguirle».

El educador alerta, no obstante, de que «podemos caer en el 'pecado' de la Papa-idolatría», advertencia que lanza «independientemente de mi 'feeling' o gusto personal por este u otro Papa, y sin querer obviar la importancia, significatividad y referencialidad del Obispo de Roma en la comunidad cristiana en general y la católica en particular». Como antídoto ante este riesgo, se aplica a nivel personal «la devoción y vocación por el Evangelio como Buena Noticia».


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