En conversación con el arzobispo de La Plata, nombrado por el Papa Francisco prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe: "El custodiar no excluye ciertamente la vigilancia, pero la fe se custodia sobre todo creciendo en su comprensión".
Fuente: Vatican News
Por Andrea Tornielli
08/07/2023
Una teología que crece y se profundiza "en diálogo entre teólogos y en conversación con la ciencia y la sociedad". Pero siempre al servicio de la evangelización. El arzobispo de La Plata Víctor Manuel Fernández considera que esa es la tarea que Francisco le ha encomendado, según se deduce de la carta que el Obispo de Roma le envió coincidiendo con su nombramiento como Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Fernández ha sido un estrecho colaborador del Papa Bergoglio desde su época de arzobispo de Buenos Aires. En esta entrevista con los medios vaticanos, el nuevo prefecto, que asumirá el cargo en septiembre, explica qué significa anunciar el Evangelio y custodiar la fe hoy.
¿Por qué el Papa acompañó su nombramiento con una carta y qué significado tiene?
“Sin duda hay en ello un significado importante. Porque el Papa me anunció que, junto con el decreto, quería enviar una carta para ‘clarificar’ el sentido de mi misión. La carta ofrece al menos seis puntos fuertes que invitan a la reflexión, pero interpreto que con ese texto de algún modo avanzó en la aplicación de Praedicate Evangelium. Porque pide una Teología que madura, que crece, que se profundiza en el diálogo entre teólogos y en la conversación con las ciencias y la sociedad. Pero todo esto al servicio de la evangelización. La ubicación de este Dicasterio después del de Evangelización ya transmitía este mensaje, pero la carta de Francisco termina de explicitarlo. Que haya elegido como prefecto un teólogo que también ha sido párroco lo reafirma de otra manera”.
¿Qué significa hoy “custodiar” la fe?
“Francisco muestra que dentro de la expresión ‘custodiar’ hay una riqueza de sentidos. No excluye ciertamente una vigilancia, pero expresa que la doctrina de la fe se custodia sobre todo haciendo crecer su comprensión. Aun una situación donde haya que enfrentar una posible herejía, debería llevar a un nuevo desarrollo teológico que madure nuestra comprensión de la doctrina, y ese es el mejor modo de custodiar la fe. Si el jansenismo, por ejemplo, pudo persistir tanto tiempo, fue porque hubo sólo condenas pero no se supo responder a ciertas intenciones legítimas que podían subyacer detrás de los errores y no hubo a tiempo un desarrollo teológico adecuado”.
¿Cómo anunciar el Evangelio, cómo transmitir la fe en los contextos cada vez más secularizados de nuestras sociedades?
“Siempre procurando mostrar mejor todavía toda su belleza y su atractivo, sin desfigurarlo contagiándose de criterios mundanos, pero siempre encontrando un punto de contacto que permita que sea realmente significativo, elocuente, valioso para quien lo escucha. Sin diálogo con la cultura corremos el riesgo de que nuestro mensaje, por más hermoso que sea, se vuelva irrelevante. Por eso agradezco mi paso como miembro del Consejo para la Cultura, donde he aprendido mucho al lado del Cardenal Ravasi”.
¿Qué significado y actualidad tienen las palabras que Benedicto XVI puso en el prólogo de la encíclica Deus caritas est: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”?
“Es muy oportuno recordar hoy esas palabras. Nunca una doctrina religiosa ha cambiado el mundo si no se ha provocado un acontecimiento de fe, un encuentro que reorienta la vida. Y esto no ocurre así sólo en el cristianismo sino que se puede advertir en la historia de las religiones. Por ejemplo, en la crisis del hinduismo y su posterior renovación con los himnos a Krishna y en tantas otras ocasiones. Sin una experiencia del Cristo vivo que ama y salva nosotros no podemos configurar nuestro ‘ser cristiano’, y concentrarnos en pelear y discutir con todo el mundo no ayudará a que se produzca ese acontecimiento en las personas. Esta frase de Benedicto XVI invita a desarrollar una teología sólida y bien fundada, pero claramente orientada al servicio de ese acontecimiento”.
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