martes, 15 de junio de 2021

Obispos y ordenaciones: las oportunidades perdidas

Fuente:   Settimana News

Christoph Brüwer (editor)

15/06/2021

 

La imagen del sacerdote en la Iglesia está pasando por un gran cambio. ¿Es un hecho que también se percibe en las órdenes sacerdotales en Alemania? El profesor de teología Richard Hartmann de Fulda analizó las homilías pronuncidas durante las ordenaciones sacerdotales el año pasado. En la entrevista publicada en katholisch.de habla de los resultados a los que ha llegado (Fulda – 8 de junio de 2021). La traducción del alemán es de Antonio Dall'Osto.

 

Las ordenaciones sacerdotales en las diócesis son quizás las ocasiones más importantes en las que los obispos hablan públicamente sobre el sacerdocio, pero ¿cómo lo hacen? El teólogo Richard Hartmann, profesor de teología pastoral y homilética en la facultad de teología de Fulda, analizando de cerca las homilías pronunciadas durante las celebraciones del año pasado, dice que son bastante decepcionantes. En la siguiente entrevista explica por qué, en su opinión, los obispos perdieron una oportunidad.

 

Prof. Hartmann, ¿por qué se fijó en las homilías de las ordenaciones sacerdotales del año pasado?

Hay varias razones: en primer lugar, porque llevo veinte años impartiendo clases sobre la predicación. Además, porque he estado analizando durante algún tiempo los cambios estructurales en las diócesis, los roles necesarios y cosas por el estilo, y actualmente —y de manera particular— lo estoy haciendo en la Diócesis de Fulda. Por esta razón, he visitado varias diócesis de Alemania.

En la actualidad, el papel del sacerdote y el de los empleados a tiempo completo está cambiando profundamente, de la misma manera que tiene una gran relevancia el tema del sacerdocio común de los fieles. Por esta razón quería ver si lo que se encuentra en los grandes documentos que han de presidir los cambios estructurales de la vida pastoral también se reflejan en la predicación de los obispos y en lo que dicen públicamente sobre el sacerdocio.

 

¿Por qué se fijó en las homilías de las ordenaciones sacerdotales?

En la mayoría de las diócesis hay dos o tres momentos importantes durante el año en los que los obispos hablan públicamente sobre el sacerdocio. El más importante es sin duda el de las ordenaciones sacerdotales. Son ocasiones en las que se puede esperar que el obispo diga algo al respecto, tanto a los candidatos al sacerdocio como al pueblo de Dios. Otra ocasión es la misa crismal, en la que se renueva la promesa sacerdotal de obediencia. Además, en muchas diócesis se organizan encuentros específicos para los sacerdotes.

Durante mucho tiempo he tenido la impresión de que lo que los obispos dicen públicamente en sus sermones no es del todo compatible con lo que se indica en las directrices de los planes de pastoral. Aproveché el tiempo de la pandemia para ver cómo son los textos de los sermones que pronuncian; a excepción de uno, recibí todos los solicitados. Por lo tanto, he considerado estos textos simplemente en función de su contenido.

 

¿Qué ha constatado?

Me han decepcionado, porque muchas intervenciones tienen poca relevancia o –lo que me parece igual de mal, o peor– solo se refieren a la vocación personal de los candidatos. Es cierto que no hay dramáticas acentuaciones de clericalismo puro, pero casi no hay mención alguna al hecho de ser sacerdote hoy, tal y como hubiera esperado o me hubiera gustado.

 

¿A qué se refiere?

A dos en particular. Por un lado, el mensaje sobre lo que aguarda a los candidatos después de la ordenación y cómo el obispo, a quien han prometido reverencia y obediencia, les va a apoyar. Después de los profundos cambios que se están produciendo en la Iglesia, es realmente una aventura la situación con la que hoy tienen que enfrentarse los sacerdotes que empiezan a serlo, muy diferente de la de hace 40 años, cuando fui ordenado.

Y, por otro lado, también un mensaje a la gente, para que no coloquen a los nuevos sacerdotes en un trono inalcanzable, sino que les expresen su solidaridad y no los dejen solos. Pero, la verdad es que en casi ninguna de las homilías se menciona la colaboración con los referentes pastorales, mientras que la santidad del servicio y la vocación sacerdotales se enfatizan fuertemente. Cuando se subraya esto, entonces todo se complica y vuelve difícil.

 

¿Qué otros puntos ha podido constatar?

Algunos temas apenas se abordan o no se tocan de ninguna manera. La tarea del sacerdote en la diaconía, por ejemplo, de cuidar de las personas necesitadas, ha sido referenciada en menos de un tercio de los textos y apenas se toca.

Incluso el problema de ser sacerdote en una Iglesia que cada vez pierde más relevancia y que debe buscar el diálogo social, prácticamente no se menciona.

Tampoco los debates sobre los cambios pastorales en las diócesis y en el servicio de la guía de los sacerdotes encuentran su lugar, o lo que significa hoy en día vivir el celibato.

También me parece importante que hablemos de la Iglesia y de los sacerdotes sin mencionar el ecumenismo y la solidaridad entre confesiones.

Son datos que me llevan a preguntar por qué los obispos no aprovechan estas oportunidades, para recordarlos como compromiso de los sacerdotes o como un mensaje dirigido a todo el pueblo de Dios.

 

Pero un obispo no puede tratar todos los temas en su homilía...

Esto es cierto, por supuesto, y los obispos también deben tomar sus propias decisiones. Las homilías de ordenación no son una conferencia de teología, sino algo que tiene mucho que ver con la sensibilidad de cada obispo. Hay muchos estilos diferentes. Pero el hecho de que estos temas no aparezcan o apenas entren en 26 homilías ya es decepcionante.

El año pasado, en el centro de las homilías impartidas en las ordenaciones, estuvieron presentes asuntos tales como la relación de los sacerdotes con Cristo, su espiritualidad y la sacramentalidad del ministerio. Son sermones fuera de tiempo que se desvanecen en lo espiritual, cosa que en estos momentos no beneficia a nadie.

 

Además de las de las diócesis alemanas, también ha analizado las homilías impartidas durante las ordenaciones de la Fraternidad de San Pío X. ¿Por qué?

En primer lugar, porque han llegado a mis manos mientras buscaba las homilías de ordenación sacerdotal en Alemania. Reconozco que entendí como posible encontrarme con algo que estuviera completamente en desacuerdo con mis convicciones teológicas. Pero la verdad es que la diferencia entre una homilía en este ambiente y la de algunos obispos católicos en Alemania no es tan grande. Esto se debe al hecho de que casi todos los sermones están fuertemente escorados hacia la espiritualidad, hacia la relación con Cristo y hacia la sacramentalidad y no sobre la situación eclesial-pastoral.

 

En la conclusión de su análisis sostiene que los obispos han perdido una oportunidad en sus homilías con motivo de las ordenaciones sacerdotales. ¿Qué quiere decir?

De hecho, me gustaría que los obispos se fijaran más en quiénes son los sacerdotes que ordenan y en la situación eclesial en la que se encuentran y qué ayudas van a prestarles. A menudo existe la idea, tanto entre los sacerdotes como en las comunidades, de que el cura debe hacerlo todo y que toda la realidad de la Iglesia depende de su actividad.

En apoyo de los sacerdotes, por lo tanto, me gustaría que el pueblo de Dios se sintiera insertado en la vida real y no los viera como una contraparte a la que asignar toda la responsabilidad cuando algo no funciona.

El rector del seminario de Fulda, Dirk Gärtner, que también es presidente de la Conferencia de Rectores de Alemania, fue uno de los primeros en leer el artículo. Me dijo que entendía lo peligroso que es que se haga tan poco hincapié en la importancia de que el sacerdote se sienta dentro de su pueblo, porque eso es lo que favorece el clericalismo.

 

 

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