viernes, 3 de febrero de 2012

¿Cómo se puede defender a los pobres estando con los poderosos?


Carta abierta a la Comunidad de San Egidio:
¿Cómo se puede defender a los pobres estando con los poderosos?


36485 - Firenze Adista
Notizie n. 3 Archivio anno 21012

Tradujo y condensó: Jesús Martinez Gordo


“¿Cómo puede organizar la Comunidad de San Egidio una marcha por la paz cuando acepta ser financiada por una empresa como “Finmeccanica”, dedicada a la fabricación y venta de armamento?”



Ésta es la pregunta, directa y explícita, que algunos ciudadanos de Florencia, católicos y no católicos, han dirigido a la Comunidad de San Egidio. Entre ellos, se encuentra el estudioso del pacifismo Alberto L’Abate; don Alejandro Santoro de la “Comunidad de las Lágrimas”; la concejala de la lista cívica “Por Otra Ciudad” Ornella de Zordo y el periodista Lorenzo Guadagnucci. Con esta pregunta quieren denunciar la contradicción en la que se encuentra el movimiento fundado por Andrea Riccardi.

Los firmantes de la carta sostienen que la Comunidad de San Egidio es una organización con el corazón “dividido” entre las armas y la solidaridad. Y lo está porque su compromiso por la paz y la solidaridad es financiado por patrocinadores que se dedican al negocio de las armas (“Finmeccanica”), a la llamada “banca armada”, es decir, a la banca que invierte en armamento (“Unicredit” e “Intesa San Paolo”) y a la industria farmacéutica (más interesada en el beneficio económico que en la salud de las personas).

Como era previsible, no ha habido respuesta de la Comunidad de San Egidio. Sin embargo, las contradicciones existen y están ahí como una losa.

He aquí el texto íntegro:

Carta a la Comunidad de San Egidio

Queridas amigas y queridos amigos de la Comunidad de San Egidio

Hemos visto que habéis organizado para el primero de enero de 2012 una marcha por la paz en varias ciudades de Italia. En Florencia habéis vinculado dicha marcha con el problema del racismo y, por tanto, queréis manifestar vuestra solidaridad con la comunidad senegalesa, recientemente agredida por el bárbaro asesino que ha matado a dos de sus miembros y herido a otros tres.

En esta ocasión, no podemos evitar formularos unas cuantas preguntas: ¿cómo es posible que la Comunidad de San Egidio organice una marcha por la paz y la solidaridad cuando -como se puede leer en la prensa- es financiada por una empresa que -como “Finmeccanica”- se dedica a la fabricación y venta de armas? ¿Cómo es posible que su fundador, Andrea Riccardi, ministro del actual Gobierno, haya aprobado la financiación de nuestras misiones y gastos militares siendo, incluso, su portavoz ante la prensa?

En estos momentos, en los que la crisis económica se la están haciendo pagar a los más pobres ¿cómo es posible que no se aproveche la ocasión para reducir los gastos militares (al menos un 5% cada año, tal y como han solicitado muchas organizaciones no gubernamentales) y se invierta ese dinero en un mayor bienestar social? Es más que evidente que una inversión de este calado facilitaría el desarrollo y aumentaría la ocupación laboral.

Sería oportuno que Andrea Riccardi recordara a los ministros, colegas suyos en el gobierno, la frase de Bonhoeffer: “Las armas matan aunque no se usen”.

Más aún, ¿cómo es posible que un miembro de una entidad religiosa como la vuestra apruebe que el gobierno italiano continúe gastando enormes cifras en armas y en guerras (por ejemplo, en Afganistán) y que no las reduzca para invertirlas en la sociedad civil? ¿Por qué, el actual gobierno, en vez de aprobar el mantenimiento de los gastos militares, no toma medidas para concienciar a la ciudadanía de lo absurdo que es este camino? ¿Por qué  no busca alternativas radicales?

Éstas son algunas de las preguntas que frecuentemente se hace el mundo del voluntariado y de la solidaridad, al que Andrea Riccardi y la Comunidad de San Egidio se enorgullecen de pertenecer.

Si hubiera habido por parte de vosotros un compromiso en este sentido nos hubiéramos sentido llamados y urgidos a participar -juntamente con los amigos senegaleses- en la marcha por la paz y la solidaridad que promovéis en Florencia.

Para acabar, queremos haceros una última pregunta: ¿vuestra comunidad cristiana recuerda las palabras de Jesús: “que vuestro sí, sea sí y que vuestro no, sea no”? Nosotros sólo podemos decir NO a la guerra y queremos mantenernos en esa negativa firmes como piedras.

Os saludamos cordialmente, esperando poder encontrarnos algún día en este camino.

Alberto L’Abate, Carlo Maria Boni, Tiziano Cardosi, Pietro Maffezzoli, Pierluigi Ontanetti, Mariapia Passigli (han firmado esta carta posteriormente: Myriam Bartolucci, Francesco Benvenuti, Moreno Biagioni, Franca Bonichi Rastrelli, Ornella De Zordo, Tommaso Grassi, Lorenzo Guadagnucci, Isabella Horn, Camilla Lattanzi, Luca Lovato, Lapo Miccinesi, Roberto Pelozzi, Luisa Petrucci, Mariateresa Saltarelli, Alessandro Santoro, Sandro Targetti, Riccardo Torregiani).

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