Carta abierta a la Comunidad de San Egidio:
¿Cómo se puede defender a los pobres estando con los
poderosos?
36485 - Firenze Adista
Notizie n. 3 Archivio
anno 21012
Tradujo y condensó:
Jesús Martinez Gordo
“¿Cómo puede organizar la Comunidad de San Egidio una
marcha por la paz cuando acepta ser financiada por una empresa como “Finmeccanica”,
dedicada a la fabricación y venta de armamento?”
Ésta es la pregunta,
directa y explícita, que algunos ciudadanos de Florencia, católicos y no
católicos, han dirigido a la
Comunidad de San Egidio. Entre ellos, se encuentra el
estudioso del pacifismo Alberto L’Abate; don Alejandro Santoro de la “Comunidad
de las Lágrimas”; la concejala de la lista cívica “Por Otra Ciudad” Ornella de Zordo
y el periodista Lorenzo Guadagnucci. Con esta pregunta quieren denunciar la
contradicción en la que se encuentra el movimiento fundado por Andrea Riccardi.
Los firmantes de la
carta sostienen que la
Comunidad de San Egidio es una organización con el corazón
“dividido” entre las armas y la solidaridad. Y lo está porque su compromiso por
la paz y la solidaridad es financiado por patrocinadores que se dedican al
negocio de las armas (“Finmeccanica”), a la llamada “banca armada”, es decir, a
la banca que invierte en armamento (“Unicredit” e “Intesa San Paolo”) y a la industria
farmacéutica (más interesada en el beneficio económico que en la salud de las
personas).
Como era previsible, no
ha habido respuesta de la
Comunidad de San Egidio. Sin embargo, las contradicciones existen
y están ahí como una losa.
He aquí el texto íntegro:
Carta a la
Comunidad de San Egidio
Queridas amigas y
queridos amigos de la
Comunidad de San Egidio
Hemos visto que habéis organizado
para el primero de enero de 2012 una marcha por la paz en varias ciudades de Italia.
En Florencia habéis vinculado dicha marcha con el problema del racismo y, por
tanto, queréis manifestar vuestra solidaridad con la comunidad senegalesa, recientemente
agredida por el bárbaro asesino que ha matado a dos de sus miembros y herido a
otros tres.
En esta ocasión, no
podemos evitar formularos unas cuantas preguntas: ¿cómo es posible que la Comunidad de San Egidio organice
una marcha por la paz y la solidaridad cuando -como se puede leer en la prensa-
es financiada por una empresa que -como “Finmeccanica”- se dedica a la
fabricación y venta de armas? ¿Cómo es posible que su fundador, Andrea Riccardi,
ministro del actual Gobierno, haya aprobado la financiación de nuestras
misiones y gastos militares siendo, incluso, su portavoz ante la prensa?
En estos momentos, en
los que la crisis económica se la están haciendo pagar a los más pobres ¿cómo
es posible que no se aproveche la ocasión para reducir los gastos militares (al
menos un 5% cada año, tal y como han solicitado muchas organizaciones no
gubernamentales) y se invierta ese dinero en un mayor bienestar social? Es más
que evidente que una inversión de este calado facilitaría el desarrollo y aumentaría
la ocupación laboral.
Sería oportuno que
Andrea Riccardi recordara a los ministros, colegas suyos en el gobierno, la
frase de Bonhoeffer: “Las armas matan aunque no se usen”.
Más aún, ¿cómo es
posible que un miembro de una entidad religiosa como la vuestra apruebe que el
gobierno italiano continúe gastando enormes cifras en armas y en guerras (por
ejemplo, en Afganistán) y que no las reduzca para invertirlas en la sociedad
civil? ¿Por qué, el actual gobierno, en vez de aprobar el mantenimiento de los
gastos militares, no toma medidas para concienciar a la ciudadanía de lo absurdo
que es este camino? ¿Por qué no busca alternativas
radicales?
Éstas son algunas de las
preguntas que frecuentemente se hace el mundo del voluntariado y de la
solidaridad, al que Andrea Riccardi y la Comunidad de San Egidio se enorgullecen de
pertenecer.
Si hubiera habido por
parte de vosotros un compromiso en este sentido nos hubiéramos sentido llamados
y urgidos a participar -juntamente con los amigos senegaleses- en la marcha por
la paz y la solidaridad que promovéis en Florencia.
Para acabar, queremos haceros
una última pregunta: ¿vuestra comunidad cristiana recuerda las palabras de
Jesús: “que vuestro sí, sea sí y que vuestro no, sea no”? Nosotros sólo podemos
decir NO a la guerra y queremos mantenernos en esa negativa firmes como
piedras.
Os saludamos
cordialmente, esperando poder encontrarnos algún día en este camino.
Alberto L’Abate, Carlo
Maria Boni, Tiziano Cardosi, Pietro Maffezzoli, Pierluigi Ontanetti, Mariapia
Passigli (han firmado esta carta posteriormente: Myriam Bartolucci, Francesco
Benvenuti, Moreno Biagioni, Franca Bonichi Rastrelli, Ornella De Zordo, Tommaso
Grassi, Lorenzo Guadagnucci, Isabella Horn, Camilla Lattanzi, Luca Lovato, Lapo
Miccinesi, Roberto Pelozzi, Luisa Petrucci, Mariateresa Saltarelli, Alessandro
Santoro, Sandro Targetti, Riccardo Torregiani).
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