Voz de esperanza
y de liberación en el desierto (Jn 1, 6-8. 19-28)
Hoy tendríamos necesidad de un Juan Bautista. Tenemos la impresión que el mundo es un desierto y se hace cada vez más un desierto: se lee un periódico, se escucha la radio, y no se oye hablar sino de drogas, de violencia, de pornografía... O estamos en el fin del mundo, o debe darse un renacimiento espiritual, un cambio radical en los hombres. Tal vez se requeriría un milagro...
Lo malo es que no se sabe de qué parte debe venir este milagro, porque en la Iglesia faltan santos y profetas, y porque hay demasiados evange-lizadores mediocres, y eso desanima a muchos. Ser como Juan Bautista hoy significa tener el valor de ser una voz en el desierto; en el desierto del mundo, y también en el desierto de nuestras comunidades cristianas, que deben ser despertadas a su profetismo, como Juan.
El Adviento, tiempo de conversión y esperanza, debería llevarnos a una revisión de vida en nuestras comunidades; si nos inquietan, como el Bautista, haciéndonos ver nuestra responsabilidad y solidaridad en los males de la sociedad, o si de hecho son un modo de evasión del desierto, para darnos el consuelo de una religión marginada. No debemos dejar el desierto del mundo; no debemos hacernos como el desierto; debemos ser una voz de esperanza y de liberación en el desierto. (Puebla 161).
Juan Bautista no quiso identificarse con Jesús, aunque no le era difícil hacerlo. Comprendía perfectamente cuál era su misión: preparar la venida decisiva del Señor. Solo El es capaz de transformar el desierto, y de hacer ese milagro por el bautismo del Espíritu, que renueva la faz de la tierra. La misión del Bautista —y la de nuestras comunidades— es ser testigos de Jesús que viene, aunque este testimonio sea a menudo como una voz en el desierto. "Juan vino como testigo para hablar de la luz, para que todos creyeran por medio de lo que él decía. Juan no era la luz: era solamente un testigo enviado para hablar en favor de la luz. La luz verdadera, que alumbra a todos los hombres, estaba llegando al mundo".
Que nuestro Adviento sea la esperanza y el compromiso en hacer que la luz ilumine y transforme el desierto.
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