Sin duda, ver casi 16.000 jóvenes reunidos con un mismo fin es impactante. Solo los grandes artistas, o grandes espectáculos deportivos, cuelgan el ‘sold out’ en un lugar tan emblemático como es el WiZink Center, y las entradas son vendidas en menos de dos días, al estilo de los grandes artistas musicales.
Fuente: Vida Nueva Digital
Tribuna
18/01/2024
El evento al que me refiero no es otro que el concierto que celebró el grupo Hakuna, el pasado 6 de enero en dicho lugar, cuyo título era ‘Capricho’ (no de nadie, sino, según confesaban: se sentían ellos capricho de Dios, y Dios es su capricho). Acudí como un espectador VIP y agraciado, por casualidades y gentileza de una persona que compartió sus entradas para que pudiera vivir esta realidad de cerca que era una novedad para mí.
Un mismo sentir
Al llegar, tarde, me impresionó el espacio, que no conocía, el montaje en el que me sumergía, los medios técnicos, la iluminación, el sonido, la inmensidad del conjunto de seguidores, que, enseguida percibí como devotos, que participaban de un mismo sentir, y no sólo de un mismo cantar. A lo largo del concierto, la emociones que fui sintiendo fueron muchas. Si tuviera que elegir palabras, podría subrayar las siguientes: impresionante, entusiasmo, número, identidad explícita, convencidos, animados, disfrutones, educados, uniformados, fans…
Introducirse en el significado de este evento en esta fecha tan importante y característica como es la manifestación del Dios Encarnado a todo el género humano, fue para mí un momento de oración y gracia, que llegó a su culmen en mi interior cuando escuché en directo el villancico, desde su conexión con Cáritas Española[1], “Desde el cielo”.
Desde el cielo, hasta la tierra, me surgían interrogantes y cuestiones, a mí, que he caminado con jóvenes, a lo largo de mi vida ministerial, desde 1981, en distintos ámbitos y contextos. Estoy acostumbrado a entender la pastoral juvenil en clave de proceso, de encuentro, muy marcado por la singularidad y la minoría, en medio de un contexto que ha ido avanzando en secularización y quizás también en paganismo. Al contrastar con ese evento, más similar con una Jornada Mundial de la Juventud, sentía la alegría del signo, de ver cómo tantas personas se reúnen en nombre de Dios, y cantan y se alegran de su común fe y lo presentan ante el mundo como una oferta de sentido más, pero eso mismo me generaba interrogantes y dudas que quiero mencionar y compartir sin ánimo de poner en duda el gran soplo de unción y animación que se hace patente en ese movimiento.
Éxito reconocido
Esta realidad comenzó tras la JMJ de Río de Janeiro en 2016, configurándose como una asociación privada de fieles desde el año 2017 en la Archidiócesis de Madrid, y que, desde entonces, no ha dejado de crecer exponencialmente en distintas diócesis españolas sin una aparente organización institucional, y en otros países, junto a la fundación que tiene el mismo nombre.
Lo que comenzara como una experiencia de unos pocos jóvenes y un sacerdote inspirador del movimiento, José Pedro Manglano, hoy es una realidad exitosa que reclama admiración, comparación e imitación, por parte de muchos sectores eclesiales y parece proponerse como el modelo de una pastoral juvenil actual, afirmando que tiene éxito.
Realidad nueva
En la sociedad del impacto, del like, y del follower, vemos que Hakuna se presenta como una realidad nueva y referencial para el mundo católico. Aparece como una propuesta firme y convincente frente a la secularidad y el aparente fracaso de las pastorales sencillas y cotidianas de parroquia y movimientos, cuyos adeptos, no son tan numerosos. Son numerosas las personas que se “pringan” convencidas, de que, a través del movimiento, encuentran la fe y el “abrazo” directo de Dios, a través de la “sonrisa”; el “vivir de rodillas” abrazando, y “compartiriendo” vida y “adoraciones” están combatiendo esta secularización y una recristianización de la sociedad.
Enmarcado este contexto, quisiera invitar a la profundización y no sólo a la apariencia, del éxito de masas, que nos recuerda a nostalgias de tiempos de una sociedad en la que ser ciudadano y católico iban muy de la mano.
Ser fuertes
Valorando el anuncio explícito de Jesucristo como salvador en la intimidad existencial del individuo, considero que al contrario que ocurre en un concierto de otro artista, en el que caben personas con distintas ideologías, convicciones, sensibilidades y niveles sociales, aquí me pareció observar la sensación de ser fuertes y muchos en esta sociedad, no como un diálogo e interpelación, sino como alternativa a la falta de sentido y luz. Eso me hace preguntarme si es un primer anuncio, y si nos lleva realmente al encuentro con jóvenes en la realidad de sus propias vidas, tan plurales y diversas, en sus angustias, pobreza, posibilidades, dudas y divergencias. Más bien parecía un encuentro de convencidos para reafirmarse en lo que vienen haciendo y sintiendo, que no me parece poco.
Está claro que la imagen es importante, que el modo en el que presentemos algo ante los demás, tiene mucha importancia en su éxito o fracaso, así, el marketing, la imagen corporativa de pertenencia a un determinado grupo, nos puede unir o separar. La estética de los jóvenes que percibí, me parecía muy similar, y me cuestionaba a confrontar si la uniformidad, es el camino del anuncio y del encuentro, más allá de los signos, que nos ayudan, pero no nos determinan.
El uso de un determinado argot, la compra de un merchandinsing, una serie de libros muy determinados o lecturas recomendadas tiene el peligro de formar un grupo cerrado, en el que si no te identificas con esa serie de elementos, te aíslas, y acabas saliendo de él. En el Evangelio, Jesús forma un grupo tan diverso, gente de distinto nivel cultural y social, que seguramente llamaría la atención de los que lo vieran desde fuera. Jesús en su llamada no se fija en apariencias externas, más bien, ve en cada uno su situación y singularidad. La clave de la uniformidad dirigida no es propia de la evangelización, otra cosa muy distinta es la unidad que vamos logrando en el camino de construir una historia dese el pensar, el sentir y el actuar de Cristo. Por eso habrá que está muy atento a los pasos y caminos de esta organización dirigida a jóvenes actuales.
He oído comentarios buenos de personas muy cercanas, que más o menos se identifican y gozan con este movimiento con implicación y cierta pertenencia, afirmando que lo bueno es que está organizado, pero no se ve la organización, que ahí no hay nombres singulares, ni personalismos, sino que todo es común. Esto me chocaba al ver el evento, aquello no funciona de esa manera sino hay una gran organización detrás con dimensiones sociales, económicas, etc. Comparto tarea en un movimiento juvenil donde se intenta cuidar el protagonismo de los jóvenes y desde ahí no creo que sean los adolescentes y jóvenes de esta asociación los que estén detrás de estos dinamismos y organización de encuentros, eventos, sedes, lugares de referencia, merchandinsing… Entiendo que están muy apoyados por una organización fuerte, lo cual no me parece mal pero debe ser evidente y claro, y había colaboraciones que no sé si son los apoyos a los que me refiero, como el emblema del CEU.
Transparencia total
En estos temas de orientación e institución considero que es muy bueno la transparencia total en los elementos organizativos y personas e instituciones implicadas porque todo eso forma parte de la identidad y de la pertenencia. Sobre todo, si es un movimiento que se presenta en las distintas diócesis, parroquias, etc. Recientemente todos los movimientos de acción católica española tuvieron que pasar un proceso demandado por los obispos acerca de su proyecto evangelizador y modo de organización, siendo movimientos identificados diocesanamente y con estatutos aprobados por la misma conferencia episcopal. Todos hicimos revisión y elaboramos los documentos para clarificarnos en el momento actual. Entiendo que Hakuna también habrá de situarse canónicamente y estatuariamente con claridad, en su ser eclesial, así como su proyecto evangelizador.
Siempre habremos de atender con cuidado en nuestras pastorales, también en la juvenil, todo lo que tiene que ver directamente con la eclesiología para saber cómo nos situamos en la Iglesia y para ello clarificar mucho nuestro lugar en su organización comunitaria en los distintos niveles. Del mismo modo necesitamos estar atentos a las metodologías y medios que utilizamos en la espiritualidad, que en este caso se manifiesta muy ligada a la adoración eucarística fuera de la propia celebración de la eucaristía. No vale cualquier teología eucarística ni explicación aislada de la presencia real de Cristo en la hostia consagrada, deshistorizada y desencarnada. Será fundamental el tipo de catecumenado de proceso de formación que tengan programado.
Sin uniformidad
Como decía antes me recordaba el acto, hasta en su coreado “…aquí está la juventud del Papa”, a los encuentros de la JMJ. Últimamente se nos ha llamado con razón a clarificar que los encuentros no eran del papa, sino de la juventud y que el Papa se unía a ellos. En este sentido la pastoral juvenil hoy tiene el reto de encontrarse y caminar juntos. Alguna canción que entonaron hablaba del “todos somos uno”, pero considero que el tema de la unidad habremos de trabajarlo concienzudamente, sin uniformidad, pero con sinodalidad y corresponsabilidad en las claves de una pastoral que sea acorde las claves que nos están inspirando los documentos pastorales que vamos recibiendo en la iglesia y que nos invitan a hacer una pastoral de la alegría del evangelio, del cuidado de la tierra, de la fraternidad universal, de la igualdad humana y la ecología integral, de la paz, lucha contra la pobreza….
De todos modos, lo más esencial ha de ser realmente aquello de lo que todos hablamos de encuentro personal y comunitario con Cristo, que no es algo sino alguien. En este sentido estoy convencido que los caminos de iniciación vienen en márgenes de encuentros y de vivencias reales, están en la propia existencia, en la sed de vida y en la provocación de invitación a una novedad no sospechada. La humanidad, a veces dormida, tiene sueños por los que vivir y estar despierta.
Poner nombre a la realidad
No se producirá el encuentro en la norma, ni siquiera en la doctrina formal, ni en la liturgia heredada sin más, será el espacio y el tiempo compartido el que nos vaya ayudando a poner nombre a la realidad y a nosotros mismos. En el centro de todo ha de estar la persona, con sus sueños y aspiraciones, la historia con sus posibilidades y dificultades, y la comunidad como lugar de equilibrio y madurez en lo afectivo y en lo humano. En este proceso de baño de realidad vivida es donde aparecerá la posibilidad del Evangelio como una clave de referencia para encontrar plenitud e iluminación en las cosas de cada día. Será el descubrimiento del Evangelio en el vivir de cada día el que marque horas sagradas inolvidables, doctrinas inconmovibles y liturgias llenas de emoción y luz.
No es un momento desapropiado el que estamos viviendo, es tiempo de gracia, de horas únicas, la sociedad necesita lo ordinario con profundidad, hacer de las horas lugar de encuentro y humanidad. Hakuna es un signo claro del hambre y la sed de trascendencia que hay en lo humano y de la necesidad de recorrer caminos nuevos, por eso el cuidado del proceso ha de ser vital para no querer anclarnos en lo pasado sin aceptar el reto de proyectos de vida integrales a la luz del evangelio. No se trata de recuperar, defender o conservar, sino de aceptar el reto de lo nuevo y de la vida en el mundo en el que vivimos y al que no estamos llamados a jugar sino a amar y complicarnos con su salvación.
Pastorales de iniciación
Los que trabajamos en estas pastorales de iniciación hemos de tener muy presente que los niños y los jóvenes se admirarán si ven en nosotros esos referentes de buscadores inquietos que no se conforman con lo seguro, sino que se abren con esperanza y con novedad en cada ocasión presentada para vivir lo más humano en comunión con lo divino encarnado. El descubrimiento de Jesús de Nazaret en el camino de la propia vida marcará un momento de nacimiento y de verdad de nosotros mismos que hará que no olvidemos nunca la hora, el kairós de nuestra salvación. Cuando eso ocurra nuestro nombre será nuevo porque nuestra mirada estará enraizada en la buena nueva del Evangelio de la salvación y nuestros juicios se realizarán con las entrañas de ese Maestro de la verdad y el amor. Nos llamarán cristianos.
En conclusión, agradezco la oportunidad de estar en vivo en un encuentro de esta magnitud de Hakuna en Madrid, lo recibí como regalo de reyes, poder ser espectador invitado y gozoso del evento. Felicito la organización del acto y su éxito. Pero me reafirmó en preguntas e interrogantes, de los que he comentado algunos, pero que son necesarios en todos los movimientos juveniles cristianos, y que en este tan joven y carismático de Hakuna creo que lo es de un modo especial. Había leído, comentado, escuchado comentarios de todo tipo, después de este encuentro festivo me he atrevido a compartir algunas consideraciones. Gracias y a seguir haciendo discernimiento. Nos necesitamos todos y todos estamos interconectados.
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